El 19 de junio de 2014, Felipe VI (54 años) fue proclamado Rey de España y con él ascendió al trono su esposa, Letizia (49), como su consorte. Desde aquel momento, la Reina heredó las actividades institucionales -y obligaciones- a las que durante 39 años había respondido su antecesora, la reina Sofía (84). Entre ellas, los viajes de cooperación.
En mayo de 2015, Letizia realizaba el primero como Reina de España. Lo hacía a Honduras y El Salvador, países en los que se interesó por el origen, el tránsito y los destinatarios de las ayudas españolas. Hizo la Reina jornadas largas de trabajo, de más de 12 horas, y conoció de primera mano cómo se materializaba la ayuda patria en proyectos culturales, de agua y, sobre todo, en la atención a las mujeres víctimas de la violencia machista en esos países.
En todo momento, Letizia vestía look acorde al lugar, al horario y al entorno. De hecho, en la cena de gala con el entonces presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández (53), Su Majestad impactó al lucir un impresionante vestido de costura, con escote palabra de honor en seda negra, bordado en hilo, firmado por Felipe Varela, con microlentejuelas y cristal. Lo combinó a la perfección con sus stilettos de Prada. Pero todo aquello ya pasó. Ahora ya no hay vestidos de cóctel, ni alta joyería ni firmas internacionales.
Desde el año pasado, la reina Letizia se mimetiza con los cooperantes del país que visita y luce el chaleco rojo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) desde el momento en el que desciende por la escalerilla del avión oficial hasta que se marcha.
En ese periplo a Paraguay, la soberana fue criticada por Celeste Amarilla (58), una diputada del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que se mostró ofendida al verla llevar esta prenda.
"Que no crea esta periodista devenida en Reina que nos morimos por su saludo, quizás necesitemos su dinero, pero, señora Letizia, merecíamos uno de los vestiditos que usted tiene en su closet, no el chaleco que usaban su guardia y su secretaria".
Pero ¿cuál sería el motivo por el que la Reina ha cambiado los vestidos por el chaleco? ¿Está intentando que los medios de comunicación pongan en el ojo en su labor como monarca en lugar de informar sobre el atuendo que luce? Para dar respuesta a estas preguntas EL ESPAÑOL ha contactado con Amparo Torres Menéndez, consultora de Comunicación y profesora de Protocolo Institucional y Comunicación Corporativa en la Universidad de Nebrija.
"La reina Sofía siempre iba vestida de Reina. Eran otros tiempos, era otro perfil de persona. Es verdad que la reina Letizia ahora lleva el chaleco, pero no le daría mayor importancia. Estos viajes se preparan de antemano de forma muy exhaustiva y, además, requieren una intensa preparación con todo su equipo de profesionales. Se estudia todo: la situación del país, el contexto socioeconómico... Quizá la hayan aconsejado o ha sido ella misma la que encuentra más oportuno ponerse el chaleco desde el momento en el que baja del avión", relata la experta profesional interpelada por este periódico.
"De todas maneras", prosigue, "Letizia, en este tipo de viajes, siempre suele ir bastante sencilla. Eso le caracteriza. Independientemente de que lleve o no el chaleco rojo. ¿Queda bien el chaleco? Pues ni bien ni mal, aunque sí un poco exagerado que lo lleve desde nada más bajar del avión", apunta. Este medio se interesa en el porqué del cambio de la reina Letizia: del Felipe Varela al chaleco rojo.
"Es verdad que en su primer viaje se puso aquel vestido. El protocolo consiste en la armonía y en estar acorde -en vestimenta, en gestos, en forma de hablar- con el cargo al que representas y el sitio en el que estás. Es un traje demasiado vestidazo para un viaje de cooperación, independientemente de que se trate de una cena", señala Amparo Torres Menéndez.
Y concluye: "La reina Letizia va aprendiendo y eso es un buen signo. Quizá la hayan aconsejado o ha sido una decisión personal. Son cosas que se van forjando poco a poco. Ella ha ido aprendiendo y adaptándose a toda esa rigidez de la Casa Real. Yo creo que ahora la Casa Real es más flexible, pero hay un punto de rigidez importante. El arte es adaptar tu forma de ser a ese espacio, a ese contexto en el que tienes que vivir y actuar. La reina Letizia está adaptando su personalidad a eso. A veces acierta más, otras menos, pero en general es un 10 de Reina".
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