El príncipe Guillermo (40 años) y Kate Middleton (40) ya tienen su primer retrato juntos. Once años después de su boda, el 29 de abril de 2011, la pareja ha presentado en sus redes sociales la obra, fruto del trabajo del artista británico Jamie Coreth y expuesta en el Museo Fitzwilliam de la Universidad de Cambridge.
El cuadro permanecerá en la galería hasta 2023, formando así parte de su colección hasta 2023. "Ha sido el privilegio más extraordinario de mi vida ser elegido para pintar este cuadro. (...) Quería mostrar a Sus Altezas Reales de una manera en la que aparecieran relajados y accesibles, pero también elegantes y dignos", ha dicho el artista sobre la pintura
Más allá de representar a los duques de Cambridge, el trabajo guarda diferentes mensajes. Nada es casual la representación y es que la pareja real eligió con cuidado todos los detalles de la misma, desde las joyas al vestuario pasando por la postura o el color.
Para ir más allá, EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Cristian Salomoni, criminalista experto en lenguaje no verbal y director del IIAC Instituto Internacional de análisis de la conducta, que desvela los detalles que no se ven a simple vista y que aportan una información extra de los retratados. Si bien el experto afirma que lo ideal es siempre contar con un vídeo para poder desentrañar esas microexpresiones que se producen de manera inconsciente, también es posible subrayar ciertos aspectos.
Una de las cosas que señala Salomoni es la postura del Príncipe, que tiene las manos en bolsillos. "Si fuera una conversación, no es un gesto recomendable porque se esconde algo tan valioso como son nuestras manos". "Pero en el caso de Guillermo es algo muy de él, desde joven se le recuerda con las manos en los bolsillos. Es un gesto tímido pero conquistador, de informalidad necesaria, natural".
El experto en lenguaje no verbal destaca también la mirada de ambos, dirigida a la derecha, que hace que sea una pose natural. "Es como que te los encuentras, la pose es una mezcla entre su vida privada y oficial ya que no es una postura de retrato oficial. Hay algo de naturalidad", explica. Y es que en su opinión gracias a detalles como este los duques de Cambridge llegan al público, pareciendo cercanos.
En cuanto a los colores, en la psicología estos se suelen asociar con diferentes estados de ánimo. La corbata de Guillermo, de color azul, por ejemplo, podría simbolizar varios aspectos relacionados con su rol de representante de la Corona y heredero al trono: seriedad, fidelidad, elegancia, inteligencia y autoridad.
En el retrato se puede apreciar a la perfección el look elegido por Kate Middleton, que se ha inmortalizado con su vestido de The Vampire's Wife. Un traje que estrenó en marzo de 2020 durante una visita a Irlanda y que en su momento fue entendido como un guiño patriótico por su color verde irlandés. Pero esta tonalidad también se relaciona con la esperanza, la sensibilidad además de con la frescura y la jovialidad, dos características que sin duda ella ha aportado a la Casa Real británica.
Las joyas, por su parte, guardan un gran significado pues forman parte de la historia de la Familia Real y tienen una gran importancia cultural e histórica. Con ella manda un fuerte mensaje dinástico ya que en el pasado las lucieron algunas de las mujeres más icónicas de la monarquía británica.
Dos de las piezas pertenecieron a Diana de Gales. Se trata de los pendientes Collingwood Pearl, un regalo de bodas que su difunta suegra recibió con motivo de su boda con el príncipe Carlos (73) con motivo de su boda y que lució en varias ocasiones, como por ejemplo en el comienzo de su luna de miel. Un diseño clásico compuesto por un diamante y una perla en forma de lágrima que Lady Di convirtió en uno de sus preferidos. De Diana, Kate lleva también un brazalete triple de perlas y diamantes.
Pero lo más significativo es el broche. Se trata de una herencia familiar, perteneciente en un principio a la duquesa Augusta de Cambridge y cedido por la reina Isabel II (96) para la ocasión. Una pieza del siglo XIX formada por una perla con doble marco de brillantes y, colgando, un diamante solitario que sostiene una calota con pavé de la que pende una perla.