Si estuviéramos en una situación normal, probablemente programas como El Hormiguero se hubieran tomado un respiro e incluso habrían apostado por las reposiciones con la Semana Santa como excusa. Pero la crisis del coronavirus ha cambiado todo, incluso en el diseño de las parrillas de programación. Así, el espacio que presenta Pablo Motos (54) llegaba este lunes a las pantallas con tres invitados: el humorista Joaquín Reyes (45) y la pareja que forman Mario Vaquerizo (45) y Alaska (56).
En su labor diaria de recomendaciones para sobrellevar mejor el confinamiento, Motos se marcó su speech habitual, aunque esta vez contó con la intervención de Marron (40), Luis Piedrahita (43) y El Monaguillo (46), por lo que fue un poco más alegre y divertido que en ocasiones anteriores: “No entiendo cómo siendo tan importante para nosotros hablamos muy poco del cerebro. Es como una nuez, pesa kilo y medio y ahí está casi todo. Tiene la capacidad de incomodarse con casi todo. Es muy fácil manipular el pensamiento con los datos, que se pueden cambiar para lo bueno y lo malo: cada pensamiento suelta electricidad, esto es físico, eso hace que segregues el cortisol o la dopamina y eso va a hacer que tengas un pensamiento bueno o malo. Un consejo: el cerebro no distingue entre realidad y ficción, así que sí se le da una orden la cumple a rajatabla. Por eso se puede hacer una lista con cosas que te hayan hecho feliz en tu vida. La idea es llenar un folio, después leerlo y verás cómo entras en esa sintonía”.
Antes de las entrevistas, la tertulia en la mesa dio para mucho, desde una anécdota de El Monaguillo durante una procesión de Semana Santa en su infancia hasta las series o películas que están viendo los colaboradores durante la cuarentena. Tras ello, llegó el momento de conectar con Joaquín Reyes por videollamada. Desde el primer comienzo, el manchego dejó claro que lo suyo es el humor: “Me pilláis en mi casa, ahora mismo estaba oyendo lo que contabais, pero quiero que sepáis que llevo un confinamiento muy muy fuerte de entrenamiento. Siempre he vivido de mi físico, me ha abierto muchas puertas, pero ahora estoy muy chetao, hablo como los millenials. Pablo, estoy ahora muy a tu nivel”.
Rutina en forma
A raíz de ese comentario, Motos quiso saber en qué consistía la rutina de su invitado: “Le dije a mi mujer, pilla una barra de dominadas, una carretilla…Mi rutina es abdominales, no quiero fardar, pero hago series de dos dígitos. Luego muchísimas piernas, glúteo, brazos y cardio. Eso los días normales, luego en otros me permito más cosas. Es impresionante. Noto que las camisas me empiezan a quedar mal del cuello”.
Los efectos de tanto ejercicio se está dejando notar en otros ámbitos: “También está afectando a mi carácter, me estoy haciendo más impulsivo, por ejemplo a la hora de abrir botes o subir personas. Hay veces que mi familia desea que no sea tan vigoroso. A partir de ahora, en el grupo de tochos, aparte de Manel Fuentes y Pablo Motos ya pueden contar conmigo”, bromeó.
Esas hipotéticas sesiones de entrenamiento tienen un contrapeso a la hora de beber líquido: “También os tengo que decir que me hidrato muchísimo, estoy tomando mucha cerveza. Mi familia aplaude cuando me abro una. Se recomienda tomar cinco al día y a veces me pasa que la última me pilla metido en la cama para cumplir con ello”. Al ser preguntado sobre cómo están llevando sus hijos el confinamiento, también tiró de humor: “Sobre los hijos, a la niña el otro día le tuve que quitar un libro. Para qué le compré el móvil, lo tiene muerto de risa”.
El remate de su entrevista llegó con un proyecto que, al parecer tiene entre manos: “Estoy con una novela, sí, es de aventuras, es como ‘Rojo y Negro’ pero en La Mancha. Llevo cuatro años con ella y tiene 25 paginazas pro el momento. Lo primero que he escrito es el final, hay amor, aventuras… Tiene de todo, a veces lloro al escribir”.
Imagen renovada
Poco después llegó uno de los momentos cumbre de la noche, la entrevista a Mario Vaquerizo y Alaska. Lo primero que llamó la atención de la videollamada es el aspecto que ahora luce el líder de las Nacys Rubias: “Ahora soy un macho con barba, o un náufrago, no lo sé”. Ese look llevó a Pablo Motos a preguntarle a Alaska si le gustaba: “A mí me gusta la barba, pero en Mario no”.
Después de reconocer que “es la primera vez que hago una videollamada en televisión, menos mal que tengo a mi mujer que me ayuda en estas cosas”, Vaquerizo comentó que sobre la convivencia en este confinamiento están él y su pareja en el punto de “adaptándonos”. “Hay días mejores, otros peores. Hay momentos en los que Mario tiene mejor y peor humor”, intervino Alaska. Para romper alguna posible tensión, Vaquerizo bromeó diciendo que “quiero dar un aplauso a las amas de casa porque tienen un trabajo muy importante, es un estrés pero hay que saber hacerlo”.
Sabido es el gusto por la cerveza de Mario Vaquerizo, así que una de las preguntas que había que realizar es si ha comprado muchas existencias: “La primera semana sí.... ¿Llevamos ya tres semanas? Sí, he sido yo. He estado dos días sin beber, pero como hoy tenía que hablar con vosotros y estaba contento me he tomado ya cinco”. Entre broma y broma, también quiso mandar un mensaje de ánimo: “El virus no puede con nosotros y si hay alguien que acaba con nosotros será el virus Vaquerizo”.
Ante tanto protagonismo, Alaska destacó que su marido “no habla tanto, está más mustio”, a lo que él contraatacó asegurando que “hoy la que está mustia es ella porque es la primera vez que la gano al dominó. Soy un hombre afortunado en el juego, en el amor y en la televisión”. Acto seguido fueron enseñando su casa a todos los televidentes, con saludo incluido a la madre de Olvido, América.
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