La marca Pokémon fue reconocida el pasado verano como la mayor del mundo del entretenimiento, superando a otras tan representativas como Star Wars con una recaudación total equivalente a 51 millones de euros. Una de sus bazas para lograr este éxito ha sido la accesibilidad de sus productos, disfrutables por cualquier tipo de audiencia. La otra, la capacidad de conectar a toda esa gente, ya sea intercambiando o combatiendo. Ambas cartas trata de exprimirlas Pokémon Let's Go, Pikachu! y Let's Go, Eevee!, el remake de los juegos originales que saldrá para Nintendo Switch.
"Siento presión con cada juego pero con este especialmente. Hay mucha gente a la que contentar y son de generaciones y gustos diferentes". Junichi Masuda, director de la saga Pokémon, en una entrevista a EL ESPAÑOL en la sede europea de Nintendo en Frankfurt, explica lo que supone rehacer un juego tan icónico, el que dio inicio a la franquicia.
Masuda ya colaboró con Niantic, estudio detrás del fenómeno de Pokémon GO, juego del que el nuevo título tomará prestadas algunas mecánicas y con el que estará enlazado. "Trabajé en el desarrollo de Pokémon GO también y estoy familiarizado con su equipo", cuenta el desarrollador.
"Cuando le presenté la idea a John Hanke, presidente de Nitantic, estuvo muy entusiasmado. Ofreció todo su apoyo. Ayudó mucho en las funciones de unión entre los dispositivos. Game Freak, Nintendo y Niantic hemos estado en constante comunicación. Ayudaron especialmente en el envío de los Pokémon desde el móvil al juego de consolas", asegura Masuda.
El creativo japonés explica que han tenido en mente una de las consignas de la saga, que sea accesible para toda clase de públicos: "Al desarrollar esta entrega hemos tenido en mente a niños de 12 años y menores que no tienen un smartphone y no pueden usar Pokémon GO. Pensamos cómo crear algo que pudiesen jugar".
Por otra parte, el título se podrá sincronizar con Pokémon GO para transferir los Pokémon atrapados en el móvil al sistema híbrido de Nintendo. La base de gente que sigue activa en él mayor fenómeno de 2016 ronda los 150 millones.
Del juego para teléfonos móviles aprovecha además su sistema de captura por apuntado, y el hecho de que los combates contra Pokémon salvajes no sean aleatorios, sino que se les pueda ver moverse por el escenario e ir hacia ellos. Ambas novedades suponen una innovación, algo en lo que se han "centrado usando la última tecnología", según Masuda, chocando de frente con una tradición de más de 20 años.
El director del juego defiende que su idea no intenta aprovechar el éxito de la aplicación para móviles: "Pokémon Let's Go, Pikachu! y Let's Go, Eevee! no están necesariamente inspirados en el éxito de Pokémon GO ni empezamos a pensar en ellos por su éxito. Pero ciertamente cuando se lanzó había mucha gente jugándolo".
A todos los aficionados a la saga que ha ganado durante estas dos décadas también tendrá que convencerlos, y es ahí donde al juego se le pueden buscar las cosquillas. Aquellos que vuelvan por la nostalgia esperan algo más que ver Kanto, la región original, mejor presentada que nunca tanto visualmente como con sus clásicas melodías. Otras novedades como el rival amistoso o el modo cooperativo, para que familiares o amigos hagan más fácil el juego, es el alegato para los que buscan un reto.
Es por ello que el director explica a este periódico que han introducido nuevas tareas al final del título: "Una de las cosas que hemos introducido, que no estaba en el Pokémon Amarillo original, aparece al final de Pokémon Let's Go, Pikachu! y Let's Go, Eevee!. Cuando acabas el juego hay un difícil entrenamiento maestro, donde básicamente los 151 Pokémon originales tienen su propio entrenador maestro al que te puedes enfrentar. Por ejemplo puedes desafiar al entrenador maestro de Squirtle y si lo vences consigues también el título de entrenador maestro de Squirtle. Hacer esto 151 veces es ciertamente un desafío".
Según asevera Masuda, su intención ha sido "crear un puente entre esas generaciones de jugadores", la de "los jugadores habituales, los jóvenes de 12 años y los que disfrutan de Pokémon GO".
A pesar de lo rompedora que supone la nueva fórmula, con un sistema totalmente diferente para atrapar Pokémon, la de Nintendo es una apuesta segura. No quieren dejar nada al azar, por lo que aprovechan, ya desde el mismo nombre, el tirón de Pokémon GO y de Pikachu, "el Pokémon más famoso del mundo", según Masuda.
Al ratón amarillo "le conoce todo el mundo" y estuvo en mente desde el origen del juego. "Exactamente hace 20 años se lanzó Pokémon Amarillo, basado en la serie, que se emite en 80 países, dice Masuda, que habla "del alto reconocimiento que tiene" Pikachu y cómo han influido en su juego.
Se trata además del salto de los juegos principales a consola doméstica por primera vez. Un movimiento con trampa ya que la consola de Nintendo es también portátil y Let's Go inicia una nueva saga fuera de la principal, si bien toma medidas de este. Para un juego con la fórmula original y más rolera, aquí sólo presente en combates contra entrenadores, habrá que esperar a 2019.
Let's Go ha tenido como uno de sus objetivos ser fácil de usar. "Tuvimos que pensar cómo mantener esa interfaz fácil de usar del juego original al traerlo a un nivel ce calidad mayor como el de Nintendo Switch", cuenta Kensaku Nabana, diseñador del juego.
Esa accesibilidad es uno de los puntos fuertes del juego. Solo hace falta una mano para mover al personaje, combatir o atrapar Pokémon imitando el movimiento d euna Poké Ball gracias al sensor de movimiento. "La otra mano está libre para comer lo que comáis en España", bromea Masuda.
Más allá de esa manera de usar el mando, esta entrega sigue la estela de la serie para ser jugado sin complicaciones, algo para lo que se han fijado en el juego original. "Era fácil de entender, con una interfaz sencilla. Sabías a dónde ir y dónde aparecerían los Pokémon", cuenta Nabana
El diseñador explica que jugaba a estos títulos "estando en el colegio". Más de 20 años después está trabajando en el remake de ellos. Entre medias, más de 300 millones de juegos vendidos. Nada mal para unos monstruos que supuestamente cabían en el bolsillo.