Un juzgado de Rabat ha condenado a 15 años de prisión a una excriada de la Casa Real de Marruecos por el robo de 36 relojes de lujo pertenecientes al rey Mohamed VI (56 años). La mujer, de 46 años y cuya identidad no ha trascendido, era una de las trabajadoras del palacio del Rey en la ciudad de Marrakech.
La sentencia, publicada en la noche del pasado viernes tras un juicio de seis horas, también condena a otras 14 personas -entre ellos la pareja de la empleada, comerciantes de oro, joyeros e intermediarios- a entre 4 y 15 años de prisión por su implicación en este delito, según informa The Times.
Todos los condenados han sido acusados de pertenecer a una banda que ha robado "millones de dólares" en joyas y relojes del monarca marroquí. Además, durante el proceso se ha interrogado a 25 personas para esclarecer este caso en el que la Casa Real no ha actuado como parte demandante ni como testigo.
Según han informado algunos testigos protegidos en el juicio, la exempleada condenada sustraía los relojes para extraer las piedras preciosas y el oro, fundirlos y venderlos a distintos comerciantes en las ciudades de Fez, Casablanca y Rabat.
Una de las pistas clave de la investigación ha sido el apartamento que uno de los implicados compró con el dinero obtenido de la venta ilícita de esos relojes: un inmueble de 20.000 dólares que registró a nombre de su hermana.
Desde Palacio no se ha hecho ninguna declaración oficial sobre el asunto, en línea con el constante hermetismo que la institución marroquí mantiene en torno a la vida privada del monarca y su patrimonio.
Los lujos de Mohamed VI
El rey de Marruecos posee una amplia colección de joyas de lujo, entre los que destaca el polémico reloj de la marca suiza Patek Philippe valorado en 1,2 millones de euros. Mohamed VI lució esta pieza única en 2018, causando una enorme controversia en el país, asolado por las grandes desigualdades económicas.
Mohamed VI es el hombre más rico de Marruecos y el quinto en el continente africano según Forbes. Posee 12 palacios en el reino habilitados y en funcionamiento con 1.100 sirvientes por si acude en cualquier momento. Su mantenimiento supone un millón de euros al día que se suman a los 250 millones anuales que Marruecos asigna a la familia real.
El Palacio de Rabat, el más grande, es una auténtica ciudad que dispone de una clínica, una escuela, una caballeriza, dos piscinas, dos campos de golf, pistas de tenis, un bosque, un cementerio, un matadero, y hasta una cárcel, tal y como se refleja en el libro El último rey del autor francés Jean Pierre Tuquoi.
Además de las residencias, el monarca es el dueño del Royal Mansour -el cuarto hotel más lujoso del mundo, situado en Marrakech-, así como de uno de los 10 yates de vela más grandes del mundo y más de 600 coches.
Más allá de todas sus propiedades, Mohamed VI controla el mayor grupo financiero de Marruecos, Al Mada. Un auténtico imperio que posee acciones en más de una treintena de compañías, algunas multinacionales, distribuidas en una quincena de sectores económicos importantes.
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