A mediados del siglo XIV, unos 150 años antes del histórico viaje de Cristóbal Colón, ya había rumores en Italia de la existencia de una tierra desconocida al oeste de Groenlandia. Así lo anotó el fraile milanés Galvano Fiamma en su Cronica universalis, un texto medieval del que solo ha sobrevivido una copia y que pertenece a un coleccionista estadounidense —lo compró en una subasta de Christie's en 1996 por 14.950 dólares—. La obra inédita acaba de ser estudiada por un equipo de investigadores de la Universidad de Milán, que ha encontrado "una asombrosa referencia" a Marckalada (sic), "reconocible como el Markland mencionado por algunas fuentes islandesas" de la época vikinga. Los especialistas en la historia nórdica han identificado este lugar como una parte de la costa atlántica de América del Norte.
Es decir, se trata de la primera mención del continente americano en la región mediterránea, y provoca un salto temporal enorme con el descubrimiento colombino de 1492: los artífices del hallazgo, publicado en la revista Terrae incognitae, apuntan que el dominico tuvo que escribir esta obra en torno a 1340. ¿Cómo pudo haber recabado esta información? La principal hipótesis es que Fiamma, un conocido cronista que mantuvo contacto con la ciudad de Génova a lo largo de su vida, escuchó estas historias de boca de los marineros que comerciaban con las regiones del norte de Europa.
El texto del fraile historiador, según la traducción que han realizado los investigadores, dice así: "Los marineros que surcan los mares de Dinamarca y Noruega dicen que más allá de Noruega, hacia el norte, se encuentra Islandia. Más allá hay una isla llamada Groenlandia; y más al oeste hay una tierra que se llama Marckalada. Los habitantes del lugar son gigantes: hay edificios de piedras tan grandes que ningún hombre podría ponerlos en su lugar, si no gigantes muy grandes. Allí crecen árboles verdes y viven muchos animales y pájaros. Pero nunca ha habido ningún marinero que haya podido conocer con certeza noticias sobre esta tierra y sus características".
La noticia de la existencia de tierras más allá del Atlántico nunca se había documentado hasta ahora fuera de Escandinavia. Según las sagas nórdicas, como la de Erik el Rojo, unas historias confirmadas por la arqueología, los vikingos llegaron a Terranova, a la que llamaron Vinlandia, en torno al año 1000 —el primer viaje al llamado Nuevo Mundo habría sido liderado por Leif Erikson y no por Cristóbal Colón—. En concreto, Markland se ha identificado como una zona más al norte, más próxima a Groenlandia. Esas travesías se habrían dado a conocer, por lo tanto, a través del boca a boca de los navegantes que comerciaban a lo largo de la costa atlántica europea.
Publicación del texto
"Este asombroso descubrimiento es la primera referencia que circula en el Mediterráneo sobre el continente americano, y si Colón estuvo al tanto de lo que sabían estos marineros le pudo haber convencido de emprender su viaje", ha valorado Paolo Chiesa, profesor de literatura medieval en la Universidad de Milán y director del proyecto. La posibilidad de que el almirante genovés buscase esas tierras desconocidas de forma intencionada no se sostiene con el hecho de que hasta el mismísimo día de su muerte, el 20 de mayo de 1506, defendió cabezudamente que había llegado a Asia y no a lo que sería bautizado como América.
"La mención de América es solo una de las sorpresas que se escondía la Cronica universalis de Galvano Fiamma, aunque probablemente sea la más asombrosa", ha añadido el investigador del Departamento de Estudios Literarios, Filológicos y Lingüísticos de la Universidad de Milán. "Se trata de una obra inédita, sobre la que construimos un proyecto educativo en el que han colaborado varios alumnos realizando la traducción del manuscrito y la interpretación limpia del texto. Ellos han aprendido mucho de esta experiencia y ahora también tienen la satisfacción de ver que su trabajo se salda con un resultado científico sorprendente".
La parte de la crónica medieval que contiene la mención de América fue traducida por Giulia Greco, doctorando en la Universidad de Trento. "El manuscrito está elaborado en una escritura gótica del norte de Italia, no siempre fácil de descifrar. Además de la transcripción de la parte del texto que le fue asignada, cada alumno tuvo que identificar las fuentes utilizadas por Galvano para la información que recogió. Para la frase 'americano', en particular, no se han identificado fuentes de libros, por lo que hay que creer a Galvano cuando dice que estaba recogiendo información oral", ha señalado la investigadora.
La próxima fase del proyecto de investigación consiste en la publicación de la Cronica universalis en su totalidad, un trabajo de edición coordinado por Federica Favero. "El manuscrito se conserva en Estados Unidos y es de propiedad privada. Por lo tanto, era necesario ir al sitio: el propietario nos autorizó a fotografiar todo el códice y trabajamos sobre la base de estas fotografías", ha detallado. "Ahora se trata de estandarizar las transcripciones producidas por las tesis a un modelo editorial científico, de profundizar en los puntos oscuros restantes y aportar al texto el comentario necesario; una vez hecho esto, la Cronica universalis estará disponible para todos, como se merece". Una obra que puede cambiar la historia.