Si algo caracteriza a las hermanas Koplowitz, Alicia María Koplowitz y Romero de Juseu (69 años) y Esther María (71), pertenecientes a una de las familias más ricas y poderosas de España, es la discreción. Aristócratas y empresarias, Alicia y Esther siempre han huido de los escándalos mediáticos, de aquellos que no tuvieran que ver con sus trabajos financieros y filantrópicos. También se han cuidado sobremanera de aparecer en las páginas del papel couché. Nunca fue ese un mundo en el que se sintieran cómodas.
No obstante, no siempre han conseguido mantener a raya su intimidad familiar. EL ESPAÑOL ha tenido acceso en exclusiva a una información que vuelve a zarandear la calma y la discreción de las Koplowitz. Tal y como ha podido comprobar este periódico, un supuesto nuevo hermano podría unirse judicialmente al árbol genealógico familiar. Con un sustancial matiz: en esta ocasión no se trata de un reclamo de paternidad, sino de maternidad.
Un hombre, llamado Ramón, de 75 años, natural de Madrid, sostiene ser hijo biológico de Esther Romero de Juseu y Armenteros, madre de Esther y Alicia. Ramón nació en 1945 y conforme se hizo mayor empezó a indagar porque algo no le cuadraba, y algunos familiares le informaron de su realidad: fue dado a una casa cuna, siempre según su testimonio. Fue con su mayoría de edad cuando se le informó. Su madre, siempre según la versión que este señor sostiene y ha trasladado a los tribunales, fue Esther Romero de Juseu y Armenteros. Vinieron años de indecisión, de dudas y de miedo a dar el paso. En 1966 Ramón cumplió los 18 y el destino quiso que dos años después, en 1968, falleciera la que presuntamente fue su progenitora. Ante esta situación -y considerando el panorama judicial actual-, solo una prueba de ADN practicada a las hermanas Koplowitz daría con la verdad biológica. Ramón quiere ser reconocido judicialmente, y ha puesto su situación en manos de la justicia.
Presentó una demanda solicitando la declaración biológica de filiación por la que Alicia y Esther debían, si así lo estima la justicia, someterse a una prueba. Sin embargo, esa demanda fue inadmitida. Comenzó un largo proceso de litigio entre ambas partes. El caso se encuentra, en la actualidad, en la Audiencia Provincial de Madrid, tras haber pasado por el Juzgado de Primera Instancia Número 71 de Madrid.
Según se recoge en una de las resoluciones dictadas por la Audiencia, Ramón ha aportado indicios de que podría ser hermano de las aristócratas. Su defensa ha alegado, entre otras consideraciones, que esa prueba de ADN no lesiona ningún derecho fundamental de Alicia y Esther Koplowitz. Sorprende, eso sí, el silencio judicial de Ramón durante tantos años siendo conocedor de la que dice ser su verdad biológica, y se desconocen muchos aspectos clave. Desde la identidad de su padre biológico hasta el estado civil de Esther Romero de Juseu y Armenteros, su presunta madre, en el momento en que lo engendró, a la luz de su relato.
La otra parte, los abogados de Esther y Alicia, subrayan, en cambio, que no existe "la menor brizna de indicio" de que Esther haya tenido "un hijo natural". El 13 de mayo de 2021, la Audiencia Provincial de Madrid ordenó que se practicase la prueba biológica. Al cierre de este artículo, la situación judicial aún está sin resolver.
Así pues, ambas partes están a la espera de conocer si esa prueba biológica en el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses se practica o no. Según ha podido averiguar EL ESPAÑOL, Ramón vive en Madrid, está jubilado y ejerció de funcionario. Durante todos estos años no se ha atrevido a dar el paso actual por miedo a enfrentarse a las Koplowitz y, sobre todo, por creer que la justicia nunca lo podría ayudar.
No es la primera vez que las Koplowitz se enfrentan a una situación similar. Hijas de Ernesto Koplowitz Sternberg y de Esther Romero de Juseu y Armenteros, las hermanas Koplowitz han convivido durante décadas con el hecho de que su apellido se viera envuelto en un polémico caso de paternidad. Un hombre llamado Carlos batalló sin descanso durante 25 años por ser reconocido judicialmente como hijo de Ernesto Koplowitz Sternberg, padre de Alicia y Esther, y, por ende, su hermano.
Otros antecedentes
Más allá de la resolución de esta batalla judicial, las hermanas Koplowitz tienen tres hermanos más. Ernesto Koplowitz Sternberg, su padre, tuvo dos familias. Una que formó al lado de Isabel Amores, una empleada del Banco Rural y Mediterráneo, y otra junto a Esther Romero de Joseu, madre de Alicia y Esther. Con la primera convivió y tuvo dos hijos -Ernesto y Clara Isabel-; con la segunda se casó en 1946 y de su unión nacieron las Koplowitz. Cuatro hijos que durante años no tuvieron demasiado trato fraternal.
En la España de los años cuarenta, los hijos nacidos fuera del matrimonio eran considerados ilegítimos por ley. Esa fue la peculiar situación legal que tuvieron durante mucho tiempo Ernesto y Clara Isabel. Su padre les reconoció, les dio su apellido y les educó. La Constitución de 1978, que igualó a los hijos cualquiera que fuera su filiación matrimonial o extramatrimonial, libró a Ernesto y a Clara Isabel de esa etiqueta de 'reconocidos, pero ilegítimos'. Sin embargo, el escándalo más sonado a nivel mediático llegó con la batalla que emprendió durante 25 años Carlos Koplowitz, que pidió y luchó por ser reconocido como hijo de Ernesto Koplowitz Sternberg. Su nacimiento fue fruto de la relación extramatrimonial que el empresario mantuvo a finales de los años cincuenta con la venezolana Albertina Rangel Rivero. Tras haber exhumado el cadáver del empresario polaco y haberle practicado varias pruebas de ADN, el informe forense había determinado que Carlos era hijo de Koplowitz a un 99,9 por ciento. No había lugar a dudas.
"Soy feliz, no guardo ningún resentimiento. Al final, han triunfado la tenacidad y la fe en la justicia", reconoció, pletórico, entonces. Pero la lucha de Carlos no terminó entonces. Ahora pelea en los tribunales para que le reconozcan sus derechos sobre la herencia del empresario. Hace unos días, concedió una entrevista a Vanity Fair donde anunció que está dispuesto a llegar hasta la Corte Europea: "Mi deseo profundo y sincero es encontrar una solución amigable, de familia a familia, respetar y ser respetado. Amar y ser querido por mi familia".
Ernesto Koplowitz falleció en 1962. Entonces se repartió su herencia en cuatro partes iguales para sus cuatro hijos reconocidos. Aunque la cantidad no fue desvelada, algunas fuentes apuntan a que podría haber alcanzado los 400 millones de pesetas de entonces -dos millones y medio de euros- para cada uno. Recientemente, Carlos Koplowitz ha escrito un libro, Destinos de mi familia Koplowitz, donde cuenta la historia de su familia desde el siglo XVIII. También relata su incesante lucha por ser reconocido oficialmente como hijo de su padre, al tiempo que recuerda acontecimientos de su vida personal.
[Más información: El divorcio del verano: una hija de Esther Koplowitz se separa del cantante]