Daniel Sancho (29 años), asesino confeso de Edwin Arrieta, lleva desde el pasado 7 de agosto en una cárcel de Koh Samui, una isla del sur de Tailandia. El joven español, hijo del actor Rodolfo Sancho (48), supuestamente asesinó y descuartizó al cirujano colombiano en un hostal de este país asiático. En un suceso que ha conmocionado al mundo y que se sigue minuto a minuto por las consecuencias de este atroz crimen, por el que han pedido pena de muerte.
A lo largo de estas semanas, el asesinato de Daniel Sancho ha ido copando las noticias no solo por lo macabro del suceso, sino por las condiciones y el lugar donde se ha producido. Y por su identidad: que el español sea el hijo de un reconocido intérprete (y nieto de una leyenda como Sancho Gracia) ha provocado un seguimiento inusual. Se sabe que el pasado día 17 llegó su madre, Silvia Bronchalo (48), a visitarle al centro de internamiento en el que se encontraba.
Se han ido conociendo a su vez las intimidades del protagonista, los últimos mensajes enviados, las consecuencias en la familia e incluso los próximos pasos a tenor de la justicia tailandesa. Ahora mismo, por ejemplo, el reo se encuentra en una cárcel de Koh Samui. Allí se quedará hasta finales de año. Entonces se le trasladará a otra prisión, llamada Bang Kwang y conocida en el país como el 'Hilton de Bangkok'. Aún no es seguro: será también a finales de 2023 cuando la jueza que se encarga de su caso deberá tomar una decisión sobre el destino de Daniel.
Cómo es la futura cárcel
Hasta que se determine definitivamente el destino, permanecerá en Koh Samui, donde ya se han descrito las condiciones insalubres de la comida y el espacio. Según las publicaciones sobre la nueva cárcel, en Bang Kwang no estará mucho mejor. Dicen que es uno de los peores sitios donde terminar. Allí están los peores criminales, como asesinos en serie, violadores y descuartizadores. Y es más duro sobrevivir que en la isla actual.
Para contextualizar, el penal de Bang Kwang está ubicado en la ribera del río Chao Phraya a su paso por la provincia de Nonthaburi, al norte de Bangkok. Alberga a 7.000 presos, a pesar de que fue construido para acoger a 3.500. Del total de convictos, casi 430 reos están condenados a muerte y, según Amnistía Internacional, a finales del año pasado entre ellos había una veintena de extranjeros.
Terminan muchos condenados a pena de muerte. El Código Penal de Tailandia estipula la pena capital como castigo para un total de 35 delitos, tales como asesinato premeditado, violación y narcotráfico. Una encuesta de 2014 revelada por El Confidencial exponía que el 41% de los tailandeses apoyaba la pena capital como la manera más efectiva para combatir el crimen frente al 8% que le gustaría terminar con la práctica. Mientras, el resto permanecía indeciso.
La conocida como Hilton de Bangkok se caracteriza por su dureza. Ha sido descrita en libros y documentales, incluyendo denuncias de torturas, abuso de poder y corrupción de los guardas dentro del presidio de máxima seguridad. El británico Colin Martin, quien estuvo cerca de una década en Bang Kwang, calificaba la cárcel como un "infierno" en un libro autobiográfico que escribió mientras permanecía interno.
"Nada más plantar un pie, me pusieron cadenas. No las que se ven en la televisión, estas pesan cuatro kilos y fueron aplastadas a mis tobillos por los oficiales a martillazos", relata Colin Martin en este título que publicó en 2006, año en el que fue extraditado al Reino Unido. Una televisión australiana tiene la culpa de este apodo, aunque los tailandeses optan por llamarlo "el gran tigre" por su propensión a devorar prisioneros.
Es lo que cuenta el expreso Warren Fellows en su libro 'The Damage Done' (algo así como 'El daño hecho'). Fellows narra que fue encarcelado de por vida en 2003 por traficar con 2,4 kilos de heroína. En 2009 se denunció un caso de un brote de peste porcina que se cobró la vida de varios reclusos. Las quejas por la situación del recinto han sido numerosas, protestando por las promesas incumplidas de sucesivas administraciones de mejorar las condiciones de la prisión.
Una prisión con "muy mala fama"
Según contaban en Antena 3, la prisión "siempre ha tenido muy mala fama". "Los presos están hacinados, a veces hay decenas o incluso centenares de ellos en una sola celda. Hasta 2013 llevaban grilletes, no para que no se movieran, sino para que no corrieran o pegaran patadas. La comida es escasa y de mala calidad. No es un buen sitio para pasar una larga temporada", enumeraba.
Fernando Cocho añadía en el programa 'Código 10' de Cuatro que "la tasa de mortalidad está en un 25% al superar los dos años". "Los reclusos mueren por desnutrición, enfermedades y violencia. Son cárceles de unos cuatro metros cuadrados en las que hay ocho o 10 personas. Pagan a mafias, tienes que pagar tu comida, hay fuertes coacciones e incluso pueden utilizarte como objeto sexual", explicaba.
"Si no tienes dinero, morirás antes. Tienes que pagarte hasta el propio traje de presidiario. Alguien desde fuera tiene que pagarte la comida, es un sitio muy peligroso", sentenciaba.