Julia Janeiro (18 años) ya fue consciente en la medianoche del pasado 18 de abril que su vida iba a cambiar por completo. A pesar de ser famosa desde su nacimiento, porque es hija de Jesulín de Ubrique (47) y María José Campanario (42), la joven podía hacer su día a día como una persona anónima más hasta que alcanzó la mayoría de edad aquel día. Se sintió entonces absolutamente abrumada al ver la inmensa nube de fotógrafos y reporteros que la seguían en su cumpleaños -pues por primera vez su rostro podía aparecer en los medios de comunicación sin pixelar-. Esta expectación mediática se tradujo en un aumento imparable de seguidores en su cuenta de Instagram, éxito que continúa cinco meses después.
Pese a que está a un paso de alcanzar la envidiable cifra de los 200.000 followers en la red social de las fotografías y en los últimos meses se ha atrevido a realizar algún directo ante sus admiradores, la realidad es que poco se conoce de la hija mayor del torero y la odontóloga.
Cuando Julia ve aparecer algún periodista o cámara, acelera el paso y se mantiene absolutamente callada ante los micrófonos. En todo este tiempo apenas se la ha podido oír pronunciar un "Gracias" en público. Su decisión de mantenerse al margen de la prensa dificulta conocerla más a fondo. Pero hay otras vías de descubrir su faceta más desconocida: mediante su caligrafía.
El pasado viernes, la joven se disponía a estudiar en el escritorio de su casa, y quiso compartir su responsable tarea con sus seguidores. Así, mostró durante unos instantes sus apuntes del cuaderno a través de sus redes y dejó ver su llamativa letra.
Con este material, JALEOS se ha puesto en contacto con Macarena Arnás, grafóloga, perito, escritora y coach, que desvela algunos de los aspectos más destacables de la personalidad oculta de Julia Janeiro. "Tiene una escritura de tamaño pequeño, con letras desligadas, m en forma de arco y presión normal con tendencia a fuerte. Lo que refleja que es una mujer minuciosa, perfeccionista y observadora", expresa en un primer vistazo a la caligrafía.
En los pequeños detalles, Arnás es capaz de observar rasgos identificativos de la joven: "El hecho de presionar las letras a la hora de ejecutar el escrito indica que puede llegar a tener cierta terquedad y constancia en todo aquello que se propone".
El análisis descubre que, pese a que la hija de Jesulín y Campanario se muestra poderosa y segura en las instantáneas de sus redes sociales, la realidad es muy distinta: "La letra m en forma de arco junto con una grafía pequeña simboliza reserva e introversión. Pudiendo llegar a tener inseguridades, algo que es frecuente encontrar en escritos de jóvenes de 18 años".
Julia tiene una letra de curvatura redonda, muy legible pero de tamaño muy pequeño. Y la experta grafóloga se ha fijado en una rutina de escritura que muestra la joven: "Me llama la atención la ausencia de pies y crestas en el escrito junto a unas letras que no se inclinan. Lo que refleja control emocional en la esfera social y un carácter práctico".
En términos generales, Macarena Arnás deduce que: "Es una grafía que describe un temperamento perfeccionista, reservado y reflexivo".
La compatibilidad con su padre
Hace un mes, y de manera inesperada, Julia compartió en su Instagram una fotografía junto a su padre en la que ambos aparecían muy cómplices y en la que la joven le dedicaba un bello mensaje: "Te quiero, papá". De esta manera, la primogénita de Campanario demostraba la buena relación que existe entre ellos después de que algunas voces apuntaran que el torero no estaba de acuerdo con las imágenes sensuales que postea su hija.
Para conocer un poco mejor la compatibilidad entre padre e hija, la experta ha analizado la escritura y firma de Jesulín para compararla con la grafía de su heredera. Según lo que indica Macarena Arnás: "La letra de Jesulín es una letra inclinada a la derecha y la rúbrica es envolvente, lo que indicaría que es una persona con dotes de liderazgo, con réplica pronta en el genio, aunque es una persona también reservada, que puede llegar a ser celoso en su esfera privada, y a la vez reservado para contar sus problemas. Aún así es pasional y espontáneo, tiende a expresar lo que siente y lo que piensa. Sin embargo, la hija es más reservada e introvertida, tiende a reflexionar mucho más lo que quiere decir o pensar".
La grafía confirma que "la compatibilidad entre padre e hija no es baja a pesar de que son diferentes; es verdad que Jesulín es mucho más expresivo, y la hija tiene más capacidad de escucha". En análisis de Arnás advierte que "ambos comparten en común la reserva; y como diferencias más destacables, se puntualiza que la hija es más minuciosa, más perfeccionista, y más observadora, y no es impulsiva, cosa que él sí".
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