Portadas de las bodas de Chábeli, Ana Boyer y Tamara Falcó.

Portadas de las bodas de Chábeli, Ana Boyer y Tamara Falcó.

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Ana Boyer, la mejor novia de las hermanas Preysler: "Estaba estilosa. Tamara parecía Isabel la Católica"

Tony Abril, experto en comunicación, imagen y estilismo analiza para EL ESPAÑOL las tres bodas de las hijas de Isabel Preysler.

12 julio, 2023 01:23

Érase una vez una socialité de origen filipino que se convirtió en la reina de corazones gracias a su tumultuosa vida sentimental. Nada hacia presagiar que aquella jovencita llamada Isabel Preysler (72 años), cuyos padres enviaron a Madrid con tan sólo 17 años para alejarla del playboy Juny Kalaw que la estaba metiendo en caminos poco adecuados, acabaría convirtiéndose en uno de los referentes sociales más importantes de las últimas cinco décadas. Independientemente de sus hijos varones, Julio José Jr. (50) y Enrique (48), nuestra protagonista tuvo una hija con cada uno de sus tres matrimonios.

Con Julio Iglesias (79) tuvo a su primogénita, Chábeli (51), que en la mayoría de las ocasiones se ha mostrado un tanto díscola ante los esfuerzos de mamá para que saliera perfecta en su revista de cabecera, ¡HOLA!. La joven tuvo que tragar durante un tiempo y posar con diseños de alta costura y estilistas que afinaban su figura para satisfacer a mamá, cuando a Chábeli le gustaba ir a su aire, en jeans, camisetas y despeinada.

Durante su adolescencia tuvo novios bien vistos por la matriarca, como Alfonso Goyeneche -hijo de la condesa consorte Ruiz de Castilla-; Ramsés Trujillo, el multimillonario nieto del dictador dominicano; Antonio Garrigues Miranda, hijo del influyente abogado o Pablo de Hohenlohe, nieto de Mimí, duquesa de Medinaceli.

[El esperado vestido de novia de Tamara Falcó, al detalle: de esencia 'royal' y bordado con una técnica medieval]

Boda de Chábeli Iglesias.

Boda de Chábeli Iglesias.

Al final, Chábeli se decantó por Ricardo Bofill Jr. (58) el hijo desbocado a la par que descocado del arquitecto del mismo nombre a quien conoció a través de unos amigos comunes en un restaurante madrileño en octubre de 1992. Poco después se escaparon a Marrakech donde formalizaron una relación que Julio Iglesias e Isabel Preysler sabían que no iba a ninguna parte. Sin embargo, el 11 de septiembre de 1993, la pareja se dio el 'sí, quiero' en el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill en Sant Just Desvern (Barcelona), cuyos hilos ahora manera Bofill Jr. tras el fallecimiento de su progenitor. Al igual que con Tamara Falcó (41), el enlace empezó gafado.

El alcalde de la localidad no quiso oficiar la ceremonia al considerar que el lugar no era sagrado, por lo que terminó haciéndolo un juez de paz. Cuenta la leyenda que antes de recorrer el pasillo, Julio le dijo a su hija "tengo el avión a diez minutos de aquí. Nos vamos todos y les dejamos con la boda", pero no hubo novia a la fuga en plan Julia Roberts.

Sobre el diseño del vestido de novia, Tony Abril, experto en comunicación, imagen y estilismo que trabajó durante muchos años con Joaquín Verdú, asegura que "con lo joven que era se puso unos cuantos años encima. Fue una especie de quiero y no puedo. El vestido era de encaje blanco de un diseño de Dafnis con patronato de Valentino con aires mejicanos. Era un vestido muy recargado, con demasiado encaje, es cierto que era la moda de entonces, pero desentonaba con el
entorno ya que el Taller de Bofill siempre ha sido muy moderno. Se puede estar de moda pero sin caer en el más (menos es más). Personalmente creo que era un diseño que disimulaba sus imperfecciones y, por tanto, ella se sentía a gusto. La parte delantera y la cintura le quedan perfectas. Sinceramente, lo más bonito era la parte que le cubría el pecho".

Más de 5.000 curiosos se agolparon en el Taller para ver de cerca a los Iglesias-Preysler y a los personajes más elegantes del momento, como Bibis Salisachs o Pitita Ridruejo. El banquete fue un delicatessen elaborado por Ferran Adrià, que entonces estaba al frente de El Bulli. Los recién casados se asentaron en Miami y, tal y como habían vaticinado los padres de la novia, la pareja se separó a los diecisiete meses. A él le gustaba la fiesta y a ella quedarse en casa. Así lo confirmó la propia Chábeli a ¡HOLA! a través de un comunicado: "Desavenencias surgidas en la vida conyugal de doña Isabel Iglesias Preysler y Ricardo Bofill han determinado su separación de hecho, como el paso previo a la iniciación del procedimiento judicial por mutuo acuerdo".

Boda de Ana Boyer

El amor a primera vista existe en el clan Preysler. Un concierto de Enrique Iglesias en Madrid cambió para siempre el destino de Ana Boyer (34) y Fernando Verdasco (39), que había acudido para acompañar a su hermana pequeña ya que era fan del cantante. Era el año 2012. El tenista ya había tenido novias famosas como las actrices Dafne Fernández y Camilla Belle (36) y la tenista Ana Ivanovic, mientras que Ana, por entonces estudiante de Derecho y Administración y Dirección de Empresas en Icade, había tenido un solo novio formal, Diego Osorio, hijo del marqués de los Balbases y conde de la Corzana. Salieron entre 2007 y 2010.

