Álvaro Torres (17 años), hijo de Joaquín Torres (53), puede presumir de una madurez impropia de su edad. El primogénito del reconocido arquitecto ha mantenido siempre un perfil alejado de los focos, pero ahora ha querido dar un paso al frente para contar su historia propia y poder ayudar a otros que se encuentren en la misma situación que él.
Desde hace unos meses, el joven ha hecho de su perfil de Instagram un espacio en el que motivar a las personas "a tener buenos hábitos". Acumula ya más de 3.000 seguidores en Instagram, donde comparte sus reflexiones y experiencias. Ahora ha decidido dar el salto a la televisión para relatar en primera persona su historia con el alcohol y las drogas.
Este miércoles, 26 de junio, se sentó en el programa de Y ahora Sonsóles, convirtiéndose esta en su primera experiencia televisiva. Álvaro Torres se vio obligado durante años a cambiar de colegio por el trabajo de su familia, fue a los 15 años, cuando en uno de estos nuevos centros se juntó con las compañías incorrectas.
"Al final haces lo que tu entorno hace. Mis amigos crecían muy rápido, y empezamos a beber y a fumar tabaco y porros para divertirnos", comenzó explicando para hacer ver que este no es el camino que tiene que tomar un adolescente.
El joven ha querido matizar que no entró en este mundillo "por hacer amigos" o por presión social, pero que al ver que se divertían, él también quería hacerlo. "No te das cuenta de lo que estás haciendo. No me sentía mal. Lo hacía, me lo pasaba bien y daba por hecho que era algo normal", confesó en el espacio de Antena 3.
El ahora coach motivacional también quiso explicar cómo abuso de la confianza de sus padres, Joaquín y Mercedes. En alguna ocasión, llegó a su casa con ojos rojos y borracho. Siempre fue consciente de la situación, pero no podía pararlo: "Te autoconvences de que no es para tanto y es lo normal. Crees que nunca te pillan o te mientes y te dices que ya pararás. Tienes fe de que pararás en un futuro, yo por lo menos".
Todo cambió con un episodio clave en su vida: la policía le pilló conduciendo bajo los efectos del alcohol y tras haber consumido drogas. En todo momento, quiso matizar que, a pesar de no haber cumplido la mayoría de edad, era un microcar, un coche pequeño que sí que podía conducir. "Me paró la poli y me pillaron con todo y encima yo fumaba y bebía, no era el que más, pero me pillaron", relató.
A partir de ese momento cambiaría todo en su vida y daría un paso al frente para dejar esta situación atrás. Tras la detención tuvo que llamar a su familia para que fuesen a recogerle. "Llamé a mi madre porque sabía que la bronca de mi padre iba a ser monumental, pero los dos se lo tomaron medianamente bien", recordó.
Este episodio unió más a la familia, aunque reconoce que le costó volver a ganarse la confianza de sus progenitores. Ahora ya se ha despedido para siempre de esa vida y con su testimonio pretende ayudar a jóvenes como él que estén atravesando una situación similar. Los planes de futuro de Álvaro, en estos momentos, están fuera de España. Se va a trasladar a Londres para continuar con sus estudios.