El 19 de diciembre de 2021 se tiñó de negro la industria de la música tanto a nivel nacional como internacional. Ese día, en plena Navidad, frío y aciago, y por siempre lacerante para quienes lo quisieron, perdió la vida el barítono Carlos Marín, a los 53 años en un hospital de Mánchester, Reino Unido, donde llevaba varios días ingresado.
Su muerte dejó un gran vacío, dejando tras de sí un gran legado y muchos corazones heridos, pues nadie se esperaba el trágico final que le aguardaba. A día de hoy, su honda ausencia se sigue notando.
Marín, que fue incinerado en el cementerio de La Almudena, dejó a una madre, Magdalena, una hermana, Rosa, y una exmujer, Geraldine, completamente rotas. Tras el deceso, la relación entre estas tres mujeres -piedras angulares en la vida del cantante- ha sido tensa, llegando a protagonizar un desagradable conflicto por la herencia.
En medio de este escenario, que según puede confirmar EL ESPAÑOL, sigue en el mismo punto bélico -"judicializado", son las palabras textuales que se emplean- la vida siempre se abre paso, a cuestas con el dolor de la ausencia.
La fuente con la que se contacta explica que a Carlos no hace falta homenajearlo con grandes eventos: su familia lo hace diariamente, en la intimidad, intramuros de su hogar En el discurrir cotidiano de la vida, sin luces y taquígrafos, y sin "golpes de pecho".
Dicho esto, justo cuando se van a cumplir tres años desde aquella partida que nadie pudo prever, la madre y la hermana de Carlos van a visitarlo el próximo 13 de octubre, en el cementerio. No será para ellas -nunca lo es, en realidad- un día baladí: ese 13, domingo, Marín habría cumplido 56 años.
Una fecha, qué duda cabe, especial y por ello todos los que conformaron su vida acudirán a La Almudena. Tal y como ha podido confirmar EL ESPAÑOL, será a las 17 horas cuando dé comienzo el tributo o suerte de misa homenaje. También habrá un minuto de silencio.
Hasta allí, según ha animado la propia madre del que fue vocalista de Il Divo, podrán desplazarse todo el que lo desee. Será una jornada igual de emotiva que dura, pero la familia está convencida de que ese detalle "le habría gustado" a Carlos. "No se veta a nadie, en el camposanto todo el mundo es bienvenido, otra cosa es la conciencia que tenga cada uno", desliza una persona próxima a Magdalena Menchero.
Bien podría estar refiriéndose esta persona a Geraldine Larrosa (47), quien fuese exmujer de Carlos y que compartió junto al cantante alguno de los momentos más importantes de su vida. La relación entre Larrosa y la madre y hermana de Marín no es buena. En realidad, para ser exactos, se traslada que es "nula": ni buena, ni mala, no existe hoy.
Sólo hay comunicación entre los letrados de las partes. Si bien nunca existió, así lo manifiesta alguien bien informado, una especial cercanía o cariño, tras el fallecimiento todo fue a peor. Un inmueble, propiedad de Carlos, fue el detonante.
Marín legó una casa a su exmujer. Una vivienda en la que ella reside en la actualidad, valorada en 700.000 euros, pero sobre la que pesa una hipoteca de más de 300.000 euros. Innocence pretende que sufraguen la madre y la hermana de Carlos esa cantidad a través de un seguro que contrató Carlos, siempre según la versión de Geraldine.
Este extremo, la hipoteca de esa casa, abrió una brecha -en apariencia, insalvable- entre Larrosa y los Marín. Un contencioso que Geraldine, por su parte, ha puesto en manos de sus abogados. No quiere polémicas; de hecho, las esquiva. Sólo quiere retomar su carrera profesional, levantar el vuelo y volver a ser la de siempre.
Geraldine insistió, hace unos meses, en su charla con EL ESPAÑOL que Carlos Marín sólo se merece homenajes, no escándalos. Ella sabe lo que vivió con su razón de amor y el hombre de su vida. De puertas para adentro, en la cotidianidad más auténtica. Todos esos recuerdos y momentos los tiene bien archivados en su memoria.
Con eso, le basta. Lo que no va a consentir, matiza, es que nadie le borre su vida al lado del internacional barítono. Mientras este contencioso entre las mujeres más importantes en la vida de Carlos encuentra resolución, este periódico puede afirmar que Geraldine vive un plácido momento laboral.
"Hemos estado haciendo el musical Desencantadas, durante seis meses en el teatro Lara. Ha sido un éxito total, y ha sido para mí una ayuda increíble mentalmente. Ha sido mi salvación. He podido contar y volver a los escenarios después de lo pasado. Va a haber ahora audiciones para musicales y estoy escribiendo una serie con una amiga", explicó, con gran ilusión, Larrosa tiempo atrás.
El -otro- dolor de la familia
En noviembre de 2022, la madre de Carlos Marín acudió a un programa de televisión, con motivo de la promoción de un libro titulado Carlos Marín, Il Divo: Mi hijo, y allí se mostró dura e inflexible con los componentes de Il Divo, Urs Bühler (53), David Miller (51) y Sébastien Izambard (51).
"Regular no, mal", espetó Magdalena sobre cómo se portaron tras la muerte de Carlos. "Lo cuento también en el libro. Lo siento, pero no se despidieron de él, todavía no me han dado el pésame", lamentó. Rosa, la hermana de Carlos, por su parte, criticó que los tres compañeros de su hermano "han ido a su aire".
En la misma línea de indignación se muestra un íntimo amigo de Carlos, cuyo nombre prefiere que se quede en el anonimato. Entiende esta persona que Marín era, por encima de todo, un hombre bueno y generoso. Que ayudó mucho y de forma totalmente desinteresada. Una bonhomía que, según la opinión de esta persona, no ha sido respondida como debiera.
"¿Dónde están los amigos de Carlos? Todos aquellos a los que les daba entradas para los conciertos? ¿Dónde están, que no los veo?", se interpeló. Esta persona, íntima de Carlos, que vivió grandes acontecimientos a su lado, defendió el honor de Geraldine: "Era un complemento importante. (...) Si le hubiera pasado algo a Geraldine, habría sido uno de los grandes debacles en la vida de él".