Ser un Ribera del Duero clásico, es decir, con estructura, potencia, una gran casta reconocible, pero a la vez, afinarlo, jugar con esa fuerza para darle más frescura, buscarle más elegancia, si cabe. Ese es el objetivo cumplido de esta novedad, El Espino, que acaba de presentar Áster, la bodega en el Duero, perteneciente a la poderosa La Rioja Alta S. A.
Esta es una bodega centenaria situada en el barrio de la Estación de Haro, en, por supuesto, Rioja Alta. Su marca más poderosa es Viña Ardanza, uno de los grandes vinos españoles históricos que, con los años, o los lustros, ha evolucionado tan bien que sigue siendo un clásico, pero moderno, un vino que no falla nunca.
Junto a ellos, los inigualables grandes reservas 890 y 904, que te trasportan a los mejores riojas de esta denominación, desde que existe. Sin olvidar al Viña Arana, también gran reserva, o Viña Alberdi; todas las marcas que llevan los nombres de los primeros socios, vascos ellos, que fundaron la bodega en 1890.
Diversificar para perdurar
La casa madre enseguida supo diversificar. En Rioja Alavesa pusieron en marcha Torre de Oña, una finca excelente cargada de viñedos, presidida por un edificio social donde disfrutar del enoturismo y recibir a las visitas; y en Rías Baixas, la bodega y viñedos de Lagar de Cervera.
Y en Ribera del Duero, Áster, donde ya empezaron a tomar posiciones a finales de los ochenta cuando se vio que la zona iba para adelante y tendría un gran futuro. Se hicieron con 95 hectáreas en la Ribera Burgalesa, y como en Torre de Oña, junto a la bodega montaron una mansión elegante para recepción, visitas y zona social.
Su vino base es el Áster Crianza, en la actualidad del 2019. Elaborado totalmente con tempranillo, ha tenido una crianza de 16 meses en barricas de roble francés; y luego ha reposado dos años en botellero. Podríamos decir que es un clásico de Ribera del Duero, bien hecho. En la nariz dominan los aromas de frutos negros, como zarzamora, ciruela, arándanos, ligados a otros procedentes de la crianza en barrica, es decir, cacao, pastelería, ahumados. La boca fluida, con consistencia y estructura, pero de muy buen paso. Su precio es de 18 euros.
En un principio se juntaban todas las diferentes parcelas, aunque estudiaban independientemente cada una. Y había una de ellas, llamada el Otero, que era especial, añada tras añada daba unos vinos todavía más ricos.
Fue entonces cuando Alejandro López, el enólogo de la casa, decidió separarlos, y así nació el Áster Finca El Otero. Este 2019, también con 16 meses en barrica, ha pasado por largas maceraciones y un cuidado exquisito. Se seleccionaron para embotellar las 85 mejores barricas. El resultado es un vino con una nariz muy elegante y compleja, fruta madura, tonos especiados de pimienta, recuerdos minerales; y una boca muy redonda, de paso aterciopelado y muy larga. Su P.V.P. es de 52 euros.
Y ahora acaban de sacar El Espino, con mezclas de uvas de tres fincas diferentes, una de ellas, la que da nombre al vino, todas situadas en los alrededores del pueblecito de Anguix. El objetivo es formar parte de las nuevas tendencias que buscan vinos más elegantes y frescos, sin perder la tipicidad de la zona. Con 12 meses de crianza en barrica, para que la madera influya menos, este 2020, al igual que sus hermanos, domina en nariz la fruta negra, es muy expresivo, directo, cargado de matices. La boca se distingue por su frescura, redondez y elegancia. Una excelente novedad que sale al precio de 32 euros.