Fue el pasado 12 de marzo cuando Charlène de Mónaco (44 años) regresaba a casa tras un año lejos de su hogar, centrada en recuperarse física y mentalmente de unos problemas de salud que comenzaron durante un viaje a su Sudáfrica natal. En aquel momento todo apuntaba a que poco a poco la mujer del príncipe Alberto (63) volvería a la rutina, alejándose de ese halo de misterio que ha rodeado su nombre desde entonces. Sin embargo, no fue así y la exnadadora optó por seguir centrada en su recuperación.
Ha tenido que pasar algo más de un mes para volver a verla. No ha sido en un acto, sino a través de dos fotografías compartidas en las redes sociales, una en el perfil de Le Palais Princier y otra en el de la propia Charlène. Mientras que la publicada por la institución es mucho más formal, con los miembros de la Familia Real mirando al frente y mirando directamente hacia la cámara, la que ha elegido la Princesa es más íntima y personal.
Para conocer los detalles del posado, EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal, que ha desvelado lo que no se ve a primera vista pero que demuestra los verdaderos sentimientos de la familia. Lo primero a lo que hace referencia el profesional es que se trata de un posado "muy preparado" que no deja nada al detalle. Un resultado idílico y primaveral en el que, sin embargo, los protagonistas no parecen felices. "Si observamos las expresiones faciales de los cuatro, el único que podría estar comenzando o terminando una expresión facial de alegría es Alberto de Mónaco, pero no está nada claro", señala. "No se ven sonrisas en ninguno de ellos".
El juego de miradas entre la familia también es significativo. "Quienes transmiten una mayor conexión son Alberto y su hija, Gabriella (7). Si bien Charlène mira a su hija, la niña parece que está mirando a su padre. Aunque entre ellos tampoco hay sintonía que refleje una emoción o complicidad". Pese a todo, la sudafricana se muestra protectora con su pequeña, como acunándola entre sus brazos. Por su parte, Alberto transmite su afecto a través de su mano, una colocada en el hombro de su hijo, Jacques (7) -que aperece totalmente ajeno a su familia, concentrado en la fotografía- y mientras que no se aprecia si la otra está apoyada en su mujer.
En lo mismo coincide Cristian Salomoni, criminalista experto en lenguaje no verbal y director del IIAC Instituto Internacional de análisis de la conducta, que señala a este medio que el objetivo de la imagen es "anunciar la vuelta de Charlène" en un entorno idílico en el que "todo está estudiado al detalle".
Para José Luis Martín Ovejero "lo interesante es la postura de dominio de Alberto de Mónaco. El Príncipe se queda la importancia en la fotografía porque es a quien mejor se ve. Aparece más alto al estar de rodillas, muy superior con respecto a los otros tres protagonistas de la imagen. Esto hace que la mirada se dirija directamente a él mientras que la imagen de su familia queda diluida".
"El Príncipe intenta transmitir la figura de padre y de Jefe del Estado", añade el director del IIAC, para quien también es interesante la imagen de Charlène, que luce "una apariencia sana y recuperada".
Salomoni destaca la elección cromática de la familia a la hora de vestirse. Todos llevan colores claros y neutros "al llevar la misma gama cromática buscan dar fuerza a la imagen de unidad familiar". Por su parte, Ovejero matiza que "reflejan pureza, inocencia y sensaciones muy positivas".
Esperado regresado
Tras el regreso de Charlène a Mónaco, en marzo, el Principado anunciaba en un comunicado oficial que la Princesa pronto retomaría sus compromisos institucionales. Sin embargo, hasta ahora no se le ha visto en ningún acto público. "En cuanto la salud se lo permita, la Princesa podrá disfrutar de la alegría de convivir con los monegascos, algo que tanto ha echado de menos", expresaban entonces, sin precisar los problemas de salud de los que se recupera la exnadadora, quien hasta ese momento seguía alejada de la vida pública.
Fue el 16 de noviembre de 2021, cuando la Casa Real monegasca anunció que la princesa Charlène se retiraba por un tiempo para recuperar su salud y empezar "un período de calma y descanso". Aquella decisión se tomaba una semana después de que la exnadadora aterrizara en el Principado tras permanecer seis meses en Sudáfrica, país al que se desplazaba en mayo del año pasado.
Su viaje al continente africano, centrado en la conservación de la fauna salvaje y en la lucha contra la caza furtiva, se prolongó más de lo previsto debido a una grave infección de oídos, nariz y garganta que contrajo tras someterse a un levantamiento de senos paranasales e injerto óseo. Un delicado estado de salud que la obligó a pasar por quirófano hasta en tres ocasiones y que la ha mantenido ausente de la vida pública durante varios meses.
[Más información: Primera imagen de Charlène de Mónaco tras regresar al Principado para continuar con su recuperación]
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