La historia personal de Mónica Pont (51 años) bien valdría como argumento de una telenovela, aunque en ocasiones la realidad supera a la ficción. Esta actriz y modelo que empezó trabajando en publicidad cuando era sólo una niña alcanzó una gran popularidad a finales de los 90 gracias a la serie Hostal Royal Manzanares, junto a Lina Morgan.
Aquello le abrió las puertas a más personajes en televisión y cine en lo que parecía ser una prometedora carrera. Sin embargo, los difíciles acontecimientos que rodearon su vida personal, con un tortuoso divorcio y la dolorosa pérdida de la custodia de su hijo, hicieron que se convirtiera en un rostro habitual de los programas del corazón, donde contaba su testimonio personal.
Hoy, quince años después de que empezar todo aquel calvario, Mónica es una mujer nueva. Antes de la pandemia hizo las maletas y se marchó a vivir a México, en busca de paz y de nuevos horizontes laborales. Y no pudo tomar mejor decisión. La catalana ha hecho un alto en sus vacaciones para hablar con EL ESPAÑOL de su nueva vida, de su hijo, Javier, al que está más unida que nunca, y de sus proyectos.
Mónica, ¿qué la llevó a marcharte a México?
Fue hace tres años, justo antes de la pandemia. No me sentía bien, tanto a nivel personal como profesional. Necesitaba un cambio en mi vida, tomar distancia. Y creo que fue lo mejor que hice, porque enseguida empecé a trabajar en distintas series, novelas, películas... Al final retomé mi profesión, que es la de actriz, que es la que estudié y en la que trabajé durante tantos años.
¿Se sentía mal tratada o poco valorada a nivel profesional en España?
Algo así, pero también fue culpa mía porque quizás me despisté un poco de mi trabajo, de mi profesión, e hice otras cosas. España no te perdona que hagas un reality (ella participó en Mira quién salta y en Campamento de verano) si eres actriz. Más que no sentirme valorada, es que no recibía ofertas que a mí me interesaran en España. En cuanto llegué a México, enseguida empecé a hacer cástings y les gusté a los directores. Estoy contenta y feliz, porque estoy haciendo lo que me apetece, lo que me gusta y nadie me prejuzga, ni me juzga.
¿Qué cosas ha hecho durante este tiempo?
Una de las primeras cosas que hice fue trabajar en una película que se llama Guerra de Likes, luego participé en la segunda temporada de la serie de Luis Miguel, interpretando a María Teresa Campos, y varias novelas. Ahora estoy en preproducción de otra serie y pendiente del estreno, a finales de otoño, de mi última película, Killer babes.
Vive en una de las mejores zonas de Ciudad de México, en un piso alquilado que ronda los tres mil dólares. Parece un tren de vida bastante alto...
La gente considera que México es barato y no, lo bueno es igual de caro que en España. Vivo en la zona de Polanco, que sería algo así como el barrio de Salamanca en Madrid; una zona muy buena. Mi nivel de vida lo mantengo trabajando, como he hecho siempre. Soy una mujer autosuficiente.
¿Cómo lleva estar tan lejos de su familia y amigos?
Los echo muchísimo de menos, especialmente a mi hijo, pero él tampoco vivía en España, sino en Inglaterra, así que tampoco tenía nada que me atara especialmente y las ofertas de trabajo venían de fuera. Ahora estoy de vacaciones en España disfrutando mucho de Javier. Y cuando estoy en México no me siento tan sola gracias a mi perrita, que me la llevé conmigo y es mi mejor compañera, como una hija.
¿Cómo ha sido el reencuentro con su hijo, Javier?, ¿qué tal relación mantienen en la actualidad?
Nosotros hablamos todas las semanas por FaceTime o le llamo yo o me llama él, y hemos mantenido ese vínculo entre los dos. Ahora que estamos juntos quiero aprovechar al máximo el tiempo antes de que él regrese a Inglaterra. Javier y yo tenemos una relación muy bonita. Creo que también la distancia nos ha unido.
