El coronavirus sigue azotando a su paso. Una de las últimas víctimas que se ha cobrado esta sediciosa pandemia ha sido la del famoso empresario y bodeguero Alfonso Cortina de Alcocer. El hijo de Pedro Cortina Mauri y María Luisa de Alcocer, y nieto de Alberto Alcocer y Ribacoba, quien fuera dos veces alcalde de Madrid, el mayor y más discreto de los dos celebérrimos hermanos Cortina- Alfonso y Alberto-, tuvo una vida marcada por el poder y el amor a su esposa, Myriam Lapique (63 años).
El primogénito del que fuera ministro de Asuntos Exteriores en las postrimerías de Franco era licenciado en Ingeniería Industrial por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid. Después, se licenció en Económicas por la Universidad Complutense también de la capital de España.
Inició su camino laboral en el sector de la banca, en el Banco Vizcaya en 1968, como Jefe de los Servicios Técnicos del Banco de Financiación Industrial. A continuación, fue director de Administración de la Inmobiliaria Bancaya y Consejero Delegado de Hispano Hipotecario del grupo Banco Hispanoamericano en 1982.
A sus brillantes funciones como responsable de grandes empresas vinculadas al sector financiero hay que añadir y subrayar su cargo como presidente ejecutivo de Repsol YPF y presidente del Consejo de YPF desde 1996 a 2004, el tiempo que José María Aznar (67) fue presidente del Gobierno de España.
Su vida junto a Myriam Lapique
Alfonso Cortina tenía 76 años y desde hace 41 estaba casado con Myriam Lapique y Fernández de Liencres, la hermana menos mediática de la socialité Cari Lapique (67). La boda que unió a dos estas poderosas sagas de la alta sociedad española se celebró en la parroquia Nuestra Señora de la Encarnación en Marbella y convocó a lo más granado de la jet del momento. Entre sus ilustres invitados, una jovencísima Carmen Martínez-Bordiú (69), actual duquesa de Franco, junto a su entonces marido Alfonso de Borbón y Dampierre.
Alfonso Cortina y Myriam Lapique formaban una de los matrimonios más sólidos del papel couché pese a su negativa a formar parte de él. El año pasado celebraron sus bodas de rubí y junto a ellos, siempre muy unidos, estuvieron los dos hijos que nacieron fruto de su matrimonio: Felipe (37) y Carlos Cortina Lapique (35). Los dos únicos vástagos de Alfonso y Myriam han seguido los discretos pasos de sus padres. Apartados completamente del universo de los focos, las cámaras y las alfombras rojas, Felipe y Carlos se han educado en los colegios y universidades más elitistas del mundo. Con apenas un par de años de diferencia entre ellos, los dos hermanos Cortina estudiaron la misma carrera en la misma universidad. Se graduaron en Business Administration en CUNEF (Colegio Universitario de Estudios Financieros).
Felipe y Carlos, sus hijos
Felipe, el mayor de los dos hermanos, puso tierra y agua de por medio y decidió iniciar una vida en Estados Unidos donde continuó formándose haciendo un superior degree en Finanzas por la universidad de Berkeley en California. A continuación, cursó un MBA (Master of Business Administration) en la NYU Stern School of Business.
Felipe es el fundador de la marca de calcetines de calcetines Jimmy Lion NYC, conocidos por sus divertidos estampados, sus originales dibujos y sus vivos colores que complementan perfectamente con una zapatilla deportiva o un zapato ejecutivo para una importante reunión. Hace apenas unos días, se conocía que Jimmy Lion donaría calcetines a médicos, enfermeros y personal sanitario de diferentes hospitales españoles para que pudieran desarrollar su trabajo en su lucha contra el coronavirus.
Carlos, el pequeño de los Cortina Lapique, estudió su MBA en la Universidad de Columbia tras concluir sus estudios en CUNEF. Es políglota, maneja a la perfección español, inglés, francés e italiano y desde noviembre de 2015 trabaja en Londres como socio de Península Capital Advisors, un fondo de capital riesgo liderado por Borja Prado (64), presidente de Endesa, y del que también forma parte Jean Sarkozy (33), el hijo del expresidente francés Nicolas Sarkozy (65).
Las pasiones de Alfonso Cortina
Poco dado a la vida pública, Alfonso era un gran amante de la ópera. No era extraño verlo en las grandes presentaciones del Teatro Real de Madrid, siempre cogido del brazo de su amada esposa, Myriam. El arte contemporáneo era otra de sus pasiones. Alfonso poseía una de las colecciones más exclusivas del país, entre pintura y escultura. El vino, más que un capricho o un hobby, era en cierta medida también su modus vivendi. En el año 2006, el empresario puso en pie Pago de Vallegarcía, una bodega del viñedos ubicada en el corazón de los Montes de Toledo, la cordillera formada por varias sierras que separa la cuenca del Tajo de la del Guadiana.
Según los expertos, la bodega de Cortina es de las más punteras del mercado especializado en vino. Curiosamente, fue el recientemente fallecido marqués de Griñón, Carlos Falcó, quien empujó a su amigo Alfonso Cortina para que arrancase el proyecto de Pago de Vallegarcía, el negocio donde en estos días tienen una alta implicación sus dos hijos, Felipe y Carlos.
Rodeado de naturaleza, viñedos y uvas de la más alta calidad, fue en esta finca toledana de Retuerta del Tajo donde Alfonso Cortina empezó a sentir los primeros síntomas de coronavirus hace algo más de dos semanas. El martes 24 de marzo ingresó en el hospital de Toledo y ha sido en la madrugada de este lunes 6 de abril cuando el empresario ha fallecido por Covid-19, la enfermedad que ya ha dejado a más de 13.000 familias devastadas y rotas de dolor tan solo en España.
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