El año 2022 quedará marcado en rojo en el calendario vital de Marta Ortega (38 años). El pasado 1 de abril tomaba las riendas de Inditex, la exitosa empresa fundada por su padre, Amancio Ortega (86). Pero no ha sido hasta este reciente martes, 12 de julio, al mediodía, cuando la heredera ha celebrado su primera junta de accionistas como presidenta.
En su esperado discurso hizo un guiño a su padre, dejando claro que es su mayor referente, pero mostrando cierta distancia profesional: "Sentimos un profundo respeto y admiración por quiénes han hecho Inditex lo que es hoy, pero en especial al señor Ortega por su visión, su tesón y su dedicación absoluta y por el cariño que demuestra cada día a la compañía".
Con esta histórica cita, Marta ha sellado su compromiso absoluto con la empresa familiar, de igual forma que firmó el acta de la junta más especial de su carrera hasta el momento. Esa rúbrica cobra una importancia muy reseñable en la actualidad, pues significa el arranque más comprometido de la joven Ortega con su legado laboral. Por este motivo, para conocer mejor los rasgos de la persona que se esconde detrás del trono de Inditex, EL ESPAÑOL ha consultado a Macarena Arnás, grafóloga, perito, escritora y coach que ha descubierto reveladores aspectos de la personalidad de Marta en los trazos de su grafía. Así como las diferencias que tiene con la de su padre.
Lo primero que llama la atención de la experta es que la firma de la empresaria no tiene rúbrica: "Esto es muy poco habitual en las firmas españolas y en los que tenemos cultura latina, lo normal es que hagamos rúbrica. El hecho de no hacerla indicaría que es una persona que tiene una personalidad muy acentuada y también que es bastante clara o transparente".
Sin embargo, tras analizar las circunstancias vitales de la presidenta de Inditex, Arnás encuentra el sentido a su falta de rúbrica, pues habría tomado como referencia la grafía que se estila fuera de nuestras fronteras: "Este rasgo de que ella no haga rúbrica, puede estar también muy relacionado con la cultura gráfica de donde haya estudiado. Estudió en Londres, de hecho. Así que cuadra totalmente".
Ya en el análisis profundo de los detalles más sobresalientes en su forma de trazar las letras, la experta percibe varios rasgos importantes: "Advierto el rasgo muy prolongado de la letra M hacia la zona de la izquierda, esto habla de cierta nostalgia. También de una persona que puede tener mucho apego al pasado, a la familia y a la zona de confort. La O, por ejemplo, es de gran tamaño, y hace dos vueltas. El óvalo está muy cerrado. Esto indicaría que es bastante introvertida y muy reservada con su vida privada".
Existe otro aspecto en su grafía que muestra su faceta más personal: "Marta también prolonga mucho el rabito de la letra A, esto vuelve a hablar de una persona que analiza todo mucho. También puede ser una persona muy detallista, muy observadora, un poco perfeccionista. Tiende a controlar mucho la parte emocional, puede ser muy controladora o muy comedida".
Otro aspecto que se aprecia en un primer golpe de vista es el final de la rúbrica: "El punto final tras escribir Marta Ortega Pérez puede indicar que es una persona que en el entorno íntimo es tajante. También que puede ser bastante cortante. El punto también habla de cierta cabezonería o terquedad".
Al contemplar la firma de Marta Ortega, se distingue un elemento que complica la obtención de un análisis más riguroso, tal y como apunta la especialista: "No se han podido analizar todos los parámetros de su escritura, porque la firma parece estar escaneada, por lo que no se ha podido percibir la presión y los demás detalles presentes en la rúbrica original manuscrita".
Su padre, Amancio Ortega, muestra una firma también muy estética, pero con puntos diferentes. La grafóloga anota las primeras disparidades entre las grafías de padre e hija: "En este caso se hace una rúbrica en forma de subrayado. Esto habla de cierta necesidad de reconocimiento. La presión es muy fuerte y la letra es muchísimo más espontánea que la de su hija. Por lo tanto, es una persona menos detallista, pero a la vez es muy ágil, muy rápida. Esto denota una inteligencia bastante rápida".
En cuanto a la forma de ser del magnate gallego, Arnás desvela varios puntos: "Me llama la atención el rasgo prolongado de la letra G hacia la zona inferior, que indicaría que es bastante terrenal y con capacidad de ejecutar todo lo que se propone. El punto de la I también está bastante arriba. Por lo tanto, esto habla de cierta creatividad y de una persona que todo lo que crea lo lleva a la práctica". Y añade: "Es una letra también bastante legible, bastante clara. Pero frente a las formas curvas de la firma de su hija, él tiende a las formas mixtas, lo que indicaría que hay un equilibrio entre la parte emocional y la parte mental. Es más racional que su hija".
Al observar ambas rúbricas, la grafóloga concluye, lo que ocurre en la realidad, que padre e hija, pese a sus diferencias, son el mejor tándem para sacar adelante un negocio: "La compatibilidad no es mala porque se pueden complementar muy bien a nivel profesional. Al final, la hija cuida muchísimo más los detalles, él cuida menos los detalles, pero sin embargo es mucho más práctico o más rápido a la hora de ejecutar una idea. Los dos son introvertidos, son reservados. Es verdad que hay más reservas en la firma de su hija que en la de él, y tienden a ser un poco reservados con todo lo que tiene que ver con la familia. Y por otro lado, son bastante espontáneos y bastante sencillos. No son personas que tiendan a ser ostentosas. Son muy claros, muy transparentes. Es como personas que se les ve venir".