El oro blanco es una aleación de metales donde se mezcla el oro amarillo convencional con metales blancos de formación platinada como el níquel, el paladio o la propia plata. La fórmula suele ser una parte de metal blanco y dos de oro amarillo. Pero, ¿cómo limpiar oro blanco?
Si tienes una joya de este material y no sabes cómo limpiarla para que luzca como el primer día, estás en el lugar indicado. Lo más importante es no rallar la capa de rodio que tienen las piezas de oro blanco. Te lo explicamos con detalle a continuación.
Trucos para limpiar el oro blanco
Las piezas de oro blanco suelen presentarse siempre con una capa de rodio, la cual crea una especie de pátina que da un aspecto liso y suave a la joya, así como un gran brillo. Este es conocido como el toque espejo porque en él se ve todo reflejado. Además, el rodio le aporta más durabilidad y resistencia, soportando mejor el paso de los años. Es uno de los metales más finos y sofisticados que puedes encontrar en todas las joyerías, pero tiene otras utilidades como la fabricación de tarjetas de gráficos, procesadores y pequeños circuitos informáticos gracias a su conductividad.
Puesto que es un material que requiere un cuidado muy especial por su elaboración, debes tener precaución a la hora de limpiar y mantener tus alianzas de oro blanco, pulseras, cadenas y pendientes de oro blanco. Es normal que con el tiempo se produzca una oxidación que genera una menor resistencia y mayor desgaste de la pieza. Es cierto que la pieza no deja de tener su aspecto plateado, aunque se ralle, pero sí pierde su brillo característico.
Antes de hacer nada, revisa bien las alianzas de oro blanco o la joya que vayas a limpiar por si tuviera algún desperfecto. En caso afirmativo, lo mejor será que recurras a un joyero que sepa tratarla y repararla antes de limpiarla. Si la pieza está en buen estado, puedes limpiarla tú mismo sin problemas con estos remedios.
1. Lavavajillas y agua
Solo necesitas jabón para los platos y agua tibia para limpiar una cadena de oro blanco o cualquier joya elaborada con este material. Para empezar, vierte agua en un recipiente en el que puedas sumergir las piezas que quieres limpiar.
Llénalo más o menos por la mitad y añade una cucharada de jabón para la vajilla con acción quita grasas. Mézclalo bien hasta que salga espuma e introduce las joyas dentro durante 20 minutos. Pasado este tiempo saca los pendientes de oro blanco y demás joyas y sécalas con un paño suave.
2. Bicarbonato de sodio y agua
Esta técnica se recomienda sobre todo para llegar a los recovecos difíciles de alcanzar, por lo que necesitarás un cepillo de dientes viejo. Mezcla en un recipiente bicarbonato de sodio y agua tibia hasta obtener una pasta, introduce el cepillo de dientes y toma un poco. Frota con suavidad la joya para no rallarla ni dañar la capa de rodio.
Realiza esta limpieza durante 5 o 10 minutos y enjuaga después la cadena de oro blanco y el resto de las joyas con agua tibia para eliminar los restos de la pasta. Por último, sécalas con un paño suave para devolverle su brillo habitual.
3. Jugo de limón y bicarbonato
Este remedio está indicado para aquellas joyas que son más gruesas de lo habitual, es decir, las que tienen una capa de rodio más ancha y pesada, entre los 0,2 y los 0,5 miligramos. Por lo tanto, no está recomendada para piezas de oro blanco delgadas ni delicadas. Es una mezcla bastante ácida por el jugo de limón, el cual debes mezclar a temperatura ambiente con bicarbonato de sodio y agua tibia mineral. Después, como en el caso anterior, necesitaremos la ayuda de un cepillo de dientes suave para una limpieza óptima.
Llena un recipiente con agua tibia mineral y sumerge las joyas dentro durante 15 o 20 minutos. Pasado este tiempo, saca la cadena de oro blanco y el resto de joyas y mezcla el limón con una cucharada de bicarbonato de sodio hasta que se forme una pasta. Con las piezas de oro todavía humedecidas, frota bien toda la superficie de la joya con la ayuda del cepillo de dientes. Después de frotar durante unos minutos, enjuaga las alianzas de oro y demás piezas y sécalas para otorgarle de nuevo su brillo.
4. Pasta de dientes
Para las piezas de oro blanco que sean lisas y no tengan recovecos esta técnica es bastante eficaz. Solo tienes que usar una pasta de dientes en crema y un cepillo de dientes suave.
Frota por toda la pieza durante unos minutos con el cepillo y un poco de pasta y aclara con agua hasta eliminar todos los restos. Seca con un paño suave para dar brillo y pulir de forma adecuada la cadena de oro y demás joyas.
5. Jugo de cebolla
Coge un recipiente pequeño y echa el jugo de una cebolla para sumergir los pendientes de oro blanco y otras piezas dentro del líquido. Deja en remojo unas dos horas, sácalas y enjuaga con agua y jabón para quitar el olor a cebolla. Aclara con agua mineral y seca con un paño suave para que brille como el primer día.
Por último, no olvides enjuagar las alianzas de oro blanco, pulseras, cadenas y pendientes de oro blanco con agua tibia después de limpiarlas, si puede ser sin cloro. Si no consigues el resultado que esperabas, no utilices líquidos corrosivos que pueden estropearlas, mejor llevarlas a un joyero.