Toñi Moreno (50 años) vuelve a dar detalles de su proceso de maternidad, la renuncia de la carga genética, el tratamiento de fertilidad que siguió, lo duro que fue ser madre a los 46 años, y los abortos que sufrió antes de que naciera su querida Lola.
La presentadora intentó quedarse embarazada cuando tenía 35 años. No obtuvo buenos resultados. Tuvo que pasar una década para que su sueño se hiciera realidad. Ella recurrió a la ovodonación, un tratamiento de reproducción asistida en el que los óvulos pertenecen a una mujer donante.
"Yo llegué a la consulta y me acuerdo perfectamente de la primera conversación que tuve con el doctor. Intenté ser madre con 35 años con mis propios óvulos y no tuve mucha suerte. Llegué a tener varios abortos. Lo aparqué por trabajo y me planté en 45. Yo no quería pasar por el calvario de intentar que fuera con mis óvulos, ya que entiendo que con esa edad no tienen la calidad que deberían tener, y opté por la ovodonación". Así lo ha asegurado Toñi en el pódcast Hablemos de fertilidad de la clínica Ginemed durante una conversación con su doctor y director del centro, Pascual Sánchez, este pasado 21 de septiembre.
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Por aquel entonces, las principales preocupaciones de la actual concursante de MasterChef Celebrity 8 eran la edad, el trabajo y su "modelo de familia monoparental". El doctor le ha asegurado que "cada vez hay más mujeres que se embarazan con más edad por el tipo de vida que estamos llevando, el cual está obligando a la mujer, por diversas causas, principalmente las profesionales, a retrasar la maternidad".
Precisamente fue esa la razón que obligó a Toñi a posponer su deseo de convertirse en madre. "Nunca era el momento por un tema laboral, no he tenido otra historia. Cuando tenía un programa que estaba funcionando no quería hacerlo por si me lo quitaban, y cuando no trabajaba no era el momento porque no tenía dinero. Nunca lo era, hasta que lo fue con 46 años", ha subrayado.
Ella se decantó por la ovodonación, pero otro de los modelos de maternidad que se replanteó Moreno era la adopción, aunque finalmente decidió descartarlo porque "me hubiera pillado muy mayor porque el proceso es larguísimo".
Toñi ha explicado que no conoce a los donantes, pero el doctor Sánchez le ha reafirmado que el tratamiento que siguió fue el más "correcto" ya que "uno tiene que saber qué posibilidades hay" de quedarse embarazada. "Es un proceso duro psicológicamente, sobre todo por el fracaso, y con esa edad no es imposible. pero sí difícil, y debes estar preparado para sufrir ciertos fracasos que a veces no merecen la pena. Tu decisión fue inteligente".
Los embarazos de Toñi
A pesar de estar contenta de la elección que escogió, su embarazo ocurrió en un momento de "máximo estrés laboral" y fue "terrible por mi situación personal". Sin embargo, Toñi supo hacerle frente y gestionarlo de la mejor manera que sabía: cuidándose mentalmente. "El tema psicológico es importantísimo. Yo he vivido dos abortos, y estaba bien porque estaba mentalizada. Algunos momentos fueron desagradables, pero yo viví todas esas pérdidas como el camino de seguir intentando quedarme embarazada y ser madre".
La presentadora siempre pensó en positivo. Durante los primeros embarazos que tuvo, siempre estuvo "pendiente" de cuántos días quedaban para poder realizarse el test de embarazo. "Eso te genera una ansiedad y un estrés... Y era ver el negativo y otra vez volver a estar triste", se ha lamentado.
Casualidades de la vida que se quedó embarazada de Lola sin estar pendiente de ello. "Fue un mes que a mí se me olvidó hacerme la prueba, porque yo intentaba que todo no girara en torno a esto, y al final mira".
A los dos meses, Moreno ya sabía que el bebé "venía bien, sin ninguna malformación, y su sexo". Dio a luz el 21 de enero de 2020 en Sevilla y la pequeña fue bautizada como Lola del Rocío en el Santuario de El Rocío en junio de ese mismo año.
Ahora, ya "no concibo mi vida sin Lola, pero hubiese sido feliz también sin ella, porque mi vida la tengo llena de muchas cosas". Sin embargo, también llegó a replantearse darle un hermano a su única hija. "Hay días que pienso 'qué bien que sólo me pusiera un embrión', pero hay otros que he dudado y digo 'no sé si me equivoqué y si hice bien en no darle un hermano'", ha indicado.
La preocupación por la genética
La catalana de nacimiento y andaluza de corazón ha confesado que ahora la gente está "preocupada por la genética" y se cuestionan si el hijo es de los padres o no. "Pero como no va a ser mía, si he engendrado a mi hija durante nueve meses, la he tenido en mi vientre y es el mayor regalo de mi vida", ha señalado.
También considera que la sociedad sigue "obsesionada" con el parecido entre los padres y los hijos. "A mí me dicen que Lola es igual que mi padre, y yo miraba a la niña y decía 'el donante tiene que ser un finlandés' porque era muy rubia, y yo no sabía que sensación iba a tener respecto a cómo sería. Ahora, que a ella se la da genial el deporte y a mí se me daba fatal, la miro y digo 'no se parece en nada a mí, pero qué maravilla'. Tengo una sensación de agradecimiento a los donantes... porque la han mejorado", ha agregado entre risas.
Congelar óvulos
El doctor que siguió todo el tratamiento de Toñi ha explicado que sería fabuloso que una mujer donara sus óvulos a los 25 años, pero que a esa edad a las mujeres "no se les pasa por la cabeza pensar en eso porque tienen cosas que para ellas son más importantes. Al final el momento lo decide uno, pero cuanto antes lo decidas, el óvulo va a ser de mejor calidad".
Debido a su experiencia personal y a todas las dificultades a las que se ha enfrentado Moreno para ser madre, ella siempre recomienda congelar los óvulos. "Si la naturaleza te dice que tienes que ser madre, hazlo, a mí ya me está costando agacharme al suelo y llevar el ritmo vital de una niña de tres años. El acto de ser madre es un acto de inconsciencia, y cuanto antes, mejor", ha sentenciado.