Iba vestida para ganar y lo consiguió. Lady Gaga (35 años) fue una de las grandes estrellas en pasear por la alfombra roja de los Oscar del año 2019, la última gala de los premios más importantes del cine en la que la palabra "coronavirus" jamás se escuchó, sencillamente porque no existía.
Su atuendo, firmado por Alexander McQueen, acaparó todas las miradas, los flashes, el interés de los periodistas acreditados en la red carpet. Y con su atuendo no sólo se alude a su impresionante vestido negro con escote palabra de honor y volúmenes en su cadera, sino también a la joya que penduleaba de su cuello: el Tiffany Yellow Diamond.
Esta histórica joya está expuesta en la joyería Tiffany & Co, ubicada en la Quinta Avenida de Nueva York, y tan sólo se ha posado en pecho de tres mujeres desde que se descubriera descubierta a finales del siglo XIX. La primera de ellas, la actriz Mary Crocker Alexander Whitehouse, nieta de uno de los ejecutivos del primer ferrocarril transcontinental en Estados Unidos y esposa de Edwin Sheldon Whitehouse (82).
Presumió del diamante amarillo más caro del mundo en un evento, un gran baile, organizado por Tiffany en 1957 en la mansión Marble House de los Vanderbilt en Newport. La segunda fue Audrey Hepburn, pero no donde ella hubiera querido. La musa de Hubert de Givenchy que interpretase a la irreverente Miss Holly Golightly en Desayuno con diamantes (1961) tuvo que conformarse con llevarlo únicamente en la sesión de fotos promocionales de la película.
Por motivos de seguridad, la joya no se prestó durante el rodaje, a pesar de la impagable promoción a Tiffany y de la asociación histórica de Audrey Hepburn a la famosa joyería de color azul. Con 143 años de historia, la primera vez que el Tiffany Diamond aparecía en la alfombra roja de los Oscar fue sobre el chest de Lady Gaga, que se alzó como ganadora de la estatuilla dorada por Mejor canción original por Shallow.
La codiciada piedra se descubrió en 1877 en las minas Kimberley o Big Hole de Sudáfrica, consideradas como una de las excavaciones a mano más grandes del planeta. Como fundador de la joyería, Charles Lewis Tiffany pagó 18.000 dólares de entonces por un diamante en bruto de 287,42 quilates.
Tras estudiarlo durante un año, el gemólogo George Frederick Kunz lo transformó en un diamante talla cojín de 128,54 quilates y 82 facetas, 24 más de lo normal para que el reflejo de la luz aumente la belleza del que está considerado uno de los diamantes amarillos más grandes y caros de la historia. Su precio, si es que en algún momento saliera a la venta, superaría los 30 millones de dólares, unos 25 millones de euros.
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