En cuanto el eterno soltero de oro de Europa, Alberto II de Mónaco (63 años), oficializó su noviazgo con la nadadora africana Charlene Wittstock (43), poco tardaron en aflorar todo tipo de comentarios y, por supuesto, comparaciones. La responsabilidad institucional era demasiado alta.
Charlène estaba a punto de tomar el testigo de la eterna Grace Kelly, cuyos puntos en común eran poco más que la belleza y su origen plebeyo. En estos 15 años de vida pública, la presencia de la princesa consorte monegasca ha fluctuado. Sus cuñadas, Carolina (64) y Estefanía (56), los sobrinos de su marido -e incluso las esposas de éstos, como Beatrice Borromeo (36) o Tatiana Santo Domingo (37)- han despertado más interés para la prensa.
Sin embargo, en los últimos tiempos, por los problemas de salud de Charlène y los rumores de crisis en el matrimonio, el jefe del Estado y su esposa han vuelto a la más rabiosa actualidad global. Pero ¿cómo han llegado hasta este punto Alberto II y Charlène? ¿Cuál es su historia?
2006. Ese es el año que marcó el inicio de la relación sentimental entre ellos. Aunque se conocían desde el año 2000, fue en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Invierno en Turín cuando se les vio juntos y cómplices por primera vez.
2010. Cuatro años después del arranque de su romance, el Palacio Real de Mónaco anunciaba el compromiso entre Alberto II y Charlène. El hijo de Rainiero entregaba a su futura esposa en señal de amor para sellar su compromiso un espectacular anillo con un diamante de tres quilates en forma de pera en el centro y más diamantes alrededor flanqueando a la piedra. Fue Repossi, la legendaria firma de joyería parisina, quien diseñó tan impresionante alhaja.
2011. El 1 de julio de este año, la pareja celebró la primera de sus dos bodas. Fue una ceremonia civil, que tuvo lugar en el Salón del Trono del Palacio Grimaldi. Al día siguiente, se celebró otro enlace. Esta vez, a lo grande, por el rito católico, aunque en el mismo Patio. La exnadadora, que era de religión protestante, se convirtió al catolicismo, a pesar de que esto no era -ni es- una norma en la Constitución de Mónaco. Para el gran momento y para la vida que le esperaba, a Charlène le dieron clase de protocolo, de francés, monegasco y familiarización con la corte europea. Entre los invitados, representantes de casas reales del mundo, jefes de Gobierno y como no podía ser de otra manera, Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel e íntimo de los Grimaldi o la modelo Naomi Campbell (51). Tras el enlace, Charlène obtuvo el título de princesa consorte de Mónaco y adquirió el tratamiento de Su Alteza Serenísima, títulos antes utilizados Grace Kelly.
Todo lo que tiene que ver con la princesa estaba y sigue estando envuelto en el más absoluto de los secretos. Nadie en el principado sabe lo que pasa realmente intramuros del palacio y en las calles de Montecarlo se especula con sumo cuidado porque los Grimaldi tienen ojos en todas partes. De hecho, siempre se dice, a modo de comentario popular, que Alberto II de Mónaco es el último monarca absoluto de Europa.
2014. En la primavera de aquel año, el Palacio Real monegasco anunciaba la feliz noticia de que Charlène estaba embarazada de mellizos. Dos hijos que llegarían al mundo a finales de 2014 y que colmarían de felicidad a sus padres y a la nacional. El 10 de diciembre, la princesa daba a luz a sus dos únicos hijos, los también príncipes Jacques (6) y Gabriella (6). Alberto II tiene dos hijos más fuera del matrimonio, es decir, que reciben la partida económica, el apellido y determinados privilegios pero no están incluidos en la línea de sucesión al trono. Alexandre (18), nacido de las relaciones esporádicas con Nicole Coste, una mujer de origen togolés y Jazmin Grace (29), una niña que vino al mundo por su romance con la americana Tamara Jean.
2020. A finales del año pasado, Charlène volvió a la actualidad por un radical cambio de imagen. La princesa se paró media cabeza, mostrando así un look urbano, rebelde y punk. La exnadadora de origen sudafricano asistió junto a su marido y sus hijos a la tradicional ceremonia del árbol de Navidad, celebrada en el Palacio Nacional del principado, y lo hizo rapada y con el resto con una melena muy corta. Un estilo que rompe con el clasicismo de la monarquía, pero que mantiene la esencia gamberra propia de los Grimaldi.
2021. Se trata del año más difícil para la pareja en todos los sentidos. En el mes de enero comenzó la rumorología que hablaba no sólo de una grave crisis entre el jefe del Estado y su esposa, sino que salieron a la luz las palabras "divorcio inminente".
"Cuando mi marido tiene problemas, me los cuenta. Le digo a menudo: 'Pase lo que pase, estoy al 1.000 por ciento contigo. Te apoyaré hagas lo que hagas, tanto en los buenos como en los malos momentos. Estaré siempre con Alberto", declaró la princesa a Point de Veu. En mayo, en un viaje a Sudáfrica, contrajo una infección de oído, nariz y garganta que la han llevado a pasar por quirófano en varias ocasiones. La última, hace apenas dos semanas, con una operación que duró cuatro horas.
Para mostrar una imagen de familia unida y para acompañar a la princesa en estos difíciles instantes, Alberto II, Jacques y Gabriela volaron desde Montecarlo hasta Johannesburgo. Pero, poco después de aquellas felices fotografías, Charlène debía ingresar de urgencia de nuevo. ¿Qué le pasa de verdad a la princesa de Mónaco?
"En la noche del 1 de septiembre, Su Alteza Serenísima, la princesa Charlène de Mónaco, fue llevada al hospital después de desmayarse debido a complicaciones de una infección otorrinolaringológica grave. Su Alteza es seguida de cerca por su equipo médico, que comentó que su estado de salud no es preocupante", explicaron desde el principado.
Una versión oficial que no hace más que despertar sospechas, especulaciones y comentarios en torno a la relación marital de los príncipes y al estado de salud de Charlène.
[Más información: La causa por la que Charlène de Mónaco ingresó de urgencia en el hospital: el comunicado de la Casa Real]