De alguna forma, se puede decir que todos desde que nacemos intentamos manipular nuestro entorno. Los bebés lo hacen sin ser conscientes de ello, para poder sobrevivir y cubrir sus necesidades más básicas. Así, cualquier cachorro al nacer tiene unos rasgos físicos que lo hace ser adorable en su entorno y reclama la atención con sonoros lloros irresistibles al oído de sus adultos.
Esa facultad irá desapareciendo según vamos creciendo, para adquirir otras habilidades, pero hay personas que no solo la conservan, sino que además hacen una filosofía de vida de la manipulación para conseguir lo que quieren y en ocasiones utilizan esa facultad como arma peligrosa para los demás. Suelen ser personas que intentarán cambiar el modo de pensar de otras personas para beneficio propio.
Los psicólogos hacen distinción de las diferentes “presiones” que estas personas pueden ejercer a su “víctima”. Si la presión es muy grande es denominada perversión narcisista.
Esta perversión la ejecutan intentando convencer al otro de que cambie sus ideas, para su conveniencia, y lo hacen de forma muy sutil y que suele tener una efectividad arrolladora.
Los manipuladores suelen tener el don de captar los puntos débiles de otras personas y recurrirán al chantaje emocional, al miedo y en ocasiones pueden llegar a tener conductas agresivas.
¡Ojo! El miedo es un arma muy poderosa para la manipulación no sólo en personas individuales sino también para colectivos. Aprender a reconocer tus miedos es la primera fase para superarlos y así evitar, que los manipuladores se aprovechen de ellos.
Claro está que, dentro del grupo familiar, personal o íntimo es mucho más fácil que un manipulador despliegue sus redes. Y en este entorno, la persona manipulada puede estar toda la vida siendo víctima de su manipulador.
Una persona manipuladora puede llegar a alimentarse de la energía positiva de su manipulado/a y aunque aparentemente la persona manipulada necesite de ayuda psicológica para deshacerse del “parásito”, es el manipulador el que seguramente necesite de ayuda psicológica.
Pero hay que dejar claro que no todo el mundo sirve para manipular a las personas ni a todo el mundo le gusta hacerlo. Para ello hay que ser inteligente y tener buena memoria ya que se deben tener en cuenta muchos aspectos. Estos aspectos deben estar dominados a la perfección para que la manipulación sea efectiva y la persona manipuladora pueda conseguir su objetivo.
Todos alguna vez nos hemos topado con un manipulador/a y hay que tener una buena fuerza mental y una gran autoestima para no caer en su red.
Una persona manipuladora intentará que dudes de tus capacidades y que te sientas inferior a él o a los demás y su gran fortaleza es la facilidad de manejar las emociones haciéndote, en muchas ocasiones, tener un gran sentimiento de culpabilidad.
Como resumen podemos decir que las características de un manipulador son las siguientes:
- Especialistas en detectar los puntos flacos de los demás.
- Nunca se detienen hasta conseguir lo que quieren.
- En sí, la manipulación es una fuerza poderosa y por ello, necesitan cada vez más de ese poder, por lo que pueden no tener límites. Es como una droga.
- Son personas con necesidad de control y de superación (necesitan sentir que son superiores a los demás).
Pero no todos los manipuladores son iguales, hay una gran diversidad de ellos, aquí vamos a indicar las características de algunos.
El narcisista que desprestigia
Es una persona que cree en su perfección, nunca se equivoca así que siempre te hará sentir que estás equivocado y hará resaltar tus defectos.
El maquiavélico
Suele ser retorcido, cambia tus palabras o su sentido y conseguirá que desees no haber hablado, llegando incluso a hacerte sentir muy mal, pues se las arreglará para hacer ver que has hecho daño a otra persona. Puede conseguir que los demás también se lo crean.
El agresivo
Esta persona hace ver su fuerza con agresividad, por lo que consigue que los demás cedan a sus necesidades o deseos para ahorrarse el amargo trago de enfrentamientos físicos o verbales. Estos enfrentamientos le generan a la víctima un alto nivel de ansiedad al sentir esa amenaza inminente, siendo así más proclive a la manipulación.
El “pelota”
Este manipulador se va a servir de ti subiéndote el ego y haciendo que te sientas superior. Consigue que hagas todo aquello que desea metiéndote en tu consciente la idea de que tienes que hacerlo ya que él es incapaz. Puede llegar a agotarte en la dura tarea de hacer todo lo que él no quiere hacer.
Una pobre víctima de la vida
Reconocerás a este manipulador porque siempre te contará todo lo malo que le pasa, que por lo general es “todo”. Es la persona con menos suerte en esta vida y todos abusan de él. Se aprovechan de la lástima que sientes por él para obligarte a hacer lo que quieren.
A estas alturas seguro que has reconocido a más de uno de tu entorno.
Y es difícil pero prioritario para nosotros mismos reconocerlos a tiempo y apartarnos de ellos, o al menos conseguir no ser su víctima. Para ello deberemos siempre tener nuestras propias prioridades, defendernos emocionalmente e incluso si es necesario físicamente, saber decir “no” sin sentirnos culpables y sobre todo respetarnos a nosotros mismos más que a nadie.
Tenemos que notar conscientemente el intento de manipulación, no es que estemos siempre pendientes y de ser mal pensadores, pero sí haber ejercitado la idea de que tenemos derechos que no se deben traspasar o violar.
Si estamos seguros de nuestros derechos será más difícil que nos consigan manipular, y si nos sentimos menospreciados en alguna ocasión debemos reaccionar rápidamente poniendo las cosas en su sitio.
Pensar es bueno siempre, así que antes de realizar alguna solicitud reflexiona, la gran mayoría de las manipulaciones se hacen con la presión del tiempo, el manipulador siempre intenta meterte prisa.
No hay que dejar que nadie invada nuestro espacio personal y con ello nuestras emociones, así nadie nos podrá hacer daño.
Sobre todo, y lo más importante si caes en las redes de un manipulador, no te sientas mal, lucha por salir de esas relaciones tóxicas y siempre pensando que tú no has tenido la culpa.
Y no dudes nunca de tus ideas, estos “ácaros sociales” son muy hábiles al interpretar la comunicación no verbal y utilizarán sus artes persuasorias para anularte.