La cueva cántabra de La Garma ha sido escenario de un nuevo hallazgo arqueológico con la localización de unas huellas de pies de niños en una zona de suelo arcilloso, que podrían tener unos 16.500 años de antigüedad.
El vicepresidente regional y consejero de Universidades y Cultura, Pablo Zuloaga, y los directores de la excavación, Roberto Ontañón y Pablo Arias, han presentado este nuevo descubrimiento en La Garma, una cueva declarada Patrimonio de la Humanidad en 2008 por la UNESCO, y que no deja de sorprender a los investigadores tras más de 25 años de trabajos en su interior, han destacado.
La Garma, más que una sola cueva es un sistema de cavidades en vertical como si se tratara de un edificio de nueve plantas, unas conectadas entre sí y otras no, con pinturas rupestres y un suelo rico en vestigios del Paleolítico gracias a asentamientos prehistóricos.
Zuloaga ha subrayado que se trata de uno de los "estandartes" del patrimonio arqueológico de Cantabria y uno de los yacimientos "más importantes a nivel mundial" del Paleolítico y ha reivindicado que este último hallazgo "es una prueba más de que La Garma es extraordinaria". "La Garma es infinita", ha apostillado.
Ontañón ha relatado que las huellas se descubrieron a principios de abril en una galería que había pasado inadvertida para los investigadores durante años al estar en un lugar de difícil acceso, a varios metros de altura por encima de la galería inferior, que es donde se efectúan los trabajos principales.
El acceso resultó tan complicado que los investigadores que entraron en esta galería tuvieron que ir acompañados por espeleólogos profesionales. En el interior, en una zona de suelo arcilloso, localizaron tierra removida en la que se podía apreciar huellas de dedos humanos y junto a estos montones vestigios de pies de niños descalzos, en algunos casos solo con marcas de los talones y en otros del pie completo.
Más investigaciones
Estas trece huellas, que se estima que por su tamaño pudieran corresponder a niños de entre 6 y 7 años de edad, van en dirección de ida y vuelta hacia los montones de arcilla y el hecho de que muchas sean solo de los talones, como si los pequeños andasen "sin pisar o como si no quisiesen mancharse los pies", hace pensar a los investigadores que podría tratarse de un juego.
Lo siguiente será intentar aclarar a cuántos niños corresponden esas huellas, porque parece que inicialmente son más de uno, ha explicado Roberto Ontañón, quien también dirige el Museo de Arqueología y Prehistoria de Cantabria. Y a partir de ellas se tratará también de reproducir sus rasgos físicos y su comportamiento, ha destacado Pablo Arias, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria.
La situación del hallazgo, a más de 300 metros de la zona donde establecieron asentamientos paleolíticos y en el interior de la cueva, hace que tampoco se descarte que la galería tuviese un acceso directo del exterior.
En breve, ha indicado Arias, se procederá a documentar con técnicas geomáticas (levantamiento topográfico mediante láser escáner, fotogrametría, fotografía en alta resolución y restitución en 3D del conjunto) este conjunto arqueológico, del que ha destacado que se conocen muy pocos similares.
Existe uno de semejantes características en la cueva de Tuc d'Audobert, en el Pirineo francés, con rastros de pisadas humanas que incluyen también niños, algunas de ellas de talones, que se atribuyen al periodo Magdaleniense medio, con unos 16.500 años de antigüedad, mismo período al que corresponden las de La Garma.