La Casa Real sueca ha anunciado esta semana su intención de reducir la agenda semanal del rey Carlos Gustavo (70 años) debido a una hernia discal. El comunicado ha hecho sospechar a sus compatriotas que detrás del anuncio se esconde algo más, pues si bien es cierto que el monarca tiene fuertes dolores que le dificultan la realización de sus obligaciones diarias, dicho contratiempo no es motivo de peso para una mayoría de ciudadanos que quieren ver en esta decisión un progresivo retiro del rey en beneficio de su primogénita, Victoria de Suecia (39).
Carlos Gustavo necesita rehabilitación y descanso, sobre todo después de que en los últimos días viajara a Alemania con su mujer Silvia (72) de visita oficial. En los días venideros prácticamente no acudirá a los actos propios de su cargo, algo que recuerda a lo sucedido en otros países europeos con veteranos monarcas, algunos de los cuales abdicaron antes de que sus ya de por sí serios problemas afectaran aún más a una corona que poco a poco devenía en gerontocracia.
Fue el caso del rey Juan Carlos (78), quien los últimos años antes de su abdicación en 2014 pasó demasiado tiempo en el "taller" (como él denominaba al quirófano). Sus problemas de cadera y otras articulaciones le dificultaron sobremanera su movilidad. Aún hoy, desde su papel de rey emérito, suele ayudarse de un bastón para desplazarse, aunque ya respira tranquilo sin las responsabilidades que conlleva el puesto de jefe del Estado.
También abdicó el rey Alberto II de Bélgica (82), aunque lo hizo un año antes que su homólogo español. El monarca atribuyó su decisión a problemas de salud y a su edad, aunque en el trasfondo de la abdicación coleaban ciertos escándalos en el seno de su reinado. Pero él insistió: "Mi edad y mi estado de salud no me permiten seguir".
Los impedimentos por motivos de salud han sido una constante en la generación de Carlos Gustavo de Suecia. No sólo los monarcas eméritos los han padecido. Algunos reyes veteranos hacen frente también a ellos actualmente.
Así, en Noruega no ven el momento en el que Harald (79) abdique en su hijo Haakon (43). En los últimos tiempos se ha visto afectado por un ingreso hospitalario, una operación quirúrgica y una baja médica de varios meses, por lo que los súbditos noruegos esperan ansiosos una sucesión natural que convienen en que tenga lugar más pronto que tarde, pues Haakon está "sobradamente preparado" para asumir las funciones de su padre.
Similares problemas también afectan a la reina de Dinamarca, Margarita (76) y a su marido Enrique (82).
Aunque este último forzó a su esposa a que le jubilara de sus obligaciones como consorte porque rozó el hartazgo, lo cierto es que para los daneses los continuos problemas de movilidad del marido de la reina son de sobra conocidos.
Margarita, por su parte, parece haberse repuesto de los achaques que padeció hace algunos años, aunque su férrea salud -similar a la de la nonagenaria Isabel II de Inglaterra (90)- no es óbice para que los ciudadanos reclamen que ha llegado el turno de Federico (48) y Mary (44).
Su hijo se fractura el cuello
La mala suerte parece perseguir a la realeza europea. Este jueves por la tarde el primogénito de Margarita, el heredero Federico se fracturaba el cuello con una cama elástica en un evento privado en el gimnasio de un colegio.
La fractura de las vértebras cervicales le ha obligado a llevar collarín y así tendrá que hacerlo durante las próximas 12 semanas, según el comunicado oficial de la Casa Real danesa. Ese tiempo es el que la institución estima para que la recuperación del heredero sea completa.
"Siento no poder participar en la recepción de hoy. Tenía gran interés en celebrar con los deportistas daneses su logro histórico en Río de Janeiro", ha asegurado el propio Federico, que se ha visto obligado a suspender su agenda oficial.