El hombre que fue chófer, confidente y como un hijo para María Teresa Campos, Gustavo Guillermo (47 años), ha sorprendido a propios y extraños en su último acto público, al confesar, abiertamente, que no existe comunicación en la actualidad con la familia más directa de la presentadora.
Unas declaraciones que ha realizado en el marco de los desfiles de Custo y Lola Casademunt en la MBFWM. Alejado de los focos desde que terminó Gran Hermano VIP, el que fue conductor de la familia ha sido interpelado, entre otros aspectos, por el romance que protagonizan Alejandra Rubio (23) y Carlo Costanzia (31), y también ha abordado cómo está su relación actual con Terelu (58) y Carmen Borrego (57).
En primer lugar, Gustavo ha luchado con la emoción cuando ha recordado a la querida María Teresa Campos: "He tenido la mejor maestra, la número uno como persona. Nunca habrá otra como ella. Cada día que pasa me acuerdo de ella. Y ahora ya menos, pero si pienso en ella me pongo a llorar".
En esa línea, ahonda: "Son muchos años y era como una madre. Yo si tenía un problema la llamaba a ella y me ayudaba siempre". Tras el fallecimiento de María Teresa, desvela Gustavo que su relación con Terelu y Carmen ya no es la misma, y de hecho con la mayor de las hermanas no habla nunca: "Es una circunstancia de la vida. Pasa y pasa, ya está".
Y añade, para sorpresa de muchos: "Ellas no me llaman, yo tampoco las llamo. Hay cordialidad y ya está, no es una relación rota, simplemente que ahora cada uno lleva un camino diferente en la vida". Sobre lo que pensaría Teresa Campos acerca de la actual relación entre él y sus hijas, reflexiona: "No lo sé, no me hagas esas preguntas porque son suposiciones un poco absurdas".
No tiene relación con las hijas, pero tampoco con la nieta, Alejandra Rubio, por lo que prefiere mantenerse al margen de su incipiente noviazgo con el hijo mayor de Mar Flores (54). "Si han salido esas fotos entiendo que estará enamorada, yo le doy la enhorabuena y ya está".
Sí se pronuncia en lo relacionado con la reacción de Terelu acerca de esta sorpresiva relación de su hija, conociendo, como conoce, a la mayor de las hermanas Campos: "No se ha metido en la vida de su hija nunca. Pero yo no soy quién para saber si él le gusta o no le gusta, no lo sé".
La 'herencia' de Gustavo
Gustavo fue una persona capital para Teresa Campos y EL ESPAÑOL pudo conocer que ella fue muy generosa con Gus -como lo llamaba en la intimidad-. Deslizó hace unos meses una fuente cualificada a este periódico que Gustavo "nunca esperó nada de la herencia porque ella se lo dio todo en vida". A lo largo de esos 34 años de profesión y, muy especialmente, en el último tramo de la existencia de Campos.
Gustavo percibió una herencia muy valiosa: "Tuvo un sueldo más que decente y muy apañado hasta hace pocos años. Es verdad que cuando Teresa dejó de ingresar tanto las condiciones de él cambiaron, pero ha sido un hombre muy bien pagado, acorde a las horas que invirtió".
Al este montante mensual ha de sumarse, sigue relatando la persona con la que se contacta, los viajes que Gustavo realizó con María Teresa "a muchos puntos del mundo". Y recibió Gustavo "regalos muy generosos". No hacía falta que llegaran fechas señaladas, cumpleaños o navidades: Teresa ejerció de segunda madre y le procuró a Gustavo todo lo que pudo, como a ese "hijo que nunca tuve", como reconoció ella misma en diversas entrevistas.
En los últimos años, María Teresa se preocupó muy mucho por el futuro de Gustavo Guillermo cuando éste dejase de trabajar a su lado. "Le puso todas las facilidades del mundo. Eso no puede negarlo Gustavo, ni lo hará. Es un chico de buen corazón y sabe que esto es verdad".