El colapso de la Edad del Bronce: una catástrofe similar a la caída del Imperio romano
Un libro recoge los momentos apocalípticos de la historia como una propuesta para reflexionar sobre el futuro que le espera al mundo actual.
3 noviembre, 2020 02:20Noticias relacionadas
En algún momento comprendido entre los años 1250 y 1100 a.C. se registró el llamado "colapso de la Edad del Bronce". Fue un fenómeno extraño, difícil de identificar en sus causas, pero que muchos historiadores han equiparado a las transformaciones provocadas por la caída de la Antigua Roma, a partir del siglo V. Una época dorada de comercio, riqueza, cultura, comunicaciones y refinamiento militar de grandes potencias mutó en una drástica desintegración, dando origen a entidades políticas de menor tamaño y opulencia y a una "edad oscura".
Desapareció la civilización micénica, que había erigido un mundo de espectaculares palacios en el mar Egeo; en Anatolia se hundió el Imperio hitita, que controlaba gran parte de la actual Turquía y los territorios que iban más al sur, llegando hasta Siria; la Dinastía XX fue la última del Imperio Nuevo del Antiguo Egipto, concluyendo su etapa de mayor esplendor con la pérdida de las colonias y el descenso de la alfabetización; el empleo de la escritura se vio reducido enormementeen Grecia...
Para Robert Drews, un historiador especializado en este periodo, el final de la Edad del Bronce supuso uno de los puntos de inflexión más terribles de la historia, una calamidad que significó la destrucción de casi todas las ciudades importantes del Mediterráneo oriental. "Fue probablemente el peor de desastre de la historia antigua, aún más catastrófico que el colapso del Imperio romano de Occidente", señala. Pero más allá de las consecuencias, lo realmente complicado es identificar el porqué de ese acontecimiento o serie de sucesos que generaron un terremoto social, político y económico.
Una interesante síntesis la ofrece el periodista estadounidense Dan Carlin, conocido por su exitoso y premiado podcast Hardcore History, en su libro El fin siempre está cerca (Debate), donde reúne una colección de momentos históricos apocalípticos —las guerras mundiales, las grandes epidemias, el derrumbe del Imperio asirio, etcétera— para enfrentar al lector a una escalofriante pregunta: ¿acabará nuestro mundo en ruinas como les sucedió a las antiguas civilizaciones?
Sobre el episodio prehistórico, Carlin asegura que la Edad del Bronce "se desplomó desde las alturas como un crac del mercado bursátil". "La mayoría de los estados que sobrevivieron a la época emergieron como boxeadores llenos de cardenales que hubiesen superado un combate extenuante: con un poder y una influencia disminuidas, a veces de forma permanente", añade.
Las causas
Hay diferentes teorías sobre cómo se registró ese traumático colapso de la Edad del Bronce, pero todas encuentran flaquezas. Por ejemplo, la cadena de acontecimientos podría descubrir su origen en las actividades invasoras, piráticas y migraciones de los conocidos como pueblos del mar, que violentaron a los gobernantes de Egipto según las fuentes antiguas, pero algunos expertos esgrimen que estos ataques no serían más que la respuesta a otras circunstancias como hambrunas o las sequías provocadas por el cambio climático.
Tampoco los terremotos, erupciones volcánicas o tsunamis parecen un factor totalmente decisivo. "Un único fenómeno puede explicar por qué una ciudad o una zona en particular sufrieron daños, pero no por qué toda la región mediterránea y de Asia occidental se vio afectada al final de la Edad del Bronce", reflexiona Carlin. "Aunque pudiera haber un volcán en una isla del mar Egeo que entrase en erupción y provocase varios tsunamis, ¿por qué iban a tener problemas Babilonia y Asiria, ubicadas en el actual Irak y, por tanto, rodeadas de tierra?".
Tampoco se revelan las epidemias documentadas en la época como un sospechoso decisivo en comparación con los otros de la lista; mientras que más importancia se le atribuye a la violencia militar. A finales de la Edad del Bronce se registró el auge del Imperio asirio, que se expandió a costa de grandes potencias como los hititas. Estos no solo tuvieron que hacer frente a un nuevo poder que se convertiría en el hegemónico, sino a otros pueblos y tribus que se aprovecharon de su continuo debilitamiento.
"Si se atribuye a los asirios una alta responsabilidad en el hundimiento del Estado Mitanni, y posiblemente en el golpe mortal a los hititas, eso supondría que, alrededor del siglo XIII a.C., habían ocurrido grandes cambios políticos y militares. Y, a su vez, esto podría haber bastado para iniciar una reacción en cadena que perturbase todo el sistema", señala el periodista. Un sistema que, por otro lado, podría ser frágil y derrumbarse por la concatenación de todas las causas señaladas anteriormente.
Martin cierra con una reflexión interesante: el hecho de que estas civilizaciones antiguas se desintegrasen o registrasen un descenso en ciertas cuestiones como puede ser la alfabetización, ¿significa que se adentraron en una época oscura? ¿O tal vez lo que hicieron fue adaptar sus habilidades según sus necesidades y estamos tratando el concepto de decadencia con estándares del presente? Porque la historia se puede contemplar desde distintas perspectivas: el antropólogo Joseph Tainer dijo que en algunas regiones asfixiadas por el yugo tributario de Roma, se recibió a los "bárbaros conquistadores" como libertadores. La caída del Imperio fue una bendición para estos pueblos.
"Quizá la estructura tan burocrática y de elevados impuestos de las culturas palaciegas de los estados del Mediterráneo dejó de ser operativa para la mayoría de personas, que de una u otra forma la abandonaron o dejaron de apoyarla de manera activa", cierra el autor de El siempre está cerca. "En tal caso, si el sistema se complicó demasiado y dejó de funcionar bien, o se centralizó mucho y dejó de ocuparse de los problemas básicos, ¿volver a un mayor nivel de simplicidad y control local supone un avance o un retroceso?".