Antes de meterme en harina, quiero dejar claro que este artículo no es nada fácil para un servidor, porque admiro muchísimo a la legendaria e inconmensurable María Teresa Campos (82 años) y, por extensión, a sus hijas, Terelu Campos (57) y Carmen Borrego (56). Por extensión y porque, en cierto modo, veía en Terelu una suerte de continuidad de ese espíritu Campos que ha escrito una página en la historia catódica y del periodismo.
Con Terelu, creía yo, el sello Campos en la televisión y toda esa aura -magnética- de ostentación y poderío y divismo no moriría con la matriarca. La saga continuaría, pese a todo. No obstante, hace tiempo que me molesta ver a las hermanas Campos en los medios. Sólo hablo de las hijas porque todos saben que María Teresa está retirada de la circulación y padece importantes problemas de salud marcados por un gran deterioro cognitivo.
La Teresa que todos conocemos ya sólo está en la hemeroteca y en nuestro recuerdo. Pues bien, digo que me molesta -y enfada y decepciona- ver a Terelu y Carmen en la televisión, y en el papel couché, porque siempre está detrás la utilización -directa o indirectamente- de su propia madre.
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Cómo son las cosas: esas hijas -sobre todo, Terelu- que siempre han luchado por desvincularse del pesado apellido Campos -oye, yo valgo por mí misma y quiero mi sitio-, hoy se aferran a él cual bote salvavidas para seguir en el alambre y en la primera línea mediática.
Carmen y Terelu son personas, fundamentalmente, incongruentes. Con unos principios, digamos, un tanto cambiantes. Moldeables, más bien. Sus límites o líneas rojas -admirables de base- se diluyen con una facilidad pasmosa en el ejercicio de su profesión o enroladas en el mundo de las exclusivas. Poderoso caballero es don dinero, dice el dicho. Insisto, eso es lo que yo veo y estoy aquí para dar mi opinión.
Bueno, tampoco hace falta apuntalar mucho este texto en mi visión: ahí están los hechos, aplastantes, que demuestran que las hijas sacan a pasear en las exclusivas a su madre. Esta semana, Terelu concede una entrevista en Lecturas y el titular de portada es: "Ya no soporto más ver sufrir a mi madre". Todo ello, insisto, no hay que perder la perspectiva: en bañador, maquilladísima y estupenda. Frivolidad modo on.
El conjunto, con perdón, puede resultar hasta obsceno. Esperen, que hay más. Vale, sí, sobre el titular de portada siempre se puede alegar que la revista destaca lo que cree que más le puede hacer vender portadas. Ay, qué malas son las revistas, qué morbosas. Un argumento que tendría algún viso de sostenerse con dignidad si Terelu no se hubiera explayado a lo grande, en página interiores, sobre la intimidad más dura que atraviesa su madre.
Siéntense, que sale el gordo. A la pregunta de ''¿Tienes miedo?" -por la débil salud de su madre-, Terelu responde: "Sí, claro. Tengo miedo. Por otro lado, ya no soporto más verla sufrir. Te vienen a la cabeza pensamientos con respecto a ti misma. 'Alejandra, yo así no quiero. Que no se te olvide'. Enferma como ella no quiero estar ni un día y no me tiembla el pulso al decirlo. ¿Que yo tengo un deterioro cognitivo y soy happy? Bueno. ¿Vamos a llevar a la vieja a tomar una cervecita? Vale".
¿De verdad es necesario? ¿Es necesario, Terelu, llegar a tanto mientras posas sonriente en un jardín de ensueño y te sujetas la fabulosa pamela a juego con tu bañador? Me parece esperpéntico. No sólo a mí: ayer dijo la hija de Terelu, Alejandra Rubio, que también anda impactada por las revelaciones de su madre.
Eso sí, la joven intenta echarle un capote a Terelu. "Sabía que la entrevista se había hecho, pero no cuándo iba a salir. Hay cosas que no sabía. He hablado con mi madre hace un poco y me ha aclarado una cosa: es verdad que igual lo recuerdo mal, pero ella dice que pidió que no se fotografiara a mi abuela no que no se hablara de ella". Ah, vale, perdonadme: fotografías no, pero detalles íntimos de su día a día sí. Muy coherente todo.
Vamos con Carmen Borrego, que aquí hay más jugo. Porque a dramas a ella no le gana nadie. Cuando se quiere poner, se pone. "Estoy sin trabajo, con mi madre enferma y un problema con mi hijo", dijo como gran titular el pasado 5 de julio. Continúa la cascada de detalles: "El no tener a mi madre a la que yo llamaba si tenía un problema y asumir lo que le estaba pasando, hizo tambalear mi vida".
Es que no hay por dónde cogerlas. Hasta hace un tiempo trazaba una línea entre Terelu y Carmen. Siempre me ha parecido que Borrego es mucho más kamikaze con todo y Terelu mucho más sensata, coherente y protectora. Ahora, tras esta última interviú, creo que ambas están al mismo nivel.
Ya no existen diferencias. Poderoso caballero es don dinero, sí. Decía el dicho algo así como "yo tengo mis principios, pero si no te gustan tengo otros". El talonario lo marca todo: las penas son menos penas si hay una buena suma de ceros. Por cierto, Terelu: las fotos, muy cuidadas y bonitas. Con mucho gusto.