Sin lugar a dudas, la noticia de la muerte de Isabel II fue una de las que más titulares acaparó en el año 2022. La monarca británica falleció a las 15:10 horas local del pasado 8 de septiembre en el Castillo de Balmoral, su residencia favorita. No fue hasta tres horas y diez minutos después cuando la BBC compartió la noticia con el resto del mundo.
Según el certificado de defunción inscrito en el Registro Nacional de Escocia, Isabel II murió debido a su "avanzada edad". Lo cierto es que la monarca más longeva de la historia del Reino Unido tenía 96 años cuando dejó de respirar. También es un hecho que, aunque había reducido considerablemente sus obligaciones reales, llevó a cabo con diligencia las pocas tareas que le quedaban pendientes y, de hecho, nombró a Liz Truss (47 años) primera ministra de Reino Unido apenas unos días antes de pasar a mejor vida.
Durante los meses previos a su deceso, el estado de salud de la monarca era ya bastante precario, aunque ella procurase lucir una sonrisa cada vez que tenía que dejarse ver en público. Estos días, una persona bastante cercana a ella ha señalado que la madre del rey Carlos III (74) sufrió "mucho dolor" en los últimos tiempos. Según esta fuente, Isabel II también tenía serias dificultades para mantenerse concentrada durante un largo periodo de tiempo.
El que fuera amigo de la monarca ha comentado al Daily Beast que durante los últimos años de su vida, "y sin duda desde que murió su marido [en abril de 2021]", la Reina "sufrió mucho. Por supuesto, en los últimos meses se puso mucho peor. En el momento de su Jubileo de Platino [celebrado en junio de 2022], no podía ver mucho, no podía oír mucho, y se confundía fácilmente". Además, parece ser que Isabel II "apenas se movía ya de sus apartamentos en el Castillo de Windsor" y que "aparecer en el balcón del castillo para el Jubileo le supuso un esfuerzo titánico".
El periodista británico Gyles Brandreth (75) ya había afirmado anteriormente que Isabel II padeció cáncer de huesos durante su última etapa, aunque esta información nunca ha sido confirmada por Buckingham. "Escuché que la Reina padecía una forma de mieloma [un tipo de cáncer en la médula ósea], lo que explicaría su cansancio, su pérdida de peso y esos problemas de movilidad de los que se nos hablaba a menudo durante el último año de su vida", contó Brandreth en su libro Elizabeth: An Intimate Portrait.
En el mismo libro, el autor explica que el síntoma más frecuente de ese tipo de enfermedad es "el dolor óseo, especialmente en la pelvis y la zona lumbar", y que el mieloma múltiple es una dolencia que "suele afectar a las personas mayores. Actualmente no existe cura conocida, pero el tratamiento, que incluye medicamentos para ayudar a regular el sistema inmunitario y fármacos que ayudan a prevenir el debilitamiento de los huesos, puede reducir la gravedad de sus síntomas y prolongar la supervivencia del paciente durante meses, o incluso hasta dos o tres años".
En efecto, el hecho de que el cáncer de huesos suela provocar dolor intenso y falta de movilidad en las personas que lo padecen encajaría con las afirmaciones de Buckingham de que la monarca sufría últimamente "problemas episódicos de movilidad". Según el Daily Beast, aunque la Reina nunca fue fotografiada en silla de ruedas, en privado sí la utilizaba habitualmente para desplazarse.