El sector del vino comienza a estar afectado por las restricciones del covid-19. Viñedo, producción y, sobre todo, venta, se ven ya perjudicadas por los estragos de la pandemia. Pero siempre hay luz al final del túnel. Hablamos con José Moro, presidente de Bodegas Emilio Moro, para saber hasta qué punto puede el coronavirus dañar a las bodegas, y conocer las medidas que esta familia bodeguera está tomando para sortear la crisis.
Cuando el primer Emilio Moro fundó la bodega original allá por 1891, nadie podía imaginar que un virus pondría en tela de juicio todo el trabajo realizado durante más de un siglo. El abuelo de los actuales propietarios, fue quien eligió el enclave privilegiado de la Ribera de Duero, rodeado de viñedos, donde aún hoy continúa en pie la bodega, y también quien enseñó a su hijo el amor por el vino. Pasión y saber hacer que desde entonces se ha transmitido a tres generaciones.
José y Javier Moro se hacen actualmente cargo de la bodega, una de las más antiguas de Pesquera del Duero (Valladolid), que posee unas 200 hectáreas de viñedo propio, plantado e injertado con un clon de tinta fina recuperado de sus viñas más viejas. Algunos de sus pagos más conocidos son Resalso, plantado el año en que nació Emilio Moro padre (1932), Valderramiro, con los vasos más antiguos de la bodega y la cuna de su gran vino de pago, Malleolus de Valderramiro, Sanchomartín, que ofrece vinos ideales para la crianza, o Camino Viejo, donde nace Malleolus.
Cocinillas: ¿Podría llegar a afectar el coronavirus a la vendimia?
José Moro: “Por supuesto. En el campo no puedes dejar de trabajar, la viña tiene unos procesos y requiere unos tratamientos. Todo lleva su secuencia lógica. El trabajo del viñedo no puede parar si queremos seguir produciendo vino. Nosotros, en un ciclo normal, tenemos una cosecha en barrica, otra en depósitos y otra en botella. La de barrica se embotella y la de depósito baja a barrica. Para que esos depósitos estén vacíos hay que embotellar, hay que dejar sitio para afrontar la vendimia. Esto hay que hacerlo sí o sí, porque si te quedas sin depósitos no puedes vendimiar”.
Adaptarse para seguir creciendo
La crisis sanitaria del covid-19 ha empezado a dar los primeros coletazos de una inevitable recesión económica y social que afectará a todos los sectores. Incluido el vino. “Está claro que desde el punto de vista de la salud nos afecta a todos, pero concretamente el parón de la hostelería nos ha empezado a afectar a las bodegas en una enorme bajada de ventas en el sector de la restauración. Sin embargo, como contrapunto, hay que decir que por otro lado éstas han subido en grandes superficies y a través de comercio electrónico”, comenta José Moro. No todo son malas noticias.
Para plantarle cara a esta difícil situación, la familia Moro trabaja sin descanso desde casa. “Nos obligan a parar, pero el trabajo en una bodega no cesa. Los bodegueros, ahora más que nunca, debemos adaptarnos a los cambios que vienen, que son cambios culturales también, y aprovechar el confinamiento para poner en marcha un nuevo 'business intelligence' que se adecúe a las nuevas necesidades”, adelanta el CEO más influyente del año según Club CEO España, uno de los cien empresarios más creativos por la revista Forbes.
“A partir de ahora va a ser absolutamente fundamental encontrar otras formas de ver y de entender la gestión de la bodega, y en eso estamos trabajando ahora que de alguna manera se nos ha quitado el día a día”.
Cocinillas: ¿En qué se aprecia ya el cambio?
José Moro: “Lo estamos viendo en varias cosas. Nosotros teníamos una tienda online muy poco activa, quizás porque no creíamos mucho en ella, y con el tema del covid-19 hemos puesto una campaña en marcha y en 10 días hemos vendido más que en un año y medio. Gente que no acostumbraba a comprar vino por internet lo está haciendo ahora. Las cosas van a cambiar mucho a partir de ahora, y la comunicación tiene que fluir también de otra manera con los distribuidores. Al final todo pasa por algo, y lo que tenemos es que aprender de esta situación lo máximo que podamos”.
Cocinillas: Y también adaptarse, porque hay muchos factores que no sabemos todavía cómo van a evolucionar…
José Moro: “Por supuesto. La capacidad de adaptación del ser humano, de resetearse constantemente, vale mucho más que tener conocimiento hoy en día. Nosotros ya llevábamos un tiempo poniendo en marcha lo que para nosotros es ‘la bodega del futuro’, que requiere una tecnología y una digitalización más avanzada. No sólo en los procesos productivos de campo y bodega, que ahí ya estábamos a la vanguardia. Hay que tener unas nuevas tecnologías funcionando perfectamente, porque la manera de gestionar va a ir cambiando. Hoy esto es más imprescindible que nunca. Es el oro del siglo XXI”.
