El Gran Wyoming: "Si mi ideología dependiera de mis ingresos, Vox me parecería de izquierdas"
El presentador de 'El Intermedio' publica 'La furia y los colores', un libro en el que trata su pasado desde una perspectiva política en la que carga duramente contra la Transición.
20 noviembre, 2019 18:23Noticias relacionadas
"No voy a pedir un minuto de silencio por el 20-N... Ya sabéis que Durruti murió un 20 de noviembre". Así ha iniciado José Miguel Monzón Navarro, más conocido como El Gran Wyoming, la presentación de su cuarto libro en el Teatro del Barrio (Madrid). La furia y los colores (Planeta) trata la Transición española desde un punto de vista privilegiado: el suyo. En una época donde la represión franquista estaba a la orden del día, Wyoming llevaba pelo largo y fumaba hachís a la vez que estudiaba medicina —su vestimenta le supuso alguna que otra paliza cuando era joven—.
En La furia y los colores Wyoming repasa como "testigo privilegiado" su paso por la universidad, donde la policía se infiltraba para controlar a los estudiantes, la llegada de la democracia, un pacto que supuso "el desembarco del fascismo en la democracia", y el carácter "festivo, divertido y rompedor" de la movida madrileña. ¿Pero, por qué ahora? "Uno no puede entregarse a la masturbación 24 horas al día", ha explicado. "Hay que hacer proyectos". Por eso, y porque no coincide con el relato generalizado del tardofranquismo y la Transición, ha decidido escribir este libro.
Pero El Gran Wyoming no solo se ha enfocado en su pasado. También ha querido analizar el presente y, concretamente, el auge de Vox. "La inmigración no les molesta, lo que quieren es convertir los campos del sur en los campos de algodón de Georgia", ha criticado. "Porque si esos alcaldes de Vox quieren poner orden enviarían a la Guardia Civil por la mañana a detener a los inmigrantes que están trabajando. Porque ninguno tiene papeles", ha añadido. De esta manera, El Gran Wyoming concede una entrevista a EL ESPAÑOL para ahondar en el pasado plasmado en La furia y los colores y en el incierto futuro que les espera a los españoles.
En el libro dices que los nacidos en los 50 sois la generación que seguían esos rayos de luz que se filtraban desde el exterior para guiaros hacia la libertad. Teníais un ideal, un propósito. Ahora que la democracia ha llegado y el país está sumido en un desempleo juvenil brutal, ¿qué les queda a las nuevas generaciones?
La juventud de ahora está muchísimo más jodida y lo tiene todo muchísimo más difícil en contra de lo que pueda parecer. Cuando yo era joven no tenía nada. Si yo tuviese que haber hecho una mudanza en aquel tiempo con una maletita me valía. Dicho esto, en todo lo demás era infinitamente más sencilla y más rica la vida.
A los jóvenes se les ha bloqueado porque ha habido un cierre de las opciones de trabajo. Y porque se ha decidido que no hace falta pagar tanto. Yo cuando terminé la facultad y empecé a trabajar ganaba como 3.000€. Ahora conozco gente que lleva años con un empleo y gana 800€. Y, fundamentalmente, antes había una seguridad absoluta en que si eras un hombre honrado y querías trabajar tenías la vida resuelta. Fuera cierto o no, eso estaba en el inconsciente colectivo. Eso se ha acabado. A los jóvenes les han contado por activa y por pasiva que si tienen un puesto de trabajo es un milagro; y que si ese milagro se produce y encima cobran que se den un cantito en los dientes. Esto ha frustrado a toda una generación. Soy absolutamente reacio a establecer un juicio de valor sobre que la juventud de hoy en día es peor. No ha habido jamás un espacio que yo recuerde donde la juventud haya estado tan fuera del sistema por parte de la autoridad competente.
No todo el mundo tenía la oportunidad de estudiar en la universidad —tampoco actualmente—. ¿Crees que hay una sobreintelectualización de la izquierda? ¿Es muy fácil ser comunista teniendo dinero?
