Cuando en 2002 debutó en la pequeña pantalla formando parte del reparto de Hospital General, poca gente apostaba por los giros que iba a dar la vida de Meghan Markle (41 años). El hecho de que su padre trabajara como director de fotografía hizo que la norteamericana se familiarizara con los platós de rodaje desde la infancia, pero su fama no iba a venir tanto por su capacidad interpretativa.

El punto de inflexión llegaría en 2016, cuando se hizo pública su relación sentimental con el príncipe Harry (38). Desde ese momento, los focos sí que iban a apuntar a Meghan Markle, convirtiendo en noticia cualquier declaración o paso que daba. De hecho, el anuncio de este sonado enlace matrimonial se produjo durante una entrevista de televisión en 2017.

Pero no es oro todo lo que reluce en la vida de la duquesa de Sussex, quien no ha tenido reparos a la hora de hablar de varios problemas de salud. El más grave tuvo que ver un aborto espontáneo al que llegó a culpar al entorno, tanto a la presión mediática como a la complicada relación que mantenía con su padre. Otro episodio destacado en este sentido lo dio a conocer la propia Meghan Markle en una entrevista con Oprah Winfrey (69), esta vez en relación a los problemas de salud mental derivados de la convivencia con su nueva familia política.

[La enfermedad de Stella McDermott, hija de Tori Spelling, que tiene un componente hereditario]

Sin embargo, hay más. En los últimos días se ha dado a conocer un problema crónico: las migrañas. Aunque no ha efectuado declaraciones al respecto, sí es cierto que en 2015 la duquesa de Sussex ya habló de este asunto: "Desde joven sufro unas migrañas que llegan a ser debilitantes".

Características

Aunque se trata de una dolencia bastante conocida, lo cierto es que las migrañas crónicas sólo afectan a un 3% de la población. Se trata básicamente de un dolor de cabeza o cefalea. En el caso de las migrañas se caracteriza por manifestarse a través del dolor en una mitad de la cabeza (por eso se denomina dolor unilateral), en forma pulsátil, es decir, como si fuera un latido.

La incomodidad que genera en el paciente la migraña es importante, ya que puede ir acompañada de mareos, náuseas o vómitos y de lo que se conoce como auras, síntomas neurológicos como luces centelleantes que preceden a la misma migraña. Una de las diferencias relevantes respecto a otros tipos de cefaleas tiene que ver con la duración: puede durar entre 4 y 72 horas si no se aplica un tratamiento.

Las causas conocidas son muy diversas, y van desde la ingesta de determinados alimentos, medicamentos y bebidas alcohólicas hasta cambios hormonales en las mujeres, pasando por factores climáticos como los cambios repentinos de tiempo, sin olvidar uno de los grandes problemas de la sociedad actual: el estrés.

Por todas estas razones, los tratamientos suelen estar enfocados no sólo a reducir y paliar los síntomas, sino a tener un efecto preventivo. El uso de analgésicos, opioides e incluso antidepresivos suelen ser los fármacos más comunes empleados para estas finalidades.