Acusada por Marruecos de "apropiación cultural", la marca de lujo francesa Balenciaga ha retirado de la web sus mules de hombres, inspirados en los Belgha (babucha) magrebíes sin citar su origen.
El país magrebí denunció a la casa de moda de "apropiación cultural" por sus sandalias mules planas de la colección verano 2024 que imitan la zapatilla tradicional marroquí. "¿Inspiración o apropiación cultural? No es necesario formular la pregunta ya que la respuesta es obvia", reza el titular de un artículo de Le360, cercano al poder.
Son unas babuchas planas, con forma en punta y abiertas por detrás, que se pueden encontrar en los zocos de las medinas a partir de los cinco euros. En todo caso, las de Balenciaga en denim (estilo vaquero azul) o piel de cordero negra tenían un precio desde 795 a 995 dólares (unos 912 euros) el par.
En el anuncio de descripción del producto no se mencionaba el parecido de las babuchas con el calzado marroquí. Sólo indicaba que el par de zapatillas estaba fabricado en Italia, que el talón se puede doblar, y que tiene una banda antideslizante y un efecto desgastado.
Igualmente ha creado controversia en Marruecos el elevado precio de este calzado. En el sitio web de Balenciaga costaba 995 dólares. Mientras los vendedores y artesanos locales dedican su tiempo a fabricar zapatillas similares, y las venden entre 100 y 500 dírhams (aproximadamente de 10 a 50 euros).
Así, el sobreprecio ha suscitado comentarios y debates sobre la apropiación cultural y la mercantilización de la tradición. En todo caso, la moda se inspira en las culturas y, en este caso, este calzado le deja un margen de negociación a los artesanos marroquíes con los turistas que regatean en los zocos de las medinas.
El caftán marroquí ha sido muy copiado también por las firmas internacionales, como ocurre con la gandora marroquí o el kimono japonés. Sin embargo, en este sentido, Marruecos habla de "apropiación cultural", un término severo en cuanto que se refiere a la época colonial, "cuando las potencias no sólo saquearon los recursos naturales, sino que también explotaron la artesanía local de los países bajo su dominación", mantiene la prensa nacional.
Así lo considera porque la marca en ningún momento cita ni rinde homenaje a la cultura en la que se inspiró para crear el modelo, a pesar de que las babuchas están profundamente arraigadas en la herencia marroquí. No se aprecian como moda, sino como símbolos de la identidad marroquí y de una tradición centenaria, y por lo tanto se deben abordar con sensibilidad y responsabilidad, reconociendo los orígenes de su inspiración y garantizando una representación justa.
Así se desprende de los comentarios de los internautas. Un usuario marroquí de Reddit publicó un mensaje en el que destacaba la venta de Belgha por 795 euros por parte de Balenciaga y señalaba: "Ni siquiera dicen que se inspiraron en Marruecos".
Se pueden leer otros comentarios irónicos en referencia al precio, como "puedes caminar sobre el agua con ellos, supongo". Algunos justifican los altos precio por la marca más que por el valor del producto. "Aunque cojan una piedra y la pongan en su página web, va a ser cara porque están vendiendo más su nombre de marca que el producto en sí", escribió un usuario.
Otras polémicas
En todo caso, no es la primera ocasión en que Balenciaga se ve envuelto en una controversia por sus zapatillas. En 2018, presentó un giro en la pantufla tradicional marroquí, que tenía un precio de 5.118 dírhams (alrededor de 500 euros).
En 2021, la marca de lujo fundada en 1917 por el español Cristóbal Balenciaga, causó revuelo con unos pantalones que retomaban el estilo "flacidez", típico de los prisioneros afroamericanos.
La marca pretende aprovechar códigos percibidos como provenientes de las clases populares, y ha causado indignación anteriormente con sus "bolsos refugiados", posteriormente rebautizados como bolsos Barbès (como el barrio a los pies de Montmartre) por su estampado de tartán emblemático de las tiendas Tati, o incluso por su "imitación" de bolsos de la marca Ikea.
Los almacenes Tati fueron creados en 1948 por el tunecino Jules Ouaki con el objetivo de liberar los precios de la ropa y aportar color y alegría a un barrio tocado tras las guerras mundiales. Balenciaga aprovechó esa inspiración africana.
El director creativo de la marca es el georgiano Demna Gvasalia desde 2015, cuando sucedió a Alexander Wang. En 2022, tuvo que pedir disculpas públicamente por "la errónea elección artística" en una campaña que utilizó fotografías de modelos infantiles sujetando peluches ataviados con elementos bondage.
Balenciaga se inspiró en Marruecos en otras ocasiones. Por ejemplo, desarrolló la campaña de otoño 2019 en el desierto marroquí. Individuos cosmopolitas deambularon por paisajes desérticos de Marruecos y Lanzarote con la creación de la marca.
Adidas en Argelia
Es habitual que Marruecos esté pendiente del uso de los símbolos, el arte y la moda marroquí en otros países, a los que acusa de saqueo cultural y patrimonial. El país con más recriminaciones es Argelia.
El gobierno de Marruecos solicitó al fabricante alemán de artículos deportivos Adidas que retirase una colección de camisetas inspiradas en los "azulejos marroquíes" en 2022. Lo consideró "un robo del patrimonio cultural" del país en supuesto beneficio de Argelia. Se trataba de los azulejos de El Mechouar, ciudad de Tlemcen, fronteriza con Marruecos.
Entonces, el Ministerio de Juventud, Cultura y Comunicación marroquí contrató a un abogado para "defenderse de un nuevo robo del patrimonio de Marruecos", y advirtió que no escatimaría esfuerzos para evitar que el patrimonio marroquí fuese "robado", defenderlo por todo el mundo y hacer frente a cualquier práctica de este tipo.
De hecho, el abogado envió una "amonestación judicial" al representante legal de Adidas para alertar a la empresa de que el nuevo diseño de la camiseta suponía un "intento de robo de uno de los patrimonios culturales tradicionales marroquíes para utilizarlo fuera de su contexto".