Crochet, rejillas o jacquards ‘tuneados’ pueblan la colección de Maria Ke Fisherman. En un delirio camionero con aires monacales. Una colección artesanal que aporta aire fresco en la septuagésimo cuarta edición de la MBFWM.
Parece que unas monjas carmelitas descalzas de clausura de Huelva, con un acceso al exterior sólo mediante torno (o rejas), estén fabricando las prendas que luego lucirán Lady Gaga, Miley Cyrus o Katy Perry, denota la amplitud creativa en la que se mueven Víctor Alonso y María Lemus.
El dúo creativo bajo la denominación Maria Ke Fisherman ha homenajeado a las monjas que les ayudan a hilar algodones resinados, crochet, hiladuras técnicas o jacquards de una calidad tan fotográfica que parecen impresos, pero que, en realidad, están tejidos artesanalmente.
¿Quién mejor que la moda para saber que el triunfo de una marca pasa por ciertos márgenes de riesgo? En Maria Ke Fisherman tocan de un extremo a otro. Puede que no encajes en su estética (nota al pie: ¿y quién lo hace?), pero inunda la MBFWM de un aire fresco muy enriquecedor. Así lo demuestran cuando retailers como Opening Ceremony cuentan con la marca española o le conceden el Premio Nacional de Moda, en su última edición, como a Roberto Torretta.
La firma Maria Ke Fisherman se puede sentir sola, como la monja novicia que protagoniza la historia de su colección y que abandona el convento para emprender un viaje en tráiler desde Tucson (Arizona). La solitaria ruta no podría partir de otro país, ya que la marca vende gran parte de su producción a tiendas estadounidenses, repartidas de Los Ángeles a Nueva York. El 90% de su producción se adquiere fuera de nuestras fronteras y el 10% restante, por internet, un margen que crecerá ante la próxima apertura de su tienda online.
El negro predomina como hilo conductor con toques de verde guardia civil y rojo. La pieza estrella es una biker tuneada con fuego que llevó más de 200 horas de trabajo y que se une a otras salidas, con un patronaje monacal como recuerdo a una alegoría eclesiástica mezclada con gráficas de camión. Pues, aunque parezcan antagónicos, la firma y la monja tienen un pilar común: “Una vocación llevada a los límites del amor”.
Las modelos calzaban los zapatos New Rock (tan afines a la estética heavy-punk como la firma) que aparecen en la película Alien y cuyo peso es exagerado, gracias a la calidad del caucho, piel y metal que los forman.