Para la actriz y presentadora Ana García Obregón (68 años) hay cuatro fechas clave y fatídicas en su devenir personal y calendario vital: las que tienen que ver con las pérdidas de su único hijo, Álex Lequio; de sus padres, Ana María Obregón Navarro y Antonio García Fernández, y aquel 22 de marzo de 2018. Ese día, al llegar a casa de una grabación, su vástago se retorcía del dolor y acudieron a Urgencias.
Comenzaba para madre e hijo un duro viacrucis contra el cáncer. Sea como fuere, números y fechas que estarán por siempre marcados en rojo en el corazón de la actriz. No obstante, existe otra gran casualidad o suerte de coincidencia en forma de número que se ha desvelado en el libro El chico de las musarañas, que ha visto la luz este pasado miércoles, 19 de abril.
En la obra -que comenzó a escribir Aless y terminó su madre, Ana García Obregón- se narra el momento en que el joven, hospitalizado, se somete a un último ensayo clínico y, con las "constantes al límite", les habla a sus padres desde la cama para hacerles ver que en pocas semanas cumpliría 28 años. "¿Sabéis que en un mes y medio cumpliré 28 años?", interpeló Lequio Jr., "con muy poquita voz", como se matiza.
"Claro que lo sabemos y lo celebraremos juntos", le respondieron, casi al unísono, sus abnegados padres. En ese momento, García Obregón expresa lo que sigue en el libro: "Nunca llegamos a celebrarlo, mi vida. Hay una pregunta que me hago constantemente en mis sombrías noches de insomnio, ojalá pudieras contestarla. ¿Por qué desde pequeño tu número favorito era el veintisiete?".
Y añade sobre el papel, emocionada, la guionista de Ana y los 7: "Lo repetías sin cesar riéndote con distintas entonaciones y acentos. Acabo de ver tu primera cuenta de Instagram, que creaste a los veinte años, y era @elyerry27, y tu primer Facebook, El sosito magnifique 27. ¿Por qué veintisiete, Aless? ¿Qué premonición intuías desde niño de tu fatal destino? ¿Será verdad que existe un plan desde que nacemos para las almas?".
"Quiero ser padre"
Aless conservó las esperanzas de vivir hasta el último momento. Quienes lo conocían sostienen que era un joven con gran proyección y con muchos sueños por cumplir. Sobre todo, a nivel personal y familiar. Álex Lequio deseaba, por encima de otros anhelos, ser padre. Así lo manifestó en diferentes entrevistas en medios de comunicación.
Por eso, al darse cuenta de que el cáncer se lo iba a impedir Álex pidió a sus padres, como última voluntad, que llegara al mundo un hijo suyo. En este caso, una hija, llamada Ana Sandra. Tal y como plasma Ana Obregón en el libro, en "una luminosa mañana de finales de abril", el joven, hospitalizado en Barcelona, abrió los ojos "muy despacio" y les murmuró, a duras penas por el dolor que le impedía hablar, 38 palabras a sus progenitores.
En ellas, Aless expresó lo que sigue: "Mamá, papá... Si me pasa algo, acordaos de la muestra que dejé en el laboratorio de Nueva York. Quiero tener hijos, aunque ya no esté. Es mi deseo... Prometedme que lo vais a hacer... Por favor..., suplicaste emocionado". Esas son las palabras, literales, que el emprendedor joven manifestó, en la soledad del hospital y sólo en compañía de sus padres.
Un deseo hablado que más tarde, se entiende, se convirtió en un testamento ológrafo una vez plasmado sobre papel. De acuerdo con la narración de El chico de las musarañas, tras su manifestación Ana, deshecha en dolor, le aseguró: "No digas eso, tú tendrás tus cinco hijos cuando estés bien. (...). Pero si es lo que quieres oír, ¡te lo juro!".
En ese punto del relato, cuenta Ana Obregón que Aless se quedó pendiente de la reacción de su padre, Alessandro: "Te quedaste mirando a tu padre esperando una respuesta". Y el conde italiano, también rubricó su conformidad de forma hablada: "Yo también te lo juro", le dijo a su hijo.