Hace casi dos décadas, el príncipe Harry (38 años) protagonizaba una de sus grandes polémicas. Entonces, siendo un joven de 20, asistía a una fiesta de disfraces vestido con el uniforme Nazi. Aunque se trataba de una celebración privada, las imágenes no tardaron en salir a luz y el hijo menor del rey Carlos III (74) acaparó todos los titulares de la prensa británica. Ahora, 17 años después, se siente arrepentido de su decisión.
Así lo refleja en el tercer capítulo de Harry & Meghan, el documental que se estrenó el pasado 8 de diciembre en Netflix, en el que el matrimonio desvela detalles inéditos de su relación amorosa y su vida personal.
"Fue, seguramente, uno de los mayores errores de mi vida. Me sentí muy avergonzado después", recuerda el príncipe Harry en medio de su relato. Consciente de que fue una gravísima equivocación, el duque de Sussex intentó remediar el fallo inmediatamente. Sin embargo, las fotografías ya habían dado la vuelta al mundo, provocando un gran malestar.
El 8 de enero de 2005, el Príncipe se presentaba en la fiesta de un amigo llevando un brazalete rojo con una esvástica, lo que provocó una ola de titulares que decían, entre otras cosas: "Harry, el Nazi". Lo hacía días antes de que su abuela, la reina Isabel II, presidiera en Londres un actor por las víctimas de Auschwitz.
El duque de Sussex no solo aprendió de su error. Entonces, pidió disculpas públicamente mediante un comunicado e intentó subsanar su equivocación con una serie de iniciativas. "Lo siento mucho si he causado alguna ofensa o vergüenza a alguien. Fue una mala elección de disfraz y me disculpo", expresaba Harry en el escrito difundido en 2005 por Clarence House, la entonces residencia oficial de su padre, Carlos de Inglaterra.
Tal y como cuenta en el documental, en aquel entonces el príncipe Harry demostró su arrepentimiento con otras tantas actividades. Habló con el gran rabino de Londres, viajó a Berlín y hasta conversó con un sobreviviente del Holocausto. Una serie de acciones que, según él mismo cuenta, le impactaron profundamente.
"Podría haberlo ignorado todo y seguir adelante como si nada, como probablemente habré hecho con otros errores de mi vida. Pero aprendí mucho de eso", dice Harry sobre aquel el episodio protagonizado en uno de sus momentos de mayor rebeldía.
Aunque ahora se muestra como un hombre maduro, lo cierto es que en su adolescencia y juventud, el esposo de Meghan Markle (41) protagonizó un sinfín de escándalos.
La verdad sobre su boda
Al margen del polémico episodio del disfraz, el tercer capítulo de Harry & Meghan se centra en la difícil relación que mantiene la actriz con su familia paterna. En este capítulo, la protagonista de Suits confirma la verdadera razón por la que su padre, Thomas Markle (78), no asistió a su enlace con el duque de Sussex. Hasta ahora se creía que había sido la estadounidense quien no había querido invitar a su progenitor. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Según se explica en el documental, días antes de la boda, Thomas Markle sufrió un infarto y protagonizó una serie de polémicas tras vender a la prensa imágenes manipuladas.
Quien sí no recibió invitación alguna fue Ashley, la sobrina de Meghan. Aunque mantienen un vínculo muy cercano, desde Palacio aconsejaron no invitarla por los constantes ataques que recibía la duquesa de Sussex de parte de su familia paterna.
"Me dolió, pero lo entendí. Por culpa de mi madre esa relación que era tan importante para mí se estaba resintiendo, sus ataques estaban llenos de rencor", comenta la sobrina de la duquesa de Sussex en su primera aparición pública. Ashley es hija de Samantha Markle, la media hermana de Meghan