Soluciones solidarias
Como marca, Emilio Moro ha mostrado en numerosas ocasiones su fuerte compromiso con la sociedad y con las personas más desfavorecidas. Por eso, ante la crisis del coronavirus, la bodega quiso estar al lado del consumidor durante los difíciles días que vive el país a través de la campaña ‘Emilio Moro Une’, que pretendía que todos los españoles brindáramos y mandáramos un mensaje de esperanza a nuestros seres queridos a través del vino.
“Fue un acto de solidaridad con todos nuestros clientes y con toda la gente que nos sigue en las redes sociales. Queríamos unir a esos consumidores a través de una botella de vino, porque el vino es el mayor catalizador de relaciones humanas. El vino une y saca lo mejor de las personas, es algo cultural y saludable”, explica José Moro. “Con esta acción cualquier consumidor podía enviar una caja o un estuche de vino a quien quisiera con un mensaje de amor, de cariño o de esperanza, para darle ánimos”.
Bajo esta premisa, tanto Emilio Moro como Cepa 21, la bodega de innovación de la familia Moro, ofrecieron un descuento exclusivo del 25% a través de su tienda online en todas sus referencias, y lo enviaban a domicilio con el mensaje que cada uno desease. “Para nosotros este descuento era en realidad una manera de agradecer a nuestros clientes por habernos ayudado a hacer nuestra marca más grande cada día; queríamos ser generosos con aquellos que por uno u otro motivo se ven ahora en peores condiciones laborales o personales, que todo el mundo pudiera regalar vino y unas palabras de ánimo a esa persona que echa de menos”.
En este momento, por responsabilidad social y siguiendo las recomendaciones de seguridad frente a la propagación de la pandemia que ha tomado el gobierno en las últimas semanas, la bodega ha decidido parar toda su actividad, incluida la campaña, al considerar que la suya no es una actividad prioritaria ahora. “Podemos aguantar diez o quince días cerrados, y de esta manera estaremos protegiendo a nuestros trabajadores”, dice Moro.
Aún así, y tras el éxito sin precedentes en la historia de la bodega de una campaña que elevó los pedidos de vinos online a más de 300 en solo un fin de semana (superando las cifras del Black Friday), la familia Moro sigue apostando por dedicar su mayor brindis al apoyo del personal sanitario. Cuando todo esto termine, Emilio Moro y Cepa 21 quieren rendir un merecido homenaje a todos esos héroes con bata que, con su esfuerzo y sacrificio, están luchando contra la pandemia. Todos ellos podrán disfrutar, durante un mes desde que finalice el estado de alarma, de una jornada de enoturismo gratuita y muy especial. “Abrirles las puertas de nuestras bodegas, además de salir cada tarde a nuestros balcones a aplaudir su heroicidad, es lo mínimo que podemos hacer para darles un gracias eterno e infinito”, asegura el bodeguero.
Cocinillas: ¿Y después del parón, qué?
José Moro: "Para nosotros no hay ningún parón. Cada minuto hay un presente y no podemos dejar de trabajar la mente para alcanzar el futuro que queremos. Después, nos tendremos que reorganizar, porque la crisis no dejará el mismo poder adquisitivo, así que posiblemente tengamos que elaborar vinos más jóvenes, más asequibles, adecuar la producción a la demanda, cambiar el plan estratégico y definir otra serie de cosas que serán absolutamente fundamentales en cada momento. Porque ahora el objetivo prioritario va a ser subsistir, ya no habrá cuenta de resultados que valga. Por suerte, aprendimos de la crisis de 2008".
Cocinillas: Mucho trabajo por hacer entonces...
José Moro: Mucho. Y según el nivel de consciencia que tenga cada uno, logrará sacar un mayor aprendizaje de esta gran lección que nos está dando la naturaleza.
Gestión emocional
Y es que si algo favorable puede derivarse del complicado momento que vive España y el mundo, es que todos aprenderemos algo. Las lecciones del coronavirus, del confinamiento y del cese de actividad son sanitarias, económicas, políticas, sociales y también humanas. “Estoy llamando más que nunca a mis amigos para saber cómo están y darles apoyo y cariño”, reconoce. “Por muy dura que sea la situación individual de cada uno, todos vamos a salir de una manera o de otra. A mí, particularmente, más que faltarme algo, esta situación me está humanizando, me está haciendo pensar más con el corazón que con la mente. Y cuando piensas con el corazón miras las cosas con una perspectiva totalmente diferente”.
La gestión emocional, añade José Moro, es muy importante ahora. “No te puedes hundir en tu miseria interior, no te puedes hundir en la tristeza, porque al final es puro cianuro para tu cuerpo. Hay una desgracia y hay que saber entenderla, hay que ser coherentes y conscientes, saber aceptar lo que está pasando y mantener la alegría”. Honestidad y optimismo como base para sobrevivir a la crisis del coronavirus.