Este miércoles, 29 de noviembre, la actriz y presentadora Ana García Obregón (68 años) ha cumplido con un importante compromiso publicitario en el centro de Madrid. En concreto, en la primera planta de un vetusto y majestuoso edificio de la capital de España, donde todo se ha engalanado para la ocasión.
Como todo lo que envuelve a la célebre artista, la expectación no puede ser mayor: cámaras de televisión, programas en directo, fotógrafos y periodistas esperan la llegada de la también bióloga. El motivo de esta cita con Ana Obregón es el quinto aniversario de la marca de cosmética La Cabine, de la que es embajadora.
EL ESPAÑOL ha estado presente y García Obregón no ha defraudado. Ella admite que siempre es generosa en sus encuentros con la prensa dejando jugosos y poderosos titulares. Este miércoles no ha sido una excepción. Ana está feliz, cargada de proyectos familiares, y se muestra ilusionada ante su primera Navidad junto a su nieta, Ana Sandra.
Ana, ¿cómo se encuentra?
Estoy muy bien, de rojo, muy contenta porque son cinco años colaborando con La Cabine. Con esta marca a la que le tengo un especial cariño porque, esto no lo he contado nunca, este contrato con la marca me lo hizo mi hijo. Sí (se emociona). Esto fue justo cuando estábamos en Nueva Jersey y él estaba haciendo radioterapia y quimioterapia al tiempo. Y, de repente, me llama y me dice 'oye, mami, me han escrito de una marca que te quieren de embajadora. Te voy a hacer yo el contrato'. Y ahí empezó todo, hace cinco años de esto.
En esta nueva etapa vital, ¿cómo se cuida? ¿Le está ayudando esta marca para lucir mejor rostro?
En esta etapa de mi vida, como cualquier madre y abuela, cuido yo de Anita las 24 horas del día. A las cinco y media de la madrugada ya le he dado el biberón. ¿Cómo me cuido? Pues nada. La mejor mascarilla de este mundo es que el dolor pase, que los problemas pasen y tener un rayito de alegría en tu casa. ¡Esa es la mejor mascarilla! Lo siento por La Cabine.
¿Cómo se porta Anita? ¿Duerme por las noches?
Duerme de maravilla. Cada cinco horas le doy el bibe. Desgraciadamente, ser madre con mi hijo no pude, porque trabajaba muchísimo. Estaba todo el día allí metida en Prado del Rey. Que si el ¿Qué apostamos?, el otro, el tal... Ahora mismo es que no quiero separarme de mi niña. Digo que no a todo. Quiero estar con ella.
¿Cómo serán las primeras navidades con Anita?
Bueno, mira. Yo llevaba tres años sin un árbol en casa, ni una bola en casa, ni una luz... ¡Ya está puesto el árbol! Su cara cuando lo ha visto ha sido espectacular. No sé cómo lo puedo explicar, es que si alguien me entiende es una madre que haya pasado por donde yo he pasado. No hay nadie en el mundo que me pueda entender. Mi casa es una Navidad. Voy a poner el Belén ahora. ¡Todo en rosa! Van a ser unas navidades espectaculares.
¿Presentará las Campanadas en Fin de Año?
Este año he dicho que no a todo. Vamos a ver, de verdad: no me quiero separar de mi niña. Es su primer año, ya sé que estará dormidita, pero me da igual. Yo estaré a su lado, mirándola. Eso no me lo quita ni la Puerta del Sol, que lo he hecho miles de años. Miles no, pero no sé cuántas. Empecé con Joaquín Prat en 1984... ¡He estado ahí subida intermitentemente cuatro décadas!
¿Lo extrañará?
La verdad es que de tanto hacerlo ya coges... Estar ahí subida en la Puerta del Sol. Juro que no, que no echaré de menos.
Ahora se le presenta otro gran reto: el bautizo de su nieta. ¿Cómo van los preparativos?
Gran plan y gran reto. Será en diciembre el bautizo de Anita. No tenemos todavía la fecha. Estoy preparándolo ya todo. Estoy muy emocionada con eso. Llevará el vestido de Álex y de toda la familia.
¿Invitará a Alessandro Lequio?