Tal y como confesó el tenista hace unas semanas en el programa de Bertín Osborne (68) Mi casa es la tuya, "desde que la vi supe que era la mujer de mi vida (…) así que dejé a mi novia y empecé a picar piedra". Cierto es que la relación de Verdasco no iba bien debido a la distancia ya que su chica vivía en Los Ángeles. Al final, tanto trabajo obtuvo sus beneficios. Fue en el verano de 2013 cuando Fernando y Ana empezaron a salir seriamente, por lo que los paparazzi les pillaron en más de una ocasión. Desde el primer momento, mamá Preysler siempre estuvo dichosa.

Boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco.

Boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco.

Mientras estaban en México, en agosto de 2017 Fernando Verdasco se declaró a su chica. Aunque le pilló un poco de sorpresa, lo cierto es que entraba dentro de lo planeado porque lo suyo estaba asentado y el deportista ya le había comentado su deseo de formar una familia. Unos meses después, concretamente el 7 de diciembre, la pareja se casó en la isla privada caribeña Mustique, que tan famosa se hizo por las escapadas y borracheras de la princesa Margarita de Inglaterra, hermana de la difunta reina Isabel II. La organización corrió a cargo de Tamara Falcó, que ejerció de wedding planner. Los novios tenían muy claro que deseaban algo privado, todo lo contrario a los otros enlaces familiares, por lo que solo asistieron 60 invitados.

En palabras de Abril, "el diseño de su vestido, que corrió a cargo Hervé Moreau para Pronovias, le quedaba como un guante porque el corte sirena, el escote corazón y los manguitos desmontables resaltaban su esbeltez. El color blanco y los materiales estuvieron muy bien elegidos porque los bordados eran pailletes de nácar combinado con pedrería de cristal y aplicaciones en guipur. No hay que olvidar que la cola de un par de metros la supo llevar con elegancia". Y añade: "Estaba elegante, sexy, con clase y estilosa".

El padrino de boda fue Julio José y una de las caras que más flases acaparó fue Mario Vargas Llosa (87), novio de Isabel Preysler. A la isla, que era uno de los destinos favoritos de Miguel Boyer, no estuvieron invitados los hermanos paternos de la novia, Miguel y Laura, fallecida de cáncer a los 57 años el pasado mes de febrero. No tardaron en llegar los hijos, Miguel (4) y Mateo (3), que el pasado 8 de julio ejercieron como pajes en el enlace de Tamara Falcó con Íñigo Onieva (34).

Boda de Tamara Falcó

Estos últimos están siendo trending topic desde hace meses por la infidelidad, los problemas con el vestido, el robo de las joyas, la millonaria exclusiva… Hasta que se ha convertido en realidad, la pareja ha recorrido un largo camino. De momento, Tamara ha encontrado al amor de su vida tras haber tenido una lista de amores tan extensa como la de su hermana mayor. Entre los nombres más importantes destacan Alberto Comenge, descendiente del fundador de los Camiones Barreiros y creador del Simca 1000; Bartolomé Fierro March, herrero de los célebres banqueros; el economista Tomasso Musini o el biólogo, Iván Miranda Álvarez-Pickman.

Desengañada a nivel del corazón, entre 2012 y 2019, Tamara buscó consuelo en Dios, manifestó su deseo de ser monja y estudió catequesis. La versión mística de la que supuestamente es la heredera de la reina de corazones produjo ternura, pero se desvió del camino cuando en marzo de 2020 conoció en la fiesta de cumpleaños de una íntima amiga de la diseñadora a Íñigo Onieva, un joven desconocido que a la sazón descendía por vía materna de unos prominentes empresarios vascos. Él fue uno de sus consuelos cuando su padre, Carlos Falcó, V marqués de Griñón y XII marqués de Castel-Moncayo con Grandeza de España falleció de Covid.

Boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva.

Boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva.

El vestido de Tamara ha generado una gran polémica, dejando de lado las desavenencias con la firma Sophie et Voilà. "He encontrado el vestido bastante pretencioso, regio, conservador, recatado y con un tejido demasiado invernal que parece Isabel la Católica. A lo mejor es la imagen que quería transmitir, pero no corresponde a la realidad de las novias de ahora. Le hubiera dado mucho más volumen en la parte de abajo, porque todo el peso le cae en al suelo y no se lo podían acortar porque el bordado que luce es maravilloso", asegura el experto EL ESPAÑOL

"Yo le hubiera hecho un vestido muy entallado en la parte de arriba y habría jugado con diferentes tejidos ya que el shantung de seda te otorgan más solemnidad mientras que unas gasas o muselinas aportan un toque de modernidad, dan volumen y te permiten jugar con plisados y drapeados. Esto sí que habría sido bonito".

El experto es consciente que Wes Gordon, director artístico de Carolina Herrera, ha contado con unas cinco semanas para elaborar el vestido, por lo que el tiempo jugó en su contra. "El diseño de Sophie et Voilà le hubiera aportado más modernidad, era más actual, los tejidos estaban más de acorde y quizás no le habría hecho una espalda tan escotada por todo el catolicismo que lleva encima Tamara", remata Abril.