Este jueves 1 de julio se cumple un año desde que una revista del corazón anunciara la separación de uno de los matrimonios más sólidos y respetados en el panorama nacional, el formado por Enrique Ponce (49 años) y Paloma Cuevas (48). Adiós a 24 años de relación y dos hijas en común. Si bien en un principio ambas partes aseguraron una y otra vez que la suya era una separación modélica y que ni un solo problema se presentaría en el momento de la firma final y la disolución, el tiempo no les ha dado la razón. Ni entonces ni ahora, 365 días después.
El divorcio sigue sin firmar y solo está estampada la rúbrica de Paloma Cuevas. La de Ponce, no. Se resiste. Hace poco, el torero de Chiva manifestó que ese momento de la oficialización del divorcio llegaría en breve, pero el tiempo pasa y ningún cambio se produce en ese despacho de abogados. Al cierre de este artículo, JALEOS sostiene que ese acuerdo económico entre el matrimonio -el único escollo, en apariencia, que existe: el monetario-, "aún no está resuelto". La finca La Cetrina es la hipotenusa de todos los problemas.
Estaría todo muy enconado y, tal y como recoge Diez Minutos este miércoles, de seguir por esa línea Enrique y Paloma podrían enfrentarse a un juicio. Lo que siempre dijeron que evitarían. Más allá de lo económico y sentimental de esta repartición que parece no llegar nunca, a este medio se desliza que en las últimas semanas se ha sumado un nuevo punto conflictivo entre el todavía matrimonio, que lo aleja más de la concordia, como apunta la publicación citada. Un extremo que parecía más que aclarado desde el minuto uno: la manutención de las hijas que tienen en común. Ponce dijo sí a pasar una pensión mensual, pero algo ha debido pasar en ese seno familiar para que ahora la situación sea otra.
"Ese sería uno de los motivos de su retirada de los toros, el principal", informa al otro lado de la línea quien bien conoce la situación. Enrique habría solicitado una rebaja de esa pensión. El motivo que alegaría es la falta de corridas en tiempos pandémicos. Los ingresos han descendido considerablemente para el torero y lo cierto es que su verano profesional estaba protagonizado por una sequía de carteles con su nombre. Ponce no quiere torear en estas condiciones, se desliza: "Él es un torero de 49 años y es muy consciente de que la retirada definitiva está al caer y quiere irse en un escenario mejor". No a las plazas de tercera.
Va a esperar, pues, a que la Covid-19 esté superada y las plazas recuperan su vigor. Será entonces cuando diga adiós de verdad. De ahí lo de su adiós "indefinido". De momento, Enrique sin torear y, por ende y en lo que respecta a las plazas, sin facturar. Matiz, puede que clave. La decisión de esta retirada "solo la conocía Ana Soria (21)", ni siquiera su cuadrilla. De hecho, estos se quedaron sorprendidos desde el hotel de Burgos, donde el diestro iba a torear ese mismo día que anunció la cuestión de marras. "Es cierto que Ana lo pasa fatal viéndolo ante el toro, pero en nada ha interferido ella en la decisión de él. Lo apoya, claro que sí, pero lo ha dejado hacer como considere".
En otro orden de cosas, con este medio se es contundente: "Ponce quiere olvidarse de todo y vivir una vida lo más anónima posible". Está "sobrepasado" y tiene claro que no piensa dar más que hablar: "Entiende que a veces ha sido él quien ha alimentado el interés. Ha aprendido la lección". Quiere tener una vida plácida a partir de ahora, tranquila. Disfrutar de sus hijas y de Ana Soria sin fotógrafos. Y en Almería, un destino muy propicio para no ser asediado: "A nadie de su entorno le ha comentado la posibilidad de irse fuera de España a vivir, ni a México, como se ha comentado. Sí que puede escaparse de vacaciones, por ejemplo. Tiene allí grandes amigos, pero nunca separaría a Ana de su familia ni él tampoco se separaría de sus hijas".
Esta difícil situación entre Ponce y Paloma Cuevas coincide, además, con el hecho de que el torero eliminaba, la semana del 14 de junio, a su exmujer de otra esfera de su vida. El cambio se produjo en la página web profesional que el matador de toros dedica a promocionar su labor sobre el albero. El torero habría eliminado a Paloma de la zona de agradecimientos de este espacio virtual.
En el mismo, tal y como se puede leer, figuran personas muy relevantes en la vida de Ponce, desde que era un niño, como su padre, o su abuelo Leandro, responsable de su afición a la tauromaquia. Precisamente con este aparecía Paloma en una de las fotos que se mostraban en la página web. Pero esta imagen ha sido eliminada, de la misma manera que se han suprimido otras instantáneas que reflejaban la vida familiar de la que el maestro disfrutaba junto a su entonces mujer y sus dos hijas.
Su adiós y cierre de redes
El pasado día 29 de junio, Enrique Ponce, tras más de 30 años como torero, hacía pública su decisión de abandonar los toros a través de un comunicado oficial: "Lo primero que quiero deciros es gracias por su cariño y apoyo incondicional, en especial durante este último año de pandemia en el que decidí defender la tauromaquia, tirar para adelante y devolverle al mundo del toro lo mucho que me ha dado". Aunque podría no ser un adiós definitivo, Ponce ha dejado claro en su escrito que a día de hoy no piensa en una fecha de vuelta.
"En este momento de mi temporada taurina 2021 he decidido hacer un alto en el camino y retirarme por tiempo indefinido", expresaba a modo de despedida. El diestro compartía este escrito en su cuenta de Twitter, la red social en la que se mantiene activo desde que hace un mes decidió desaparecer de Instagram. Fue el 28 de mayo cuando los medios de comunicación advirtieron que el nombre de usuario @enriqueponce ya no pertenecía a nadie, y el perfil era inexistente. Un drástico movimiento que, días después, copió su pareja, Ana Soria.
[Más información: El polémico gesto de Enrique Ponce hacia Paloma Cuevas días antes del reencuentro familiar]