El 20 de diciembre de hace hoy 60 años, al filo de la gélida Navidad de 1963, nacía en Madrid una niña a la que por nombre pusieron Elena María Isabel Dominica de Silos de Borbón y Grecia. Llegó al mundo en la antigua clínica de Nuestra Señora de Loreto la primogénita de los entonces príncipes Juan Carlos (85 años) y Sofía (85), quienes se habían instalado en el Palacio de La Zarzuela apenas un año antes, justo después de su boda en Atenas.
Elena -recientemente sacó a relucir su fuerte carácter y afeó a una reportera que no la llamara "doña Elena"-, infanta de España, tuvo una infancia y adolescencia inusual, y estudió en el colegio Santa María del Camino, un centro privado de la capital donde no tuvo meninas, pero sí compañeras que después serían buenas amigas. Algunas de ellas aún siguen en su vida.
El destino de Elena de Borbón habría sido radicalmente diferente si cinco años después no hubiera nacido su hermano pequeño, Felipe (55). A efectos prácticos, un varón, cuyo sexo posee prevalencia a la hora de reinar. Todavía hoy así lo recoge la Constitución Española de 1978.
"La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos", reza en el Artículo 57.1.
"Las dos hemos vivido una situación idéntica", dijo la reina Sofía sobre su hija mayor en una entrevista con la periodista y escritora Pilar Urbano. "Cuando nace mi hijo Felipe, mi marido no es rey, ni siquiera ha sido designado heredero. Pero ya desde niñas van sabiendo que el día que su padre reine, el inmediato sucesor será su hermano varón. Es lo mismo que yo viví desde pequeña", señaló. Jamás supimos -y quizá nunca sabremos- si Elena de Borbón anheló un día ser la jefa del Estado y los tres ejércitos, la reina de todos los españoles.
Desde su adolescencia, pueblo y prensa quisieron relacionarla con algún príncipe europeo. Se rumoreó el nombre de Eduardo del Reino Unido (59), hijo de Isabel II y el duque de Edimburgo, después de que ambos abrieran en 1985 en Londres un baile angloespañol. Casi una década después, compartieron carruaje en una excursión organizada por el rey Harald de Noruega (86). Los tabloides británicos titularon a toda página: "Elena elige a Eduardo". En realidad, nunca sucedió nada sentimental entre ellos.
Su matrimonio
No fue con un royal, pero sí con un miembro de la aristocracia con quien Elena de Borbón empezaría una preciosa historia de amor que culminó en boda. Él era Jaime de Marichalar y Sáenz de Tejada (60), cuarto hijo del conde de Ripalda, Amalio de Marichalar y Bruguera, y de Concepción Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla.
El 18 de marzo de 1995, la infanta Elena y Jaime de Marichalar se daban el 'sí, quiero' en la imponente Catedral de Sevilla, ciudad soñada de ella, a donde se escapaba siempre que podía. El padrino de la boda, el Rey, les concedió el título de duques de Lugo.
Más de 1.000 invitados, representantes de casas reales de todo el mundo, jefes de Estado y presidentes de Gobierno acudieron a la primera boda real celebrada en España en 90 años para ver cómo la primogénita del entonces soberano contraía matrimonio en el altar mayor del templo con quien después sería el padre de sus dos hijos.
Sus dos hijos
Tres años después de jurarse amor eterno ante los ojos de Dios en la capital de Andalucía, nació el primer hijo de la pareja. El 17 de julio de 1998 llegó Felipe Juan Froilán de Todos los Santos (25). Dos años más tarde, tendrían la niña. Con la llegada del nuevo siglo y el nuevo milenio también vino a casa la niña de sus ojos. El 9 de septiembre del año 2000 nació Victoria Federica de Marichalar de Borbón (23).
El primogénito ha sido el gran dolor de cabeza de sus padres. Rebelde e irreverente, Felipe se mudó a Emiratos Árabes Unidos hace unos meses junto a su abuelo, el emérito Juan Carlos, donde ha empezado a trabaja en la empresa petrolera Abu Dhabi National Oil Company. La benjamina se gana la vida como creadora de contenido en las redes sociales y como embajadora de marcas de moda y belleza, algo que no termina de gustar del todo a su madre.
Elena, en la intimidad
El 13 de noviembre de 2007, la Casa de Su Majestad el Rey anunció lo que desde la institución bautizaron como "cese temporal de la convivencia" de los duques de Lugo. En otras palabras, la separación y posterior el divorcio. La infanta Elena dejó la casa conyugal ubicada en el barrio de Salamanca y se mudó a un piso de lujo cerca de El Retiro, en la zona de Niño Jesús, donde todavía hoy reside. Desde 2008 trabaja en la Fundación Mapfre como directora de proyectos.
Quienes la conocen hablan de ella como una mujer tímida, pero de fuerte carácter, la más leal a la Corona y al Rey -hoy su hermano, ayer su padre-. Cabe recordar que en mayo de 2022, cuando Juan Carlos de Borbón regresó de Abu Dabi por primera vez tras abandonar España por sus presuntos negocios opacos en el extranjero, la infanta Elena lo esperó en la pista del aeropuerto de Vigo y al bajar del avión, lo abrazó, emocionada y le hizo una pronunciada reverencia en señal de profundo respeto. Con motivo del 60º cumpleaños de Elena, su ojito derecho, su gran debilidad, se prevé que el Emérito viaje a España este mismo miércoles. Así lo desveló hace unas semanas la revista ¡HOLA! citando a fuentes próximas a Juan Carlos I.
De todos los miembros de la familia del Rey, cuentan que la infanta Elena es la más Borbón en el amplio sentido de la palabra: amante de la hípica, el campo, los toros, la navegación, la Feria de Sevilla, El Rocío, las buenas comidas y la mayoría de clásicas tradiciones que atesora nuestro rico país, España, tierra de la que ella pudo haber sido reina.