El pasado racista del ducado de Sussex al que Harry y Meghan se aferran para mantener sus privilegios
Aunque tras el 'Megxit', en 2020, renunciaron a sus deberes institucionales, han seguido utilizando el título real para sus actividades privadas.
10 diciembre, 2022 03:08El documental de Netflix Harry & Meghan está levantando ampollas en Reino Unido aunque también aporta una versión menos impostada y más natural de la pareja real, ofreciendo detalles inéditos sobre su vida amorosa y familiar. Sin duda, uno de los temas principales de los primeros capítulos -y parece que también lo será en el resto de las entregas- es el racismo que ha sufrido Meghan Markle (41 años) desde que se dio a conocer su noviazgo con el príncipe Harry (38).
Estas acusaciones no son nuevas, pues en la entrevista que concedieron a Oprah Winfrey (68) en 2021 ya contaron que un alto miembro de la Familia Real estaba "preocupado por el color de piel" con el que nacería Archie (4), su primer hijo.
Aunque desde Buckingham Palace se negó la mayor, recientemente el círculo de los Windsor se ha vuelto a ver envuelto en un escándalo de este tipo por los comentarios racistas de una persona de palacio muy vinculada a la institución durante una recepción con representantes de entidades benéficas.
La aristócrata Lady Susan Hussey (83), que trabajó durante muchos años para Isabel II siendo parte de su personal más cercano y madrina de bautismo del príncipe Guillermo (40), dimitió inmediatamente después de salir a la luz lo sucedido.
Son muchas las referencias a la raza que se hacen en Harry & Meghan, destacando que el hecho de que la exactriz sea mestiza ha influido negativamente en el trato que ha recibido desde el principio. Sin embargo, hay un tema referente a sus títulos que supone una gran contradicción en este espinoso tema.
Aunque tras el Megxit, en el año 2020, la pareja renunció a todos sus deberes institucionales y dejó Inglaterra para instalarse primero en Canadá y luego en California, ambos han seguido manteniendo su tratamiento de duques de Sussex. El ducado que regentan fue creado en 1801 por el rey Jorge III, que se lo otorgó a uno de sus seis hijos, el príncipe Augusto Federico. Ninguna de las generaciones posteriores lo usaron hasta el año 2018 cuando Isabel II se lo concedió a Harry el día de su matrimonio con Meghan a modo de regalo de boda.
Resulta curioso que ninguno de los dos haya tenido problemas en aceptarlo y seguir usándolo, teniendo en cuenta su reprobable procedencia. El monarca que dio origen al ducado apoyó durante décadas el trabajo de esclavos en los países del Caribe pertenecientes al Imperio británico a través de la London Society of West India Planters and Merchants. Aunque en 1807 Jorge III firmaba la orden real que abolía el comercio de esclavos, promovida por activistas como William Wilberforce, lo hizo cuando ya había perdido completamente la cordura, aquejado de una enfermedad mental. Además, esto tampoco supuso la prohibición de la esclavitud en sí, que se mantuvo hasta 1833.
EL ESPAÑOL ha hablado con la escritora Ana Polo, autora de la recientemente publicada biografía de Isabel II titulada La Reina, que analiza esta gran contradicción.
"El documental me parece un monumento al victimismo. Por un lado, Harry y Meghan aceptaron el título del ducado de Sussex, que evidentemente es un ducado con unos tintes de orígenes esclavistas, dado por un rey que estaba frontalmente en contra de abolir la esclavitud. Además, durante el tiempo que ejercieron como miembros activos de la Familia Real, se beneficiaron de muchísimo dinero de la institución, con lo cual ellos también formaron parte de todo este entramado que ellos ahora critican tan frontalmente". Polo considera injusto que se relacione a la fallecida monarca y su reinado con un tema tan serio como el racismo "teniendo en cuenta que fue precisamente Isabel II quien ayudó a Nelson Mandela a salir de prisión, algo que él le reconoció".
También cita a Jorge VI, su padre: "Él organizó aquel famoso viaje a Sudáfrica cuando su hija era muy joven. Uno de los objetivos de ese viaje era precisamente que el partido que defendía el apartheid no saliese al gobierno. Se sabe que estaba totalmente en contra de esa política. Hay muchos momentos en que la Familia Real británica ha tomado una postura en favor de la defensa de personas negras y la democracia. Con lo cual las acusaciones que se les ha hecho de racismo me parecen exageradas y fuera de contexto".
Aún así, en Harry & Meghan insisten en el racismo endémico de la institución y parte de la sociedad británica y cuentan con las opiniones de varios expertos en la materia que lo refrendan. Por ejemplo, la escritora Arfua Hirsch, que afirma en el capítulo tercero que "Inglaterra esclavizó más africanos que Estados Unidos en el Caribe".
Se dan muchos datos sobre la brutalidad el Imperio durante siglos y el menoscabo de las personas negras: "El primer viaje de esclavos fue financiado por Isabel I y siguió siendo financiado por los sucesivos reyes hasta su abolición". Pero ninguna referencia al ducado de Sussex que es el único vínculo formal que les mantiene unidos a la monarquía y del que dependen sus privilegios. La pareja utiliza su título royal en actividades profesionales privadas que nada tienen que ver con la Corona.
Dejando a un lado las connotaciones de ser duques de Sussex, el príncipe y su esposa señalan el color de piel de ésta última como la pieza clave de los problemas que ambos han tenido en Inglaterra. De hecho, Meghan asegura: "Ahora la gente es más consciente de mi raza porque le dieron mucha importancia cuando fui a Inglaterra, pero antes de eso la mayoría no me trataba como a una mujer negra". Mucho más consciente fue su madre, que también participa en el documental. "Le dije que tendría problemas por el tema racial y ella me dijo que no lo quería oír, pero yo le respondí que sí, que vendrían problemas por el tema racial", confiesa. Doria cuenta cómo procedía la prensa británica: "Sacaban fotos de barrios marginales y decían que yo vivía allí".
También tuvo claro Harry que eso era racismo. De hecho, sólo una semana más tarde de hacer público el noviazgo se vio obligado a enviar un comunicado a los medios británicos "denunciando los tintes racistas de algunos artículos y titulares y el descarado racismo por todas las redes sociales". ¿Cuál fue la respuesta de la Familia Real? "Las instrucciones fueron: sin comentarios", explica dolido.
Pero no sólo sintieron los ataques por parte de los medios, en la primera Navidad de Meghan Markle en Buckingham, en 2017, tuvo que soportar otro desplante. La princesa Michael de Kent, presente en la velada, llevaba prendido en la solapa de su abrigo un broche blackamoor, que utiliza la imagen de los esclavos como elemento decorativo y exótico. En su día ella se disculpó asegurando que nunca se había planteado que resultara ofensivo. A esto hay que sumarle el hecho de que el duque de Sussex ponga en el disparadero a su familia acusándola no haberse esforzado por defender a su esposa de cara a la opinión pública.