Faltaban sólo dos días para que la primavera estallase en Sevilla, pero la Avenida de la Constitución ya olía a azahar y a naranjo en flor. El 18 de marzo de 1995, la infanta Elena de Borbón y Grecia (58 años), la primogénita de los reyes Juan Carlos (84) y Sofía (83), y el aristócrata Jaime de Marichalar (59) se daban el 'sí, quiero' en la imponente catedral de la ciudad hispalense.
No hay nada más importante para una novia en su gran día que su vestido y, por ende, la persona que lo diseña y confecciona, con quien suele pasar horas y horas de taller y pruebas, de ilusión y nervios. Para tan relevante ocasión, la primera boda real en España en casi 100 años, Elena se fijó en el carismático sevillano y virtuoso de la aguja Petro Valverde (75), a quien ahora EL ESPAÑOL ha entrevistado por diversos motivos.
Este pasado domingo, 22 de mayo, el afamado creativo andaluz participó en el noveno episodio de Drag Race España, el reality de Atresplayer Premium que busca a la mejor superestrella drag a través de diferentes desafíos. Petro Valverde asistió -y triunfó- como uno de los cuatro representantes de la Fundación 26 de diciembre, una entidad sin ánimo de lucro creada para trabajar con y por las personas mayores LGTBIQ+.
En el maxirreto del programa, el "make over a los chicos de oro", la concursante Sharonne (45), una de las cuatro finalistas, transformó a Petro en la exquisita Sharinne. Juntos brillaron en el escenario principal de Drag Race con su propuesta, y Valverde quedó especialmente feliz y satisfecho.
¿Se pensó mucho lo de participar en Drag Race España o usted es de tener las cosas bastante claras?
No me lo pensé mucho. Estuve pensando un poco si podía tener repercusión en algún tipo de clienta, pero no. Mira, cuando la Fundación 26 de diciembre me pide algo, yo cumplo. La labor que estamos haciendo es muy importante y sobre todo ahora, en estos tiempos, en los que parece que tenemos que dar un paso atrás... No vamos a dar ningún paso atrás absolutamente para nada. Los derechos que tenemos adquiridos no nos los va a quitar nadie. Ahí seguimos en la lucha. Está costando trabajo otra vez. Parece mentira que yo, con 75 años, tenga que seguir en la lucha. No me parece justo, pero hay que hacerlo porque la juventud cree que todo esto ha sido regalado.
Las generaciones LGTBI anteriores han tenido que llevarse muchos golpes para lograr estos derechos, ¿verdad?
Exactamente, exactamente...
¿Cómo vivió la experiencia en los días de grabación? ¿Cómo fue el ambiente con el equipo?
¡El equipo es fantástico! Los chicos -las chicas drags- se vuelcan contigo porque esto se graba en dos días, no tienen ni idea de quién va a venir y tienen que fabricar los dos vestidos en una tarde y una noche. Por supuesto yo no podía dar mi opinión absolutamente para nada. La persona que me tocó a mí, Sharonne, la pobre... no pude decirle nada. Ten en cuenta que es un reality en el que tienen la cámara encima todo el día. Ella no podía tener ventaja sobre las demás. Sharonne hizo un trabajo fantástico.
¿Y lo peor de la experiencia?
¡Que nunca logré subirme al tacón! ¡Me caía! Tenía miedo a que me ocurriese algo, entonces aceptaron un zapato casi plano porque no hubo forma de que me subiera al tacón.
¿Qué feedback ha tenido sobre su participación?
Mira, no se lo dije a nadie porque quería saber la opinión de la gente y la sorpresa. Fue muy bonito porque lo estuvimos viendo en la sede de la fundación, en la nueva sede. Vino mucha gente. ¿Cuál fue mi sorpresa? Que al salir a la calle, voy caminando hacia el metro y un chico me dice '¡has estado fenomenal!'. Me ha escrito muchísima gente y he ganado 400 seguidores en Instagram.
¿Cuál es su papel dentro de la Fundación 26 de diciembre?
Yo pertenezco a la Fundación 26 de diciembre desde hace muchos años. Soy uno de los primeros que estuvo ahí siempre apoyando. Llevamos más de 20 años. Pero ahora resulta que, por fin, se ha conseguido hacer la primera residencia pública en el mundo para los mayores LGTBIQ+.
Se lo habrán preguntado un millón de veces, pero es, sin duda, un hito en su dilatada trayectoria. ¿Cómo vivió la experiencia de hacer el vestido de novia de la infanta Elena?
Fue una experiencia fantástica. Imagínate, yo vine a Madrid en el año 1974. Entonces nos llamaban "chicos de provincias". Llegué aquí sin conocer a nadie, a pedir trabajo de puerta en puerta. Empecé en una tienda de confección, después, me pasé a Pedro del Hierro, donde estuve mucho tiempo. Y tras eso abrí mi primer atelier, pequeñito, ahí en un sitio muy reducido. De ahí a llegar a hacer la primera boda real en más de 90 años, imagínate. Yo, que me había venido de mi ciudad, de Sevilla, a vivir solo a Madrid, a buscarme la vida, y regreso a mi tierra en olor de multitudes y haciendo la primera boda real en casi un siglo.
¿Le dejaron libertad para crear el vestido de la infanta? ¿Ella se implicó en el diseño o había órdenes de Casa Real?
No había órdenes, nos dejaron total libertad a ella y a mí. Yo a ella ya la conocía bastante bien, la llevaba vistiendo ya muchos años, conocía la ciudad y conocía lo que iba a ocurrir. Me lo pusieron fácil. Y me ayudaron mucho, sobre todo, con la prensa, a desviar noticias para que la prensa no me molestase.
¿Ha habido relación con ella después de todo? ¿Y con el resto de la familia?
Sí, ha habido bastante relación, lo que pasa es que su marido, el que era su marido, que pertenece a un grupo muy importante de moda, LVMH -Louis Vuitton Moët Hennesy-, la influenció y la utilizó como medio publicitario. Pero vamos, hasta la boda de doña Cristina seguimos un poco de la mano. Ahí, en la boda de su hermana, ya sacó un modelo que no era mío.
¿Le gustaba la labor que hacía Marichalar con ella?
Hombre, pues la misma que está haciendo ahora con su hija, Victoria Federica. Una labor bastante importante. Jaime de Marichalar sabe mucho de moda e influyó muchísimo, muchísimo. Después de la separación, ella ha ido volviendo a lo que es. La infanta Elena no es una persona demasiado sofisticada. Es una mujer muy sencilla, muy agradable y muy cariñosa. No sé si ese momento o en aquellos años de tanta exposición mediática a ella le gustaba todo eso demasiado... Yo creo que no.
¿Se queda con la espinita de no haber vestido -todavía- a la reina Letizia?
La verdad es que sí. Me habría gustado vestir a la reina Letizia, ¿para qué te voy a mentir? ¿cómo te voy a decir que no? Pero no, no ha habido esa suerte.
Bueno, usted sigue más activo que nunca, quizá todavía hay tiempo, ¿no?
¡Hombre, yo encantado!
A estas alturas de su vida, que ha hecho alta costura, joyería, perfumes... ¿Qué le queda por hacer a Petro Valverde, después de haberlo logrado todo?
Bueno, ¡todo no lo he logrado! ¡Sigo en la lucha! Estoy muy volcado en estos actos benéficos de la fundación, pero sigo, sigo... Ahora vamos a sacar una nueva línea de perfumes, las joyas... ¡Sigo activo!
[Más información: Un abrazo y una reverencia: el cariñoso recibimiento de la infanta Elena al rey Juan Carlos en Vigo]
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