Un mes después de regresar de su triunfal visita al Caribe que, además, supuso el primer viaje internacional de la princesa heredera y donde triunfó con su espontaneidad, Máxima de Holanda (51 años) sigue conquistando países en su agenda institucional. Su último gran éxito oficial ha sido en Marruecos, donde ha pasado tres días en su papel de defensora especial del Secretario General de las Naciones Unidas para las finanzas inclusivas para el desarrollo.
Los temas principales fueron la tecnología financiera, finanzas verdes y el desarrollo de sistemas de pago digitales para promover la inclusión financiera. Además de los actos oficiales y muy protocolarios, la esposa del rey Guillermo (55) también tuvo la oportunidad de disfrutar de otros más lúdicos en los que se mostró, como es habitual, cercana y muy interesada por la cultura y las gentes del país africano.
El resumen de esta visita en solitario de la reina consorte de Holanda ha estado marcado por tres cuestiones: un desplante institucional, algún error de protocolo y una maleta con estilismos repetidos y un estreno. Repasamos las mejores anécdotas.
[Los secretos de Delfina Chaves, la actriz que interpretará a Máxima de Holanda en una serie]
1. La ausencia del rey Mohamed VI y su sustituta
Máxima de Holanda fue recibida por las personalidades más destacadas del país y mantuvo reuniones con el presidente del gobierno, Aziz Ajanuch, el secretario general del Gobierno, Mohamed el Hajui, con los ministros de Economía, Nadia Fettah Alalui, y de Industria, Ryad Mezzur, y la ministra delegada de Transición Digital, Ghita Mezzur. Se esperaba que, como corresponde a este tipo de viajes oficiales, el rey de Marruecos también recibiera a su ilustre visitante, pero no fue así.
Mohamed VI (59) lleva desde diciembre en su residencia de Gabón y no viajó a su tierra natal para recibir a la Reina. Durante los primeros días el resto de la Familia Real marroquí tampoco le hizo un hueco en su agenda, lo que fue considerado como todo un desplante. Sin embargo, en la última jornada del viaje rectificaron y Máxima mantuvo un encuentro con la hermana mayor del monarca, Lalla Meryem (60), en su residencia de Rabat. Curiosamente, la princesa le habló en español (idioma materno de Máxima, que es argentina), ya que aprendió el idioma gracias a las niñeras que tuvo cuando era pequeña.
2. Visita al bazar y una historia conmovedora
Una de las citas más coloridas y divertidas para la madre de Amalia de Holanda (19) fue recorrer el zoco de Rabat, parándose en muchas de las tiendas para hablar directamente con los propietarios y conocer de primera mano su testimonio y sus dificultades. También se llevó algunas cosas de artesanía, por supuesto, y complementos.
Le hizo especial ilusión escuchar la historia de Loubna Laqioud, que le abrió las puertas de su casa. Esta enfermera, que puso hace cinco años un negocio de galletas y pasteles tradicionales marroquíes y obtuvo préstamos de una organización de microcrédito llamada Fundación Arrawaj para comprar equipos e ingredientes. En 2019, un incendio destruyó parte de su apartamento y gracias a un producto de microseguro pudo superar este contratiempo y reiniciar el negocio. Este tipo de ayudas son las que promueve Máxima.
3. Sus comentados 'looks' y algo inapropiado
Para este viaje a Marruecos, la Reina ha sacado de su armario algunas prendas conocidas y llenas de color. Aterrizó con su vestido tie-dye de Max Mara y un abrigo camel de la misma marca. Para su encuentro con un grupo de banqueros optó por su conjunto de estampado Paisley, formado por camisa y falda larga, de Etro. Siguió con los estampados, pero esta vez aún más llamativo, en su visita al bazar de Rabat con un vestido de Valentino de diferentes tonos y flores de destintos tamaños.
El único estreno fue el de su visita a la hermana de Mohamed VI, con un traje masculino burdeos de una de sus diseñadores favoritos, Claes Iversen. Lo acompañó con blusa y accesorios en el mismo tono y con unas vistosas joyas: un collar de chatones de diamantes, pendientes a juego y un espectacular broche en forma de flor.
Otro de los detalles más comentados y que algunos han considerado un error de protocolo ha sido la manicura que la Reina lució en dos de los días del viaje: en tono rojo intenso. Al tratarse de actos oficiales de día, la mayoría de las royals suelen llevar tonos naturales y discretos, aunque es verdad que la reina holandesa es muy dada a pintárselas de colores llamativos.