Misericordia Bello, la presidenta del Consejo Regulador de la denominación de origen Bierzo, es una mujer de carácter, con las ideas tremendamente claras, entre ellas la de montar buenos equipos y trabajar en sintonía. Una de las primeras mujeres en presidir un consejo regulador, concretamente el de Bierzo; y con un mandato muy ejecutivo, nada de simplemente figurar. Hace siete años y medio, cuando llegó a la presidencia del Consejo, se encontró con una denominación en crisis que no había salido muy bien de la económica del 2008.
El consumidor se fue a los valores “refugio”, es decir, vinos reconocidos de Rioja o Ribera de Duero; y el grueso de las denominaciones sufrió mucho, entre ellas la suya. Consciente de que tenía una variedad de uva de gran personalidad como la mencía, y un numeroso grupo de jóvenes viticultores-bodegueros detrás, se lanzó al ataque.
Hoy el pequeño Bierzo es una de las denominaciones de origen más reconocidas y deseadas de España, con prestigio internacional. Pionera junto con Priorat, y antes que Rioja, Cava o Penedés, en establecer la “zonificación” o diferenciación de terrenos y viñedos para hacer vinos de villa, vinos de paraje… Una auténtica revolución.
- ¿Que hay que hacer para pasar de una zona en crisis a una zona consolidada en solo siete años y medio?
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Trabajar y tener confianza. Nada más empezar constituimos una junta directiva con gente que se cree su comarca sin ningún complejo. Un equipo muy cualificado del que he tenido la suerte de ser la cabeza visible.
- ¿Cuáles son las virtudes de Bierzo?
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Tiene muchas. En primer lugar, su situación geográfica con un clima que, a diferencia de otras zonas de España, es de tendencia atlántica. Luego dos variedades fundamentales, aunque hemos autorizado alguna más, que son la mencía en tintos y la godello en blancos; ambas de una extraordinaria personalidad, y autóctonas de esta tierra.
- ¿Y esas variedades nuevas?
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Hemos aceptado dos autóctonas de estas tierras, como la merenzao y la estaladiño. También la garnacha tintorera ha sido admitida. Además, hemos abierto el espacio físico de la denominación a diez localidades más que lo habían solicitado y que cumplían con los requisitos. Y por último una vieja reivindicación local, que es admitir el vino clarete, tradicional, bajo el paraguas de la marca Bierzo.
- ¿Cuáles son los principales hitos de estos años de presidencia?
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La idea ha sido ambiciosa, y es que entre las denominaciones de origen del mundo teníamos que significarnos, y posicionarnos como una D.O. especial. Que nuestros bodegueros hagan unos vinazos, es una gran ventaja, pero eso es su trabajo, no el del Consejo Regulador. Nuestro trabajo ha consistido en crear una gran imagen de las marcas. Contando con estos mimbres hemos conseguido hacer un gran cesto.
Un ejemplo: en España hay 67 denominaciones de origen, y nosotros, que somos bastante pequeños, ocupamos el noveno puesto en presencia en prensa. Teníamos pocos recursos, pero hemos sabido utilizarlos bien. Pero un punto clave es que estamos sabiendo dar una imagen de modernidad y de dinamismo.
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¿Quizá uno de los mayores éxitos está en la “zonificación”?
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Primero fue Priorat, nosotros los segundos, y nos ayudaron mucho; luego ya ha seguido el resto, sobre todo los más grandes. Nuestra denominación tiene unas características geográficas especiales, una gran diferenciación de suelos, alturas, diferentes espacios geológicos. Hay vinos de Bierzo en general, pero también hay vinos de villa, vinos de parajes determinados, con el objetivo de dar una gran trazabilidad a nuestros vinos de cara al consumidor; y sobre todo hacer que esos vinos representen el terruño concreto de cada elaboración. Es un gran paso para nosotros, y desde luego una gran ventaja para el consumidor. En concreto un tercio de nuestras bodegas se han adaptado a la nueva clasificación.
- ¿Sois la primera denominación de origen de Castilla y León que os habéis convertido en certificadora?
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Efectivamente. Somos los primeros en convertirnos en “certificadora” internacional de calidad; y a la vez estamos certificados por ENAC (Entidad Nacional de Acreditación). Esto es una vuelta más de tuerca en la exigencia de calidad y la búsqueda de la excelencia. Y una garantía, sobre todo en muchos países extranjeros a los que exportamos.
- ¿De que se siente más orgullosa de lo realizado durante este tiempo?
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Hemos hecho muchas cosas, desde sanear cuentas hasta lo que hemos hablado de zonificación, pero de lo que me siento más orgullosa es el de haber dirigido un equipo unido, compacto, que hemos sabido poner a Bierzo en el mapa vinícola y en el mapa mediático, a nivel mundial.