Es que yo de eso no voy a hablar... Qué raro que me hagáis esa pregunta (risas). ¿Por qué os interesa tanto? De verdad, no voy a decir nada porque cada vez que digo algo contestan por el otro lado. Ya veréis... (juega a la intriga). No puedo decir nada. Esto es como el ¿Qué apostamos? (risas)
¿Es uno de sus deseos para 2024, que se produzca ese encuentro entre Alessandro y Anita?
Mi deseo era tener a la hija de Aless conmigo. Y ése ha sido mi deseo desde que mi hijo me dejó. Ése ya lo tengo. Ya no quiero pedir nada más. Que se pare el tiempo.
¿Le duele que aún no se haya producido el encuentro?
De verdad, voy a guardar silencio en eso. Es algo muy nuestro. He aprendido a aceptar a las personas como son. A relativizar los problemas tras una tragedia en tu vida. Siempre dices 'pero qué tontería: yo me enfadaba por esto o si me han dicho esto o lo otro'. Me da igual todo. Yo quiero quedarme con mi Anita, estar con ella, darle el amor posible hasta que pueda.
¿Sería capaz de repetir la experiencia?
Mira, en un principio lo tenía pensado, pero después de tener a Anita... Es tanto el amor que la quiero dar, quiero que sólo me vea sonreír, no quiero que vea ni una lágrima. Que no lo oculto: hay muchas veces que la estoy dando el biberón y se me saltan las lágrimas. Respiro y empiezo a cantar 'cinco patitos...'. No, yo creo que no repetiré.
¿Tiene Anita algún gesto que le recuerda a Álex?
Todos, todos. Es charlatana, no para de hablar. Es alegría pura. Es un angelito, una bendición de Dios.
¿Cómo está la familia con ella?
Enloquecidos. Tengo a los primos... Es que, a ver: tíos tiene 11. Primos, por ahora, dos y los que están por venir. Porque se van a casar todos. Esta niña, cuando yo no esté, va a tener más de 30 personas cuidándola.
Celia, su sobrina, será su madrina...
Sí. Y el padrino ya dije que iba a ser el íntimo amigo de Álex, Justin, pero no sé si va a poder venir. Entonces, creo que va a ser otra persona, que es el mejor amigo de Álex del colegio. Vive en Londres, porque está haciendo un Master en Oxford. Es un genio y será él el padrino.
Cuando Anita empiece a hablar, ¿cómo quiere que la llame?
Yo quiero que me llame como llamaba mi hijo a mi madre: Bela. Que me parece muy bonito.
¿No le gusta el término abuela?
Abuela me encanta, pero es difícil para un niño decir 'abuela'. Muchos niños dicen 'mamá Ana' o 'mamá Carmen', a las abuelas. La verdad es que la historia se repite porque mi madre, cuando nació, falleció su madre en el parto. Y la crio su abuela y por eso digo que la historia se repite. Mi madre ha sido la mujer más buena, más dulce, más generosa... Cuando mi madre tenía 2 o 3 años se lo dijo su abuela: 'no soy mamá, soy tu abuela'.
¿Ha visualizado el momento en que tenga que explicarle a Ana que usted es su abuela?
Va a ser un momento súper natural, como dos padres gays le dicen a su hijo 'somos dos papás' o 'somos dos mamás'. Estamos en otro siglo. Chicos, hay que avanzar: no estamos en la época del Australopithecus erectus. (Risas) Pues con esa naturalidad del mundo. La naturalidad con la que hay que avanzar.
¿Se puede decir que ha vuelto a encontrar la felicidad con esta niña?
Mi felicidad nunca va a ser la felicidad. La palabra felicidad era cuando tenía a mi hijo. ¿Tú crees que yo por las noches no pienso lo que daría mi hijo por tenerla en brazos él? Porque era el más niñero del mundo. Yo creo que ya me lo merezco. Cuando me pidió mi hijo tener una nieta me di cuenta de lo que me quería. Porque sabía que sin esto yo no estaría viva.
Ni usted se imaginaba acabar el 2023 así, ¿no?
Pero ni loca.
¿Se volvería a enamorar?
No, no, no, eso ni de coña.