Tras una decepcionante primera temporada, la serie de El Cid acaba de estrenar los cinco capítulos de su segunda entrega. La producción original de Amazon Prime Video, con los personajes y las tramas ya situadas, brinda ahora más acción y dramatismo, impulsada por la fratricida guerra entre Sancho, Alfonso y García, los hijos del fallecido Fernando I de Castilla, que se rifan los reinos legados por su padre. Sin embargo, a pesar de la innegable mejoría, la sensación final resulta similar: ni el guion ni el montaje acaban de cuajar teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece el tema.
Como ya se hizo con el estreno de la serie, EL ESPAÑOL analiza en este artículo, de la mano de David Porrinas González, autor del exitoso El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra (Desperta Ferro), la mejor biografía publicada sobre el valeroso caballero Rodrigo Díaz de Vivar, los acontecimientos históricos que se narran en esta segunda temporada. Aunque se trate de una obra de ficción, resulta un ejercicio necesario para desentrañar la intrincada realidad de un personaje tan distorsionado por la leyenda y de ese belicoso siglo XI del que han sobrevivido escasas fuentes (A partir de aquí, spoilers).
"Los principales acontecimientos históricos de ese momento están representados, luego los creadores de la serie se han permitido determinadas licencias en algunas intrigas y relaciones entre los personajes", introduce el doctor en Historia Medieval por la Universidad de Extremadura. "De esa guerra entre hermanos que estalla sobre todo a raíz de la muerte de reina Sancha, es muy poco lo que se sabe. Normalmente los cronistas tienen a atribuir el origen de la contienda a la ambición de Sancho y a su carácter iracundo. Y así es como lo han reflejado".
En los cinco episodios aparecen reflejados tres lances bélicos, y en todos ellos empuña su espada el Cid Campeador. El primero de ellos enfrenta a Sancho II de Castilla con su hermano García, rey de Galicia, a quien derrota y apresa. David Porrinas señala que la primera fuente que habla de esa batalla, que no tiene ni nombre ni escenario definidos, es la Estoria de España de Alfonso X, redactada doscientos años más tarde de los hechos, en la segunda mitad del siglo XIII. "Se sabe muy poco: que Sancho se hace con el reino de Galicia y García se ve obligado a exiliarse; más tarde regresaría a su tierra y ahí sí fue apresado, pero por Alfonso VI, ya con Sancho muerto", apunta el historiador.
La siguiente contienda que aparece en la ficción es la de Golpejera (1072), donde los castellanos capturan al rey de León después de ser derrotados en el campo de batalla. En realidad, las tropas de Sancho derrotaron en el lance directo a las de Alfonso, como habían hecho cuatro años antes en Llantada. Según confirma Porrinas, en la serie se mezclan aspectos de ambos choques, las primeras experiencias militares de Rodrigo Díaz de Vivar y en las que ostentó una función similar a la de alférez, portando el estandarte de su señor, o incluso comandando a la hueste castellana. Los relatos juglarescos, como la Chronica Naierensis, lo imaginan desempeñando un papel fundamental e incluso salvando a su señor gracias a sus habilidades caballerescas.
Las consecuencias de Golpejera fueron muy importantes: Alfonso fue desterrado a Toledo, taifa que pagaba tributos al reino de León, junto a su tutor Pedro Ansúrez. "Fue su gran soporte nobiliario, debería aparecer en la serie", aprecia el experto cidiano. El monarca leonés, por lo tanto, no se escapó con la ayuda de su hermana Urraca y del obispo, como dramatiza la producción audiovisual. Según algunos textos medievales posteriores a los hechos, el monarca sí se habría convertido en monje en Sahagún, un monasterio al que enriqueció y otorgó fueros.
La tercera batalla, con la que se cierra esta segunda temporada de El Cid, es el asedio de Zamora, que se prolongó durante varios meses en 1072 y en la que se registra un acalorado choque entre Sancho y el caballero. "No hubo disputas entre ellos que se sepa. Los testimonios coinciden en el aprecio mutuo que ambos se tenían. Rodrigo era un protegido del rey, como su principal capitán, y estuvo presente en el cerco hasta que el rey muere asesinado por Vellido Dolfos", explica David Porrinas, y aplaude que los productores hayan utilizado armas de época como almajeneques y un ariete con una protección llamada gata para representar el asalto a las murallas de la ciudad. De hecho, el Campeador formó parte del cortejo fúnebre que trasladó el cuerpo real al monasterio de San Salvador de Oña, en Burgos.
Urraca, manipulada
Como producto de ficción, la serie se permite modificar diversas cuestiones históricas, como la ejecución de los ceremoniales de coronación y de investidura caballeresca regia —no están documentados hasta finales del siglo XII—, los inicios de la relación amorosa entre el Cid y Jimena, el personaje de la esposa de Sancho —en realidad se llamaba Alberta y no está claro su origen— o la muerte de la reina Sancha, asesinada de forma inverosímil por su hija Urraca, la protagonista favorita de David Porrinas, a quien sí han llamado para asesorar a los guionistas en esta segunda temporada.
Mencionando a Urraca de León, ¿pudo llegar a tener tanto poder en la sombra como se sugiere en El Cid? "Entra dentro de las posibilidades porque era un personaje muy inteligente y muy influyente en su hermano Alfonso, que precisamente va a llamar a su primogénita Urraca", responde el historiador. "Fue la primera reina titular, coronada, de la Europa medieval, pero también un personaje muy manipulado y distorsionado por cronistas posteriores, de los círculos de la Iglesia, que resaltaron su supuesta lujuria y maldad. Era una mujer prudente, sabia y bella".
Un detalle que le ha gustado al experto cidiano, reflejo del contexto histórico de la época, es apreciar el gozo que produce en los musulmanes que los cristianos se maten entre sí. "De eso hablan los cronistas de la época, y además condenan que se estén produciendo esas guerras intracristianas porque es una oportunidad que se le puede estar dando a los musulmanes, que es el verdadero enemigo. Se interpretan como un momento de debilidad para la cristiandad", asegura.
Respecto a la figura del Cid, Porrinas opina que la actuación de Jaime Lorente "cada vez va siendo más creíble" y que ya se va viendo a un caballero "más maduro, que deja atrás la inocencia adolescente y comienza a descubrir cómo funciona el mundo". Y eso que hasta ahora apenas se ha recreado la parte de la biografía más desconocida del Campeador. "Queda lo mejor todavía", cierra el historiador. "Cuando más empezamos a saber de Rodrigo Díaz es a partir de su primer destierro, cuando empieza a servir a los taifas de Zaragoza: guerrea contra Aragón, contra los condes de Barcelona, contra los musulmanes de Lérida; y vive allí articulando un ejército híbrido con su propia mesnada y las tropas zaragozanas. Puede ser muy chula esa tercera temporada".