El 17 de junio es la fecha clave que unirá las familias Preysler y Onieva "hasta que la muerte nos separe", según dice el santo sacramento en el que Tamara Falcó (41 años) cree profundamente. La boda de la marquesa de Griñón e Íñigo Onieva (33) convertirá en consuegras a dos mujeres tan diferentes como glamourosas a las que, hasta ahora, nunca se ha visto juntas en público.
Sus vidas son completamente diferentes, lo que quizá haya provocado que, según su círculo cercano, no hayan tenido una relación demasiado cercana. Sin embargo, la que será la gran boda del año las une irremediablemente a nivel personal y a nivel mediático. El "sí, quiero" de Tamara colocará en el centro de todas las miradas a Carolina Molas (53), que será la madrina previsiblemente y acompañará a su hijo al altar. Isabel Preysler (71) en esta ocasión tendrá un papel menos relevante en la ceremonia, aunque no en la consabida exclusiva.
Habrá que esperar para ver si posan juntas en el posado que concederán los novios para mostrar los momentos especiales de su enlace. Lo que es seguro es que rivalizarán en estilo. Isabel es una maestra en crear looks impecables, Carolina, en sus escasas apariciones públicas y en redes sociales, también ha demostrado tener un estilo impecable y de tendencia.
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El armario de la suegra de Tamara es juvenil y muy actual. Sus estilismos navegan entre trajes de chaqueta, vaqueros y vestidos vaporosos. Comparte gustos de moda con su hija, la actriz Alejandra Onieva (30), incluso van vestidas casi iguales en muchas ocasiones. Es ella quien más fotos comparte de su madre en Instagram, permitiendo al público conocer retazos de su esfera privada. También lo hace Íñigo, aunque de manera esporádica y siempre destacando la gran admiración que siente por su progenitora.
Comparando su estilo de vestir con el de Preysler se encuentran muchos puntos en común, ya que Isabel también lleva prendas actuales y sigue las propuestas que cada año muestran las pasarelas adaptándolas a su personalidad. Como es lógico, la socialité tiene a su alcance prendas de prestigiosas firmas, que puede lucir en los exclusivos y elegidos eventos sociales a los que asiste.
Hasta el momento, Carolina sólo ha mostrado algunas pinceladas de su dress code, ya que se ha dejado ver muy poco en público. Aún así, su elegancia está fuera de toda duda. La moda es una de las grandes pasiones de ambas consuegras e incluso la madre de Íñigo ejerce de influencer en sus redes sociales mostrando sus looks y sus viajes; otra de las cosas que comparte con Isabel. Cuenta con casi 4.000 seguidores en Instagram, aunque decidió cerrar su perfil a raíz de la escalada mediática de su hijo.
En lo que se refiere a su trayectoria íntima, las diferencias entre ambas son notorias. Mientras que Isabel Preysler es la auténtica reina de corazones, con una vida marcada por sus relaciones sentimentales con hombres conocidos y poderosos, siempre expuesta en los medios, Carolina se ha mantenido en la sombra, pese a que el noviazgo de su hijo con Tamara Falcó ha hecho que salgan a la luz algunos datos personales. Proviene de una familia acomodada de empresarios vascos y ha logrado forjarse una carrera profesional exitosa. Actualmente es consejera de la empresa Cemevisa, que preside su madre, María Eugenia Urrutiaciorraga Ibarra, y el año pasado recogió el premio CEO del Año en Distribución de Electrodomésticos de Consumo.
Reside en una exclusiva vivienda del barrio de La Moraleja, cuyas estancias han aparecido en el reality de la marquesa de Griñón. Fue el refugio de Íñigo cuando se produjo su ruptura con Tamara, el pasado mes de septiembre, al salir a la luz una deslealtad del empresario poco después de anunciar su boda. Entonces, Carolina aguantó como pudo el chaparrón mediático, intentando no hacer demasiadas declaraciones. "Los dos están muy mal. Cada uno con sentimientos distintos obviamente", dijo.
La atención que despertó la noticia hizo que Molas viviera momentos complicados, ya que no le gusta ser el centro de atención y quienes la conocen la definen como "una mujer muy sencilla". Ahora que todo ha pasado se muestra más relajada y sonriente. Además de su espectacular casa, es habitual verla conduciendo su Jaguar deportivo color azul Klein. No en vano, participa en 19 empresas del holding familiar lo que le permite tener un nivel de vida alto, como también lo es el de su futura consuegra.
En el terreno sentimental, Molas también ha tenido una vida amorosa agitada. Cuenta con dos matrimonios que no llegaron a buen puerto, el primero con Íñigo Onieva, padre de sus tres hijos, que tras la ruptura se instaló en México, donde rehizo su vida. En 2017, la ejecutiva se casó con José Ignacio de Guadamillas, un empresario relacionado con el mundo inmobiliario, pero en verano de 2022 la pareja decidía poner punto final a esta unión tras cinco años de amor.
La futura boda de Íñigo y Tamara puede equiparar ligeramente las vidas de estas dos mujeres que acapararán la atención en el gran día. Limadas las asperezas que provocó el escándalo en ambas familias, ahora están unidas por un proyecto común: que todo salga bien en el enlace, que tendrá lugar en la iglesia de Santa Bárbara. El convite posterior se celebrará en el palacio El Rincón, propiedad de la marquesa. Aunque los novios aún no lo han confirmado, se espera que sea Carolina la madrina, mientras que Falcó podría llegar del brazo de su hermano, Julio José (49). La incógnita a resolver es si Carolina participará activamente en el reportaje fotográfico que a buen seguro se habrá pactado, posando con los recién casados y con su consuegra. El duelo de estilismos de boda está servido.