Cuando Hasan II de Marruecos falleció en 1999, uno de sus últimos grandes deseos antes de pasar al otro mundo fue que su hermano del alma, Juan Carlos I (82), cuidara de su hijo Mohamed VI (56 años).
Hace dos años, el rey de Marruecos fue operado con éxito del corazón en un hospital de París, donde siempre se siente seguro ya que hasta mediados del siglo XX una parte del país fue protectorado francés. De hecho, en Niza se doctoró en Derecho en la Universidad Sophia-Antipolis y en el pueblo de Betz, a unos 60 kilómetros de la capital parisina, posee un fabuloso castillo del siglo XVIII donde suele retirarse en busca de paz.
Con una fortuna calculada en unos 5.000 millones de euros, Mohamed VI es uno de los diez monarcas más acaudalados del mundo. Ascendió al trono por ser el primer varón de Hasán II y su primera mujer, Lalla Latifa Hammou (74), que tuvieron otros cuatro hijos, Lalla Meryem (57), Lalla Asma (54), Lalla Hasna (52) -expareja del torero Miguel Báez 'El Litri'- y el príncipe Moulay Rachid (49), el más pequeño. Tras enviudar, Lalla Latifa se casó con Mohamed Mediouri (82), jefe de seguridad personal del fallecido Hasán II.
La dinastía alauita data de mediados del siglo XVII, el actual monarca es el vigésimo tercer soberano del linaje y, como tal, es descendiente del profeta del Islam, Sidna Mohammed. Desde pequeño fue educado para reinar en un país cuyos secretos palaciegos aún siguen siendo tan misteriosos que, si alguien se va de la lengua, el castigo es atroz.
Nada más morir su padre, le obligaron a casarse con Lalla Amina, una joven bereber de origen saharaui con el fin de fortalecer la unidad de un país que, por tradición, está formado por una compleja red de tribus y territorios. Pero su posición en la corte duró poco ya que no podía tener descendencia. Una historia que hizo recordar a la que sufrió la emperatriz Soraya tras ser repudiada por el Sha de Persia debido a su infertilidad. La primera esposa de Mohamed VI sigue siendo un misterio ya que jamás se le vio el rostro, nunca ha aparecido en público y no se conoce nada de su vida.
En 2002, el monarca dio un gran giro a su vida al dar el 'sí, quiero' a Lalla Salma (42), una atractiva pelirroja especialista en matemáticas y licenciada en Ingeniería Informática que hizo historia al ser la primera esposa de un rey marroquí que tuvo identidad propia. Fue presentada en sociedad, obtuvo el título de princesa consorte y se eliminó el harén de 300 concubinas que los reyes anteriores había heredado durante generaciones.
La sucesión está asegurada tras el nacimiento de Moulay Hassan (17), que también tiene una hermana, Lalla Khadija (13). La familia real vive en una opulencia digna de Las mil y una noches mientras gran parte de la población vive en la pobreza. Por ejemplo, tan solo en propiedades inmobiliarias, el rey posee una docena de palacios en el país que suponen un gasto de un millón de euros y 1.100 sirvientes para su mantenimiento y también es propietario del hotel Royal Mansour, uno de los más lujosos del mundo con un spa de 1.500 metros cuadrados de mármol blanco.
Para su transporte privado, viaja en dos aviones gigantes, un Boeing 747 y un Boeing 737, ya que su séquito suele estar formado por unas 300 personas, además de otros dos más pequeños, el Gulfstream G550 y el Gulfstream G650, valorado en 57 millones de euros; en sus garajes esconde más de 600 automóviles entre Rolls Royces, Cadillacs, Bentleys, Porsches o Maseratis y posee el Badis, uno de los yates de vela más grandes del mundo con 70 metros de eslora, 13 metros de manga y unos 3.000 metros cuadrados de velas valorado en unos 85 millones de euros.
Sin contar, por supuesto, sus trajes a medidas hechos en Londres, París y Milán; innumerables joyas entre las que destacan un reloj de oro y mil brillantes valorado en un millón de euros y viajes exclusivos a islas paradisíacas. Además de ser el jefe del Gobierno, del poder judicial, de las Fuerzas Armadas y el líder religioso, también es el hombre más rico de su país como máximo accionista del Grupo ONA, vinculado a las telecomunicaciones, la minería, el sector bancario, las energías renovables o la agroindustria.
En la última década, los problemas de salud del actual monarca marroquí han sido constantes. Problemas digestivos, bronquitis, gripes, un tumor en el ojo y una enfermedad autoinmune denominada sarcoidosis que afecta a los riñones, el corazón, los pulmones, la musculatura o las piernas. Le suministran mucha cortisona porque lo que a veces se le ve caminar con muletas y aumenta de peso considerablemente.
Aunque la corte alauita no se pronuncia sobre asuntos tan personales, los expertos aseguran que Mohamed VI está acelerando el proceso de sucesión en su hijo, que ya ha acudido a infinidad de acontecimientos oficiales internacionales a pesar de ser menor de edad. Su madre, Lalla Salma, está prácticamente desaparecida y algunos rumores aseguran que el matrimonio fue anulado hace algún tiempo. Por tal motivo, Lalla Hasna, hermana pequeña del soberano, ha estado ejerciendo como primera dama del país.
El rey Mohamed VI descansa ahora en la clínica del Palacio Real de Rabat después de ser intervenido por segunda vez del corazón. La intervención practicada al monarca se debe a que ha sufrido una recaída en la arritmia que padece al menos desde 2018, y consistió en una "ablación complementaria por radiofrecuencia" que logró "una restauración del ritmo cardíaco normal", según la nota oficial. Según su equipo médico la intervención ha sido "todo un éxito".
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