A 1.000 metros sobre el mar, en uno de los acantilados de la Costa dels Pins (Mallorca) se alza el refugio veraniego de Ana Obregón (67 años). En esta casa familiar, construída por su padre en los años 60, la polifacética actriz ha pasado buena parte de los veranos de su vida. Un lugar íntimo con unas vistas inmejorables a la Cala Millor en el que fue feliz durante décadas y que desde 2020 se ha convertido en el lugar al que vuelve para estar serena y regresar aquellos momentos tan felices que compartió junto a su hijo, Álex Lequio.
Tras la muerte del joven empresario, Ana encontró en los rincones de esta gran mansión el consuelo necesario para pasar las páginas del calendario, que parecen más livianas gracias a sus vistas al mar Mediterráneo. Allí volvió a viajar hace varias semanas, dando comienzo a su verano y a sus recuerdos y es que desde entonces ha compartido numerosas publicaciones en sus redes sociales en las que le dedica unas palabras a su hijo: "Adorabas el azul turquesa del mar mediterráneo", ha escrito, por ejemplo, en su último post.
Más allá de recordar a Álex y los grandes instantes que compartieron, Ana ha mostrado algunas fotografías de esta gran casa que creó su padre, Antonio García Obregón (96), para que toda la familia disfrutara junta de Mallorca. Una mansión de grandes dimensiones fruto de la unión de tres fincas que dieron lugar a un terreno de más de 8.000 metros cuadrados sobre los que alza la vivienda, de 1.000 metros.
Además de zonas comunes, como salón, recibidor y cocina, cuenta con siete amplios dormitorios, cada uno con su propio cuarto de baño y vistas al mar. El de Ana, como ha enseñado, es más bien sencillo en cuanto a su decoración, pues más allá de la cama, hay una mesilla de noche -en la que reposa una fotografía de ella y Álex-, un sofá de una plaza y una mesa redonda desde la que trabaja. Pero también tiene su propia terraza, desde la que se contempla el mar.
La mejor parte está en la planta baja, una amplia terraza que es la protagonista de buena parte de las publicaciones de Ana Obregón, que la ha mostrado en casi todos sus ángulos. Esta es la zona más especial de la mansión, pues cuenta con más de 250 metros de lado a lado con vistas panorámicas y una gran piscina desde la que por supuesto también se puede contemplar el mar.
En esta terraza y en la piscina la presentadora pasó grandes momentos junto a Álex que quedaron guardados en fotografías cargadas de cariño que no duda en compartir con sus seguidores, y es que al igual que ella, al joven le encantaba la isla y la casa familiar. No es para menos, pues también cuenta con una zona de comedor, un cenador para protegerse del sol, solarium y chill out para disfrutar con total comodidad.
Casa hecha al gusto
A lo largo de los años la familia García-Obregón ha hablado en diferentes ocasiones de esta construcción de la que están orgullosos. Uno de ellos el propio Antonio, que en 2013 habló con el diario mallorquín Última Hora sobre la finca. "Cuando llegamos aquí éramos apenas unos veinte, además del Eurotel. Descubrí la Costa de los Pinos a través de un primo hispano-inglés de mi mujer, Ana", explicó.
"La empresa que construyó el Eurotel, con la que nosotros habíamos trabajado, nos dijo que se vendían unas parcelas. Compré tres, más esta que está al lado, con lo cual reuní 8.000 metros cuadrados y 140 metros de acantilado, ¡una maravilla, vamos! La casa la terminamos en 1969 y la inauguramos en 1970", desvelaba.
Por su parte, Ana ha contado que pese al paso de los años siempre han procurado mantener los interiores igual que cuando se construyeron. "Mi padre construyó esta casa hace cuarenta años y se ha ido ampliando con el paso del tiempo, pero sin romper la estética, toda blanca y con suelo azul turquesa", dijo, desvelando el misterio de ese piso tan característico que se puede ver en todas sus imágenes.
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Con respecto al exterior, la actriz ha contado que su padre construyó un plato topográfico para respetar los casi noventa pinos centenarios que había en el terreno y que, sin embargo, fueron arrancados por un huracán en 2011. Por suerte, todavía están en pie varios granados, olivos y naranjos, así como un huerto mediterráneo.