Mónica, usted pasó unos años muy duros a raíz del divorcio y la batalla judicial por la custodia de su hijo, que finalmente perdió. ¿Se han cerrado las heridas?
No me ha gustado nunca el victimismo, sí he llorado en ocasiones en público cuando me han preguntado por él y me arrepiento. El victimismo sólo empeora las cosas. El tiempo todo lo cura, la vida no son siempre momentos buenos, también hay malos y ahí se ve la fortaleza de una persona. A veces hay que dejar de preocuparse y ocuparse. Yo me ocupé de mí, de recuperar mi vida, porque la custodia de mi hijo no dependía de mí, sino de un juez.
Me di cuenta de eso, dejé sangrar las heridas, me las curé y tiré para adelante. Me dije: "Tu hijo no lo perderás nunca, porque has sido y eres una buena madre y si tú haces bien las cosas, tu hijo regresará algún día". Y así pasó. Javier y yo hicimos bien las cosas y aquí estamos. Luchar por un hijo a veces es dejar de luchar. Le di su espacio. Fue muy duro para mi hacerlo, pero no podíamos estar dos personas (su padre y yo) tirando de él, porque al final se rompe.
Pero ha costado mucho sufrimiento y afectó a su vida profesional.
Yo siempre me he buscado la vida, no he dejado de trabajar, a veces más y otras menos, pero he luchado y he salido adelante. He sabido guardar, he sabido invertir porque llevo en esto desde pequeña. Me siento muy orgullosa de eso y mi hijo también se siente muy orgulloso, porque me valora mucho.
Ahora están muy de moda las docuseries, ¿haría una sobre su vida? Ya escribió un libro con su experiencia, No estás sola: La desgarradora historia de una madre a quien la injusticia de la justicia separó de su hijo, y quizá podría llevarlo a la pantalla.
Sí, de hecho, hice un guion y se lo he dado a un productor de México que me lo pidió para ver si hacíamos una novela. Creo que es una historia muy bonita, porque mi libro ha servido de referencia a muchas madres y a muchos padres que lo han pasado mal para saber cómo he salido adelante, como logré salir de esa situación. Es una historia dura pero muy real, que le pasa a muchas familias.
¿Qué enseñanza ha sacado de lo que ha vivido?
Me ha cambiado a mejor, soy mejor madre, mejor persona y mejor actriz. Yo soy la persona más positiva del planeta. Ahora en la distancia pienso que igual la decisión del juez fue acertada porque mi hijo Javier se ha podido dedicar a lo que le gusta, que es la Fórmula 3, y su padre le está ayudando. Si se hubiera quedado conmigo igual le hubiera hecho estudiar una carrera y le hubiera dicho que se olvidara de los coches. Igual las cosas pasan por algo…
¿Qué es lo que hace exactamente Javier en Inglaterra?
Está viviendo allí desde hace dos años. Empezó en el mundo del karting a los siete años y ha ido saltando a nuevas categorías. Ahora está en el equipo Carlin Racing de Fórmula 3. Su sueño es llegar a la Fórmula 1, le ha gustado este mundo desde que era un niño, y yo lo que quiero es ayudarle a lograrlo.
Hablemos de amor, ¿tiene pareja?
No, no es que esté cerrada al amor, pero te prometo que llevo tres años sola. No encuentro nadie que me guste. Estoy muy bien sola, muy tranquila, tengo paz interior y sé estar sola. También me he vuelto muy exigente, cada vez más. Cuando te haces mayor exiges o al menos sabes lo que no quieres. No cometes los mismos errores que cometiste con 20 ó 30.
Si mañana la llamaran de España para ofrecerle trabajo, ¿volvería?
Claro que sí. Si hay proyectos u ofertas interesantes a nivel profesional, obviamente, porque también estaría más cerca de mi hijo. De momento estoy ampliando horizontes y tramitando la visa para trabajar en Los Ángeles, que tengo un agente allí y voy a empezar a hacer audiciones.