La proclamación de Felipe de Borbón como Rey, hace ahora poco más de dos años, trajo consigo una serie de cambios en el modus operandi de Zarzuela. Entre ellos, los posados de Palma de Mallorca. A partir de ese momento el núcleo central de la Familia Real, y sólo el núcleo central -formado por los reyes Felipe (48) y Letizia (43) y las infantas Leonor (10) y Sofía (9) principalmente, con esporádicas apariciones de los reyes eméritos Juan Carlos (78) y Sofía (77)- coparían los posados veraniegos y demás salidas reflejadas en la agenda.
Si bien es cierto que esta premisa atendía principalmente a los actos oficiales, llama la atención que este año el entorno de Marivent haya facilitado sobremanera la labor de los fotógrafos en la última salida nocturna de la Primera Familia aún cuando no suelen informar de sus movimientos privados. Todo, con un objetivo claro: dar imagen de normalidad a una situación que no lo es tanto.
Y es que, si analizamos las imágenes de este verano y las de otras salidas informales anteriores como si de un juego de Buscando a Wally se tratara, no hay que profundizar mucho para darse cuenta de cuánto ha cambiado la foto de familia.
EL CLAN URDANGARIN, ARRINCONADO
El verano de 2011 fue el último en el que el ex duque de Palma fue bien recibido en la isla. Ese año, la infanta Cristina (51) y su marido salieron a cenar con los Reyes, los entonces príncipes de Asturias y la infanta Elena (52), dejando una imagen para el recuerdo que no ha vuelto a repetirse. Pues aunque los cuatro hijos del matrimonio siguen acudiendo de forma habitual al curso de vela de Calanova, la imagen de familia feliz desapareció tras el escándalo del Caso Nóos.
De hecho, se espera su llegada para mediados de esta misma semana, por lo que en la foto de la cena de este domingo por la noche tampoco aparecieron.
EL 'CORTAFUEGOS' DE LOS REYES
Aunque la infanta Cristina acompañe a sus hijos en el viaje estival de Palma de Mallorca, es poco probable que la imagen anterior pueda volver a repetirse. Ya asentados en el trono después de dos años, los reyes Felipe y Letizia se han cuidado mucho para no volver a aparecer en público junto a los Urdangarin Borbón.
De puertas para adentro, la relación ya es otra historia. Pero Don Felipe tiene muy claro que, con todo lo que ha costado reconstruir la maltrecha imagen de la Monarquía Española, cualquier pequeño gesto es vital para no volver a tirar por la borda todo el trabajo.
LA RELACIÓN DE LOS REYES EMÉRITOS
El 'Flanigan' ha sido también esta vez el escenario elegido para un reencuentro familiar en el que ha prevalecido la imagen de unión y armonía aún cuando son de sobra conocidas las fracturas internas entre algunos de sus miembros.
Don Juan Carlos y doña Sofía, que en otras ocasiones ni se esforzaban en disimular la poca sintonía que existía entre ambos, hacían de tripas corazón y acudían juntos, al cumpleaños de la infanta Pilar primero, y a la cena íntima y familiar después. No se trataba de actos oficiales en los que ejercer la función regia es obligado, sino de celebraciones familiares que no tienen por qué admitir postureo.
EL EVIDENTE CAMBIO DE 'LOOK'
Al margen de los miembros de la Familia del Rey que han desaparecido del retrato estival, llama poderosamente la atención el particular estilo de cada uno en lo que a atuendos se refiere.
Don Juan Carlos es uno de los que menos se ha esmerado para esta última salida familiar: ni siquiera tuvo tiempo de meterse la camisa (más desabrochada de lo habitual) por dentro del pantalón dando a su look un toque extremadamente informal al que los ciudadanos de a pie no están acostumbrados. El bastón, las zapatillas y el reloj azul venían a completar un atuendo de lo más cómodo ahora que ya no tiene que mantener un papel de rey titular.
La reina Sofía, por su parte, optó por un caftán a juego con sus sandalias que le daban un toque completamente veraniego. Dejó esta vez en el armario los vestidos y tacones, al igual que la infanta Elena, que incluso se soltó la melena en lugar de recoger su pelo, como ha hecho otros años, en sus ya célebres trenzas.
Letizia es la única en la que no parece haber excesivo cambio con respecto a la foto de otros veranos. Elegante -quizá demasiado para tratarse de una cena informal en familia-, con una blusa de pailletes, tacones negros y joyas, su estilismo recordaba a los que emplea cuando acude a los conciertos de música que tanto le gustan. En cualquier caso, no era para menos: no todos los días se reúne la Primera Familia (casi) al completo, y menos con la que está cayendo.