Yo lo veo más bien como una cuestión de conciencia. Es más sencillo ser de derechas cuando se tiene dinero. La mayoría de los vecinos del barrio Salamanca votan al PP, o votaban. Ahora también a Vox. En el barrio de Hortaleza pasa lo mismo. El poder adquisitivo y la ideología van de la mano. Lo que pasa que yo vengo de un mundo donde ya venía con la ideología establecida. No es que no haya cambiado pero yo creo en una sociedad que trabaje en otra dirección. Si yo tuviera la ideología en función de mis ingresos Vox me parecería de izquierdas. Yo tendría que ser ultrafascista.
Creo en la igualdad de oportunidades y cuando nos hemos aproximado a eso la cosa ha funcionado. Pero en esto ha habido una regresión brutal. El acceso a la universidad ahora está complicado. Yo vengo de una época en la que la universidad era gratuita. La igualdad de oportunidades se está esquilmando actualmente.
Es imposible pensar que en el 20-N de 1975 se murió Franco y con él 30 millones de españoles
Escribes en el libro que "tenemos tendencia a señalar a la clase política como corrupta obviando la responsabilidad de quien los elige: el pueblo soberano". ¿Tiene la sociedad española la culpa de este auge de la extrema derecha?
El votante de Vox siempre ha existido, lo que pasa que no tenían la opción de elegir. Votaban al PP de forma estratégica. Es imposible pensar que en el 20-N de 1975 se murió Franco y con él 30 millones de españoles. Es ridículo. Vox estaba dentro del Partido Popular.
¿Entonces, tiene Vox tintes fascistas?
Es la evolución. El comunista de 2019 tampoco es el comunista de la Revolución Rusa. El fascismo de ahora rememora valores, consignas, estandartes y el "Viva España" pero no van a salir a la calle a fusilar a nadie —creo yo—. Son la evolución lógica de aquel fascismo. Siguen repitiendo los gestos, los himnos, levantan el brazo de la misma manera… Vox representa el fascismo español que siempre ha estado ahí.
¿Por qué piensas que la derecha española es una anomalía respecto a otras derechas europeas?
España es el único sitio donde el fascismo triunfó. Es decir, si en Alemania hubieran tenido 40 años de nazismo probablemente la derecha alemana estaría muy ligada al nazismo. Con la Segunda Guerra Mundial hubo una abolición de esa ideología y surgió una derecha normal. En España no.
La señora Merkel, por ejemplo, no tiene absolutamente nada que ver con el señor Aznar. No solo ideológicamente, también por las formas. Esta señora vive en un apartamento y baja a hacer la compra. Alucinas con lo que tenemos en España. Incluso en la izquierda.
Esta señora cuando venía a ver a Rajoy se preguntaba qué cojones hacía este tío viviendo en un palacio. Lo que me maravilla de esto es que ahora, con Pablo Casado, que se supone que viene a renovar el PP, todo sigue igual. Reivindica de nuevo el pasado de Franco diciéndolo de una manera muy sui géneris, como si la guerra del abuelo no le importara a nadie. Hombre, si cuando van a sacar a Franco de la tumba te vienes arriba algo te importa. Lo que quiero decir es que si aquí hubiera una derecha normal y democrática se quedaría para siempre; no habría ni alternancia. En cuanto al centro, que se lo disputan tanto partidos de izquierda como de derecha, creo que si en España hubiera un partido de centro real arrasaría.
Ha habido movimientos dentro de la izquierda que han tratado de recuperar de alguna forma la bandera de España. ¿Es posible?
Es que la bandera española tiene un problema. Como algunos la utilizan como propia para atacar a otro es complicado. En Inglaterra la bandera la puede llevar cualquiera pero en España la rojigualda y el himno se la han apropiado. Hay veces que entro en un bar y me ponen el himno de España. No lo hacen como un homenaje sino como un "cómete esta".
Además, yo vengo de un mundo donde la gente entraba en un bar con la bandera de España y te decían "tú, canta el Cara al Sol". Y si no, te pegaban. Y claro, la gente lo cantaba. La bandera se ha usado para eso. Yo, por mi parte, se la regalo a la derecha.
¿Tiene El Gran Wyoming algún vicio o placer asociado generalmente a la derecha?
Los langostinos. No, en serio. No sé responderte. La derecha en su vida cotidiana hace las mismas cosas que los demás. Lo que pasa que los pijos se gastan mucho más. Yo me encuentro más cómodo con otro tipo de gente. Lo que no me gusta de la derecha son los niños pijos, lo demás me da igual.