Hace unos días, el torero Enrique Ponce (49 años) sorprendía a propios y extraños desapareciendo de las redes sociales: se eliminó su cuenta en Instagram de forma sorpresiva. Sin dar más explicaciones. Claro está, las informaciones comenzaron a correr y se deslizó en algunos medios que, días antes, el de Chiva y su pareja sentimental, Ana Soria (23), habían sufrido una riña en plena calle.
Otros iban más allá y sostenían que Ponce había tomado esa determinación de cara a la firma del divorcio y la Primera Comunión de su hija Bianca. Para, de algún modo, tener cordialidad con su todavía mujer, Paloma Cuevas (48). Sea como fuere, lo que ha quedado demostrado este pasado sábado es que Enrique y Ana Soria están mejor que nunca: enamorados y cómplices. Así se han dejado ver en Navalcarnero, Madrid.
Allí ha tenido lugar la última corrida de toros de Enrique Ponce, que ha compartido cartel con Gonzalo Caballero (29), en su gran regreso. Soria no ha querido faltar en este día tan especial. Entre el público -a esta faena también han acudido rostros conocidos como Esther Doña (42) y la infanta Elena (57), entre otros-, la joven se ha mostrado muy sonriente y ha compartido varios momentos de complicidad y amor con Ponce, al que le ha llegado a lanzar varios besos.
Paloma Cuevas y Enrique Ponce se reencontrarán en la Primera Comunión de su hija pequeña, Bianca (9). Todo está listo para que la menor celebre el sacramento rodeada de los suyos, desde el vestido -pues su madre mostró parte de la tela en sus redes y es un diseño que pertenece a la nueva colección de Rosa Clará- hasta la lista de invitados. Pese a que han salido a la luz muy pocos detalles sobre la ceremonia, ya que el torero y la empresaria siempre intentan proteger a sus hijas -y en este caso, para evitar que una multitud de fotógrafos y reporteros se agolpen a la salida del templo religioso-, se conoce que Ana Soria, novia del diestro, no acudirá a la cita.
Polémica firma del divorcio
Paloma Cuevas y Enrique Ponce están a punto de firmar su esperado divorcio casi un año después del anuncio de su ruptura. Desde aquel 1 de julio de 2020 en que una revista del corazón destapó su separación, mucho se ha escrito y hablado de esta historia que sumaba 20 años y se hacía añicos. De forma sorpresiva para muchos. En un primer lugar, el matrimonio habló de cordialidad, respeto y cariño. Más tarde, irrumpió Ana Soria y, por último, un escollo: la firma del divorcio. Paloma sí la estampa; Ponce, no.
Ponce se resistía. Algo no le cuadraba. Los abogados trabajando, el documento sin rellenar y el proceso, estancado. Los medios se hicieron eco de que podría ser que la cordialidad entre ambos no fuera tal, que habría desavenencias con la pensión de alimentos de sus hijas en común, Paloma y Bianca. Nada que ver, según la información que siempre ha manejado JALEOS. En el punto de las hijas, ni un solo pero por ninguna de las partes. La reticencia de Enrique ha estado, según explica en las últimas horas alguien de su total confianza, en el tema económico. Se ha querido hacer todo "como Dios manda", para evitar a toda costa "un juicio desagradable".
Poner en orden, negro sobre blanco, todo el patrimonio que ha ido levantando Enrique Ponce desde que se convirtió en el número uno del toreo, no ha sido fácil. "Ese paso ha sido importante en todo este proceso, pero donde han encontrado mayor problema ha sido con la finca La Cetrina", se confía. Ubicada en Navas de San Juan, en Jaén. Este impresionante terreno sobre el cual se construyó una espectacular casa al más puro estilo rústico ha sido escenario de bautizos y comuniones de las dos hijas del matrimonio, Paloma y Bianca. También ha sido fotografiado y llevado hasta los medios de comunicación en un sinfín de ocasiones. Es el bien más preciado para Ponce y cuya gestión está eternizando la firma del divorcio más sonado del último año.
[Más información: Enrique Ponce toma una importante decisión días antes de reunirse con Paloma Cuevas]