Chanel presentó este martes 5 de julio su colección de Alta Costura en la Semana de la Moda de París con un desfile que tuvo lugar en las Caballerizas de Bosque de Boulogne, que sirvió para ensalzar su apuesta por las botas camperas combinadas con trajes de tweed y un mantón de manila blanco que cerró el espectáculo.
La encargada de lucir el mantón fue Jill Kortleve, uno de los rostros de la maison, que cerró el desfile con un vestido de novia de palabra de honor estilo "bustier" con falta abombada y el chal bordado cayendo por la espalda.
La simplicidad lideró esta colección, que abrió con una serie de trajes de chaqueta en tweed, el entramado de lana más famoso de Chanel, con faldas largas y chaquetas cortas y rectas.
La apuesta estrella de la casa fue combinarlas con las botas camperas negras, estilo vaquero, que la directora creativa de la firma, Virginie Viard, propuso combinar con la mayoría de estilismos diurnos, para romper con la elegancia de las prendas.
Al igual que Dior, Chanel también parece protagonizar un giro de su línea de Alta Costura hacia creaciones más urbanas, mientras que las colecciones Crucero o Métiers d'Art, en el caso de Chanel, son más osadas y opulentas.
Así, la pasarela estuvo llena de abrigos largos tipo vestido con estampados geométricos, gabardinas de estilo militar y chaquetas de día con lentejuelas.
Vuelven los años 30
Los vestidos de noche se llevaron todo el protagonismo, sobre todo en una serie de cortes largos y minimalistas, cuello cerrado y apertura en el bajo, lo que recordó a las creaciones de la fundadora de la maison, Gabrielle Chanel, en los años 1930.
En ellos, Viard jugó con el encaje y los estampados superpuestos con brillos, combinados con sombreros fedora de exagerada ala ancha.
Destacó por ejemplo un vestido de corte asimétrico construido a base de encaje negro con detalles en color, que parecía confeccionado a partir de una única cinta de encaje que iba envolviendo a la modelo.
En los vestidos de noche, despuntaron el escote halter y el palabra de honor, en una colección en la que denominaron los tonos pasteles, rosas, blancos y varios estilismos en negro, con faldas de gasa y transparencias.
Chanel volvió además a apostar por las faldas largas, por encima del tobillo, y ligeramente abiertas en el bajo para dar un poco de movimiento a la prenda; una tendencia que se ha venido repitiendo estos últimos años en estilismos con botas altas de día.
Tras haber impresionado al público con la presencia en directo de Carlota Casiraghi, que abrió el último desfile de Alta Costura, en enero, entrando a caballo en el espectáculo, con un decorado geométrico creado por Xavier Veilhan, la firma volvió a contar conel artista francés.
Dentro de las caballerizas, situadas en el Bosque de Boulogne, a las afueras de la ciudad, Veilhan construyó un parque de arena entre esculturas hinchables geométricas, y un minimalista escenario de escaleras blancas y de maderas por las que desfilaron las modelos.
Además, Chanel volvió a contar con Casiraghi, esta vez como modelo de fotografía, que protagonizó las imágenes con las prendas de la colección que la marca ofreció a los invitados a su salida del desfile.
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La firma ha debido abandonar el Grand Palais, donde celebraba tradicionalmente sus grandes desfiles, por las obras de restauración del monumento, que no reabrirá hasta 2024.
En este segundo día de Alta Costura, las famosas también estuvieron presentes, como fue el caso de la actriz Sigourney Weaver, en primera fila de Chanel.