Se acabaron los privilegios, las buenas palabras y promesas: Isabel Pantoja (62 años) ha resultado un fiasco como concursante de Supervivientes. Lo siento, pero ha sido un auténtico timo. No, la audiencia, esa masa que se tira a las calles, ¡HA SIDO INSENSATA! ¡La ha salvado una semana más! No se la puede sostener. Y mira que se ha intentado, pero nada. Hablo de Pantoja, ese ser que, si se contabilizan los días que ha estado más fuera que dentro, se colige que no ha salido de Cantora. A sus fans, va esto: ¿ustedes, con la mano en el corazón, por Dios, la ven ganadora de Supervivientes?
Vamos más allá: ¿quieren que sea la ganadora una señora que solo pide abandonar desde que pisó Honduras? Mejor, que lo suplica, como si le estuvieran practicando descargas. En serio, ¿ese es el espíritu? Pues, no; lo siento pero creo que mucho renombre, mucho empaque y garbo, para poca cosa. Isabel ha defraudado, en el mejor y peor de los sentidos. Solo quiere que la expulsen, y no abandonar, para no pagar la indemnización. ¡Esa es su gran mentira!
A mí me ha aburrido como una ostra, no se puede ser más pesada. Alma de cántaro, si te quieres pirar, te piras. Claro que, es mucho más fácil que lo decida la audiencia por ti , ¿verdad? Así te libras de la penalización. Ayy, perra vieja, otra cosa no, pero de números entiendes muy bien. Como cantante, ¿eh? Dios me libre.
Isabel, no sé qué te pasa por la cabeza, pero te estás equivocando de súbito y tu comportamiento, de vulnerable, hace que piense -castígueme, Dios- que palpas al público a golpe de nominación, que cada semana para ti es un gozo o una flagelación dependiendo de lo que se delibere en España. Y no, querida Isabel, esa percepción queda un tanto en sepia. No obstante, ella no agradece nada: llora, se lamenta y carga con esa cruz que solo a ella le pesa tanto. Isabel solo está hecha para la queja; no es tan raro. Yo mismo me he educado con mi abuela; un ser de luz, mágico y divino, pero que solo es capaz de atisbar lo negativo que vive, jamás un refregonazo de positividad.
Hay personas que solo entienden vivir en la disonancia, en el ay, de mí, en ese lamento folclórico del que se ha alimentado toda su vida la de Marinero de luces. No es que ella no entienda de cosas alegres, es que, como estrella de vieja escuela educada a capones, pide que la hagan ver en público. Exige evaluación a gran escala. Se infla como los pavos. En los últimos días menos, porque la madre de Kiko Rivera (35) solo pide irse, una vez más. Qué cansina eres, criatura. Lárgate de una vez por todas, pero paga, paga, paga. ¡Eres una jodía! ¡Pretendes pirarte, pero sin pagar penalización! No me lo desmientas, amor; sabes que solo irías contra ti.
Contaba en su catarsis egoísta del programa la doña Isabel Pantoja que ya se había cansado, que no podía más. En su desesperación vergonzosa, suplicaba con tono de mala actriz: "Jorge, querría decir a todo el mundo que no me salve, que lo hagan con Chelo García Cortés (67) y Dakota, que se sienten bien y lo hacen mejor. Quiero volver a mi casa, os lo suplico. A mi gente, quien tenga pensado salvarme, ¡que no lo haga! Ni mi cuerpo ni mi mente está aquí".
En ese momento, un terremoto zarandea los cimientos del edificio más magno de Fuencarral. En uno de sus despachos enmoquetados, una voz histérica de hombre italiano aúlla: "¿Esta qué se cree? Se acabó, que pague y se largue". Oye, se obra el milagro, se salva y... ¡¡VUELVE LA SONRISA A ELLA!! Después de varios días apática, Pantoja renace, ¿no es muy descarado? Y...¿demasiado tarde?
Expulsado para España: Carlos Lozano
En el Palafito: Chelo y Miriam Saavedra
Líder de la semana: Isabel Pantoja
Nominados: Mónica, Colate, Fabio y Mahi
[Más información: Pantoja, lárgate, ¡ladrona! El escandaloso robo que Supervivientes no